Cayetano Carpio, otro enorme imprescindible.

Cayetano Carpio.

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Cayetano Carpio

Comunista salvadoreño, fundador de las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí. Su trayectoria en el movimiento revolucionario se remonta a los años 40.

De oficio panadero, en 1943 participó en su primera huelga y en 1945 ingresó en el Partido Comunista Salvadoreño (PCS). Su actividad se centró en la organización del movimiento obrero hasta que, en 1952, fue detenido; pasó en la cárcel año y medio, consiguió fugarse y exiliarse a México. De allí pasó a residir en la URSS durante varios años; cursó estudios en la Escuela de Cuadros del PCUS y, de vuelta a El Salvador, fue elegido Secretario General del PCS. Ya en la década de los años 70 se van configurando dentro del Partido dos líneas. Una mayoritaria que apuesta por las vías legales y pacíficas y otra que aglutina a los sectores más conscientes de la clase obrera que empuja hacia posiciones más combativas. En 1969 cuando el PCS llama a los trabajadores a apoyar al militar de turno en la guerra contra el pueblo de Honduras, Cayetano Carpio presentó su dimisión como Secretario General y junto a otros militantes creó las Fuerzas Populares de Liberación que se convirtieron en un punto de referencia de la lucha revolucionaria en El Salvador.

A comienzos de los años 80 se vuelven a repetir las mismas diferencias, esta vez en el Frente Farabundo Martí. Cayetano Carpio una vez más representa la línea marxista-leninista en los procesos de liberación centroamericanos y mantenía la necesidad de crear un partido comunista que, desde las posiciones del proletariado, dirigiera la lucha de liberación nacional, de forma que asegurase que los procesos revolucionarios no quedaran a mitad de camino bajo el lema de cambiar algo para que todo siguiera igual. Hoy, a más de treinta años de distancia, se ha comprobado que Carpio no se equivocó. Todos los procesos pacificadores de Guatemala, El Salvador y la Revolución Sandinista incluida han quedado en manos de la burguesía que se ha encargado de ser la garante de los intereses de las multinacionales, de las oligarquías locales y por supuesto del imperialismo.

Cayetano Carpio era el obstáculo que impedía llevar a buen puerto este plan que suponía desmantelar y eliminar la lucha revolucionaria, así que los pacificadores, con la colaboración del Gobierno Sandinista, urdieron un complot contra él: se le acusó de ser el artífice del asesinato de la Comandante Ana María; arrestado y aislado, se suicidó en 12 de abril de 1983 en Managua. Posteriormente quedó demostrado que no había tenido nada que ver pero… el camino para los procesos negociadores ya estaba libre de impedimentos.

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