Los imprescindibles
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Carlos Marighella
Carta al Ejecutivo del Partido Comunista Brasileño solicitando su renuncia -extracto- Río, Diciembre 1966
«El Ejecutivo cree en la dirección de la burguesía y este hecho es decisivo en la toma de posiciones. Según el punto de partida a propósito de esta cuestión, las demás cuestiones serán resueltas de una forma o de otra. La cuestión más importante, la fundamental, es la cuestión del poder. Los revolucionarios en Brasil no se pueden proponer otra cosa que no sea la toma del poder, conjuntamente con las masas. No hay por qué luchar para que el poder sea dado a la burguesía, para que sea constituido un gobierno bajo la hegemonía burguesa. Eso fue lo que se pretendió con el gobierno nacionalista democrático. Es lo que se pretende ahora, proponiéndose la conquista de un gobierno más o menos avanzado, eufemismo que traduce la esperanza de un gobierno bajo la hegemonía burguesa, destinado a resolver los problemas del pueblo.
Eso significa la renuncia a la lucha por el poder a través de la acción revolucionaria, la confianza en el camino pacífico y electoral, la capitulación ante la burguesía.
La constitución fascista, autoritaria, que elimina el monopolio estatal, sustenta la actual estructura agraria retrógrada, que asegura la total entrega del país a los Estados Unidos, que reduce el Parlamento y la Justicia a instrumentos débiles del Poder Ejecutivo, tal constitución no permitirá ningún gobierno democrático por vía electoral. Es necesario derribar a la dictadura, establecer un gobierno apoyado en otra base, en otra estructura. Fuera de eso es permanecer diez, veinte años más, haciendo acuerdos electorales y ayudando a las clases dominantes y al imperialismo norteamericano a mantener el Brasil como una dictadura institucionalizada, al servicio de la represión del movimiento de liberación de los pueblos latinoamericanos. La conclusión no puede ser diferente, sobre todo frente a veinte años de acuerdos electorales hechos en el pasado, acuerdos electorales sin principios, los cuales nos desacreditaron y desgastaron ante las masas. Son tentativas inviables, práctica y teóricamente, pues la época de las revoluciones democrático liberales ya está ultrapasada”.