Crónica de la Diada del País Valencia (9 de octubre)
La manifestación comenzaba a las 18:00, sin embargo pasadas un poco las 17:30 ya se estaban empezando a concentrar y llegar las primeras personas. Como era de esperar a tan solo unos metros, ya estaban situados un gran número de energúmenos para hacer la contramanifestación. Como siempre escoltados por la policía. Antes de salir ya se notaba como se caldeaba el ambiente e iba aumentando la tensión. Los blaveros lanzaron huevos, posteriormente y durante toda la manifestación, consignas de ambos lados y un gran número de policías haciendo un cordón.
Bien, llega la hora y empezamos a salir, ¿pero que es lo que ocurre? Los fascistas también salen y taponan la salida, que ya de por sí era minúscula, una acera cubierta por un lado por un edificio y por el otro por la policía. Toca volver hacia atrás puesto que están presionando y haciendo tapón. Segundo intento, volvemos a salir, pero antes de poder coger la carretera principal nos encontramos con que vuelve a estar cerrada por la policía y más allá por los nazis. Quedamos durante varios minutos en esa situación, toda una calle llena de manifestantes antifascistas y frente a ellos, a no más de 20 metros, un grupo mucho mayor de fascistas insultando, provocando y amenazando. Entremedias el cordón policial el cual un salvaje no paró de intentar romper hasta que lo consiguió. En dicho momento antidisturbios se centraron en él, lo que facilitó que un gran número de fascistas saliesen corriendo a agredir a personas de la manifestación (aquí es cuando ocurre lo de los famosos vídeos en los que agreden a una chica y a un chico), ¿qué es lo primero que hace la policía? No podía ser otra cosa que cargar contra los antifascistas. Finalmente los antidisturbios vuelven a establecer el cordón policial que inicialmente nos separa. Y por fin empieza la manifestación. Una HUMILLANTE manifestación, obligados a ir encajonados por la policía, una policía que nos encajonaba a nosotros en vez de impedir que los fascistas invadieran la calzada para increparnos, en fin, ninguna novedad.
A partir de aquí transcurre la manifestación, seriamos unos 100 antifascistas, 200 como mucho, sin embargo la contramanifestación inundaba la calle, no sabría cifrar cuantos serían, pero como mínimo el doble o incluso el triple. Seguimos la manifestación entre constantes agresiones verbales (con un claro matiz cargadamente fascista y machista, por un lado estaban los hombres que eran unos “traidores y guarros” y por otro las mujeres que además de traidoras eran “unas putas, infollables, etc”) y físicas, si bien podrían haber sido más, los intentos eran perseverantes durante todo el trayecto y por supuesto tampoco faltaron los empujones de los antidisturbios.
Con este panorama llegamos al final del recorrido. O a lo que debería haber sido el final, ya que nos desviamos para acabar en otro lugar debido a que la plaza que iba a ser destino estaba totalmente llena de nazis. Mientras llegamos al nuevo destino, y con toda la tensión que se generó durante el recorrido, empiezan a surgir rumores de que hay nazis armados esperándonos entre las callejuelas.
Finalmente conseguimos irnos un numeroso grupo de personas, prácticamente toda la manifestación junta, hasta una zona más segura en la que poder dispersarse. Por las noticias recibidas hasta ahora (01:00) no parece que haya habido más agresiones, aunque también hay rumores de que los nazis han salido de “caza” esta noche por Benimaclet, uno de los barrios donde se concentran más pisos de estudiantes sobretodo activos en luchas sociales.
En definitiva, hoy se ha vivido un gran maremoto de emociones, rabia, impotencia y humillación. Por haber sufrido esta enorme derrota en un día como hoy, por el sentimiento constante de amenazas y agobio de estar encerrados y embutidos por todas partes. Por ver toda aquella gente con los ojos inyectados en sangre supurando el odio más visceral y puro por todos y cada uno de sus poros y echando sobre nosotras todo el veneno que el Estado fascista les ha inyectado.
Finalizada esta manifestación quedan muchas cuestiones en el tintero en las que trabajar, resolver y aprender.
La más clara es lo mucho que ha calado el mensaje anticatalanistas de los grupúsculos fascistas y de los partidos políticos durante los últimos años.
“Els carrers sempre seran nostres”, si, pero ¿y la gente? La clase obrera ahora mismo no está con nosotros y es por ello por lo que hemos de trabajar, pero de verdad, el fascismo está ganando la guerra y no lo podemos permitir. Pero pese a ello mañana no debe ser un día de tristeza y lamentaciones, debe ser un día de levantar la cabeza, mirar al frente y replantear las estrategias. Lo único que tenemos es a nosotras mismas y las inmensas ganas de crear un mundo justo, no las perdamos, camaradas, ¡Venceremos!
R.S.