Cartas desde prisión
Lucio García Blanco
Topas, 4 septiembre 2017
Lo que me han retenido la anterior semana, por carecer de depósito legal, ha sido una revista asturiana «Sentíu Críticu». Mas, para fastidiar doblemente, hace unos días que pedí 5 cosas al demandadero (que con anterioridad me solían traer) y solo me han traído lapiceros; me han denegado hasta el corrector de escritura, pegamento de papel, una bombilla, etc. O sea que vamos de Guatemala a guatepeor. Me comentabas tú que hiciese algún trabajo manual y con estos últimos recortes, ya no hay ninguna posibilidad de hacerlo.
Entrando en harina política cabe señalar que, tanto la situación política de nuestro país como la que se está dando a nivel internacional, se están poniendo más calientes que el propio verano y sus múltiples incendios forestales; así que me parece bastante negativa y peligrosa esa corriente de opinión política que según me venís informando viene planteando que ya no hay peligro de guerra mundial, basándose al parece en la hipótesis de que el imperialismo de los EE.UU. y sus aliados no se opondrán militarmente al desplazamiento de su hegemonía económica y financiera por el grupo de países BRICS que lideran China y Rusia, lo que en realidad ya se viene produciendo. Y claro que esta afirmación refleja que no entienden la propia historia. Mas también es preciso tener en cuenta que nos hallamos inmersos en la crisis general, ya crónica y permanente del capitalismo, en la que ya no hay margen ni mercados para que el sistema se pueda seguir desarrollando. De ahí que están dispuestos a provocar una destrucción masiva de fuerzas productivas y, todo lo que se ponga por delante, para poder tener algunas décadas de crecimiento económico; lo que con las armas nucleares va a costar muchos millones de muertos.
Por otra parte ahí están los hechos, como la creciente tensión militar que el imperialismo yanqui viene provocando en Corea del Norte con sus grandes maniobras militares en Corea del Sur y el traslado de armamento nuclear a este país, a lo que viene respondiendo firmemente Corea del Norte con el lanzamiento de misiles; y hoy acaban de informar de que han hecho un ensayo nuclear mucho más potente que los anteriores. En esta dinámica la guerra puede estallar en cualquier momento, y no podemos pasar por alto que el objetivo principal de los yanquis en la zona es China.
Pero en los últimos días, también está subiendo peligrosamente la tensión entre Rusia y los EE.UU., por las nuevas sanciones que estos y sus aliados han impuesto a los rusos, y por las respectivas expulsiones del personal a los rusos, y por las respectivas expulsiones del personal que representa a los dos países fuera del suyo. El último de estos episodios ha sido el cierre del consulado ruso en San Francisco, y Putin ya ha anunciado su réplica.
Las intenciones del imperialismo yanqui de provocar la guerra entre las grandes ponencias, y en concreto de atacar a Rusia para hacerse con sus materias primas, son bien evidentes desde hace tiempo. El propio Obama dejó instaladas todo tipo de armas y tropas en distintos países de Europa del Este y Oeste -incluidas 180 bombas atómicas- para imponer un amplio cerco a este país. Y pocos días después de la llegada de Trump a la Casa Blanca este anunciaba que no respetaría el tratado de armas nucleares que tenían pactado con Rusia, a lo que Putin respondió que impulsarían un nuevo desarrollo de esas armas.
Así mismo, es preciso tener en cuenta que, en realidad, la III guerra mundial ya se inició al poco tiempo de la desaparición de la URSS -que era el único obstáculo que frenaba al imperialismo- a través de la guerra contra Irak, a la que siguió la de Afganistán, Yugoslavia, Libia, Siria, etc. Recién llegadas al capitalismo, después de su etapa socialista, Rusia y China no estaban en condiciones de poder responder al imperialismo y no les quedó más remedio que ceder a sus presiones y exigencias para poder integrarse en los mercados capitalistas, aunque posteriormente han ido reponiéndose y haciéndose con numerosas zonas de influencia en todos el mundo partiendo de los BRICS. No obstante, ante el peligro de que los EE.UU. pudiesen ganar la guerra siria y asentarse en su territorio, que es un buen socio de Rusia y está cercano a sus fronteras, los rusos ya optaron por implicarse en ella y han terminado imponiéndose, junto a Irán, Hezbollah y los propios sirios, lo que ha supuesto una considerable derrota para los norteamericanos y todo el bloque imperialista.
Claro que tampoco podemos pasar por alto que si la actual Venezuela no contase con el apoyo de Rusia y China, es muy probable que los propios yanquis ya hubiesen intervenido allí para derrocar al régimen chavista, y en una cuantas zonas más del planeta se vienen dando situaciones bastante similares.
En ese sentido bien se puede afirmar que Rusia, China y su bloque militar, se están perfilando ya como contrapeso del imperialismo, y la punta de lanza del frente antiimperialista. Y aquí también hay que hacer una mención especial a Corea del Norte. Mas asimismo es preciso rechazar y criticar abiertamente esa corriente que intenta ocultar el actual peligro de enfrentamiento militar entre las grandes potencias, y tratar de impulsar por todas partes un potente movimiento antiimperialista que, además de oponerse a la guerra, denuncie claramente el papel que vienen jugando nuestro país como firme aliado de los EE.UU. y miembro de la OTAN. Es un verdadero atropello que recientemente Rajoy haya elevado el presupuesto militar en un 30%. Y el próximo 26 de septiembre en la Casa blanca dará todo su apoyo a los plantes militaristas de Trump.
Respecto a la situación política de aquí no me enrollaré mucho. Como era de esperar, el propio Estado y sus servidores políticos vienen desarrollando una gran campaña de guerra sucia y desprestigio mediático contra el justo proceso catalán por su derecho a la autodeterminación. Con ello ni que decir tiene que pretenden preparar el terreno para tratar de justificar el arsenal de medidas represivas, así como de restricción de derechos que ya tienen pensados. Y claro que los tribunales y leyes de excepción en los que se sustenta el régimen nacido en 1939, permitirán todo tipo de imposiciones. Pero no le servirán de mucho porque el pueblo catalán ya ha demostrado que está dispuesto a seguir en la lucha hasta conseguir sus objetivos; y en ese mismo camino también está la lucha de la clase obrera y popular del conjunto del Estado por conseguir una ruptura democrática, que conlleve alcanzar los derechos sociales y las libertades políticas elementales, la amnistía para los presos políticos, etc. La cuestión es que se fragüe lo antes posible la unidad de todas las fuerzas antifascistas y democráticas, y no cabe duda de que la situación es favorable para ello.
«Hai qu’armala»
Lucio