Sobre Catalunya:
–Libertad Jordi Sànchez, Jordi Cuixart, Libertad presos políticos.
La Audiencia Nacional, heredera del Tribunal de Orden Público fascista, decidió encarcelar al Presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, y al Presidente de la Assemblea Nacional Catalana, Jordi Sànchez. Su único delito ha sido tener ideas políticas independentistas y actuar en defensa de ellas.
El Estado demuestra su esencia reaccionaria, fascista, donde existen tribunales, como la Audiencia Nacional, que juzgan y persiguen las ideas políticas de los ciudadanos, algo inconcebible en un estado que se denomine y precie de democrático.
Sin embargo, Jordi Cuixart y Jordi Sánchez no son los primeros presos políticos de este Estado criminal, sino que en sus cárceles existen otros presos políticos comunistas, anarquistas, sindicalistas o independentistas. Mientras los ladrones y corruptos del PP y el PSOE están en la calle, al igual que torturadores fascistas como Billy el Niño; Jordi Sànchez, Jordi Cuixart, Arenas, y tantos otros comunistas, sindicalistas o independentistas están en las cárceles por el mero hecho de disentir políticamente de un Estado que niega los derechos democráticos a los pueblos y a los trabajadores.
El encarcelamiento de Cuixart y Sànchez es responsabilidad directa del Gobierno corrupto de Rajoy, de un Fiscal General reprobado por el Parlamento por el indecente comportamiento del Fiscal Anticorrupción en el caso Lezo, pero también por el apoyo incondicional del PSOE y C’s. Todos ellos son responsables de la represión política en el estado español. El rostro fascista de todos ellos se aprecian en las declaraciones, en el día de ayer, del propio Xavier García Albiol, que llamaba a ilegalizar a todos los partidos que en su programa incluyan sus anhelos de proclamación de una república.
El Comitè Nacional del PCOC rechaza el encarcelamiento de Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, se solidariza con ellos dos, con Òmnium y la ANC y con todos los presos políticos y exige la inmediata puesta en libertad de todos ellos. Así mismo, exigimos al President Puigdemont que cumpla con el mandato que nuestro pueblo dio y haga que el Parlament de Catalunya declare sin ambages la independencia y proclame solemnemente la República Catalana. Por último, nuestro partido apoya, y participará, en todas las movilizaciones que se celebrarán contra la represión del Estado y porque se ejecute el mandato dado por nuestro pueblo el pasado día 1 de octubre.
Comitè Nacional del Partit Comunista Obrer de Catalunya (P.C.O.C.)
-“No somos fachas, somos españoles”
Jon Odriozola
Me contaba Antonio Álvarez-Solís que los exiliados en París desviaban el rumbo de su coche cuando veían alguna limousín de color negro con sendas banderitas españolas en la proa del auto: lo asociaban con fascismo.
Ayer se acarrearon miles y miles de españolitos y españolazos en Vía Layetana (los que tenemos memoria sabemos de la comisaría de Policía Armada allí sita donde se torturaba de lo lindo) con gritos de «Puigdemont a la cárcel»; todavía no toca decir «Puigdemont, al paredón».
Siempre que se convoca una manifestación es contra algo o alguien, pasa también con los premios literarios. Ayer era contra la mayoría independentista del pueblo catalán y su «a por ellos» dando por hecho que son «extranjeros» y se va a «tierra conquistada» a «reconquistarla».
«No somos fachas, somos españoles», ululaban quienes no gustan de que les llamen por su nombre: fascistas. Que a un comunista le llamen «comunista», pretendiendo insultarlo, lo tiene a gala y como timbre de gloria y orgullo. Los fachas, parece ser, llevan mal esto. Como azuzadores profesionales del insulto diario como el fascista Carlos Herrera, por ejemplo.
Por último, entre tanta bandera española que se veía, ¿no había ni una sola que fuera republicana? ¿Será esta una bandera «antiespañola» a fuer de ser antifascista? Ya cantaba la folklórica: «banderita tú eres roja, banderita tu eres gualda…». Ahí lo dejo.
Nota.- Por cierto, a cuenta de la «ilegalidad» del referéndum, no conozco en la historia ningún avance progresista –no digamos una Revolución, que no es el caso catalán– que haya sido «legal» desde el punto de vista del orden constituido.
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