Cartas desde prisión:
Israel Clemente López
Algeciras, 25 noviembre 2017
«…Por aquí sigo bien, sin grandes novedades. Me ha venido bien el resumen de términos filosóficos que me mandaste, aunque he de reconocer que la filosofía no es mi fuerte. Se me han puesto los dientes largos leyéndote acerca de cómo os quedan deliciosos los cocidos en el llar del fuego de leña… ¡ñam! ¡ñam! Con gusto me pasaba a participar de una degustación por allí, pero no va a ser posible debido a mis múltiples compromisos, je, je, je…
Yo también he seguido bastante pendiente la evolución del proceso independentista en Catalunya y de gran trascendencia para el conjunto del Estado. Los acontecimientos se han precipitado a ritmo de vértigo: art. 155, encarcelamiento, elecciones, Puigdemont en Bélgica, etc.
He venido dando caña políticamente a los que, desde una posición de supuesta equidistancia, en realidad lo que hacen es apoyar al Estado y oponerse al proceso independentista abierto allí. Desde el punto de vista estrictamente democrático dichas posiciones son insostenibles. Ese viene siendo el juego de Podemos, IU y algún otro a su «izquierda»: como el «process» lo definen como «un choque entre burguesías», … ni con unos ni con otros. ¡Menuda pandilla de estafadores políticos! Ahora ha quedado claro que el régimen y los grandes monopolios españoles emprendieron la «operación Podemos» con notable previsión y anticipación ante lo que podía venir. En Catalunya vienen siendo los fieles escuderos del Estado (por su izquierda), un dañino dique de contención del movimiento popular y sus reivindicaciones democráticas… incluida la independencia. ¿Quién puede justificar, desde una óptica de «izquierdas», que una nacionalidad oprimida siga unida al régimen fascista que la oprime? Para justificar esto necesitan seguir blanqueando al régimen político español y ocultar su carácter fascista… Hablar de «déficit democrático», «Estado autoritario», etc… no es casual ni inocente. Es un blanqueamiento en toda regla.
El problema es que todo esto se queda corto, no acierta a definir, ni de lejos, el carácter del Estado… Un Estado nacido en 1939 bañado en sangre y no en 1978 como nos machacan a diario. ¿Se puede hablar, estrictamente, del «régimen del 78»? Como si no fuese la continuación del franquismo. En lo esencial, no son regímenes distintos.
Para poder enfrentarte a un enemigo con alguna garantía del éxito, primero tienes que definirlo con acierto en sus rasgos fundamentales, caracterizado de manera objetiva. Saber a qué te enfrentas es el primer paso para trazar una estrategia y una táctica correctas.
La evolución política dentro del independentismo apunta a que las tendencias al pacto y a la conciliación con el Estado siguen siendo muy fuertes dentro de importantes sectores burgueses. Todo esto de «abandonar la unilateralidad» va en ese sentido. Espero que las CUP no se dejen arrastrar a ello y sigan por la línea de apostar por la DUI y la República, aunque si se quedan solos frente al Estado lo van a tener mucho más difícil.
Al final, todos sabemos que el gobierno español no les va a poner la alfombra roja hacia la independencia. Aplicarán la «legalidad» y el «Estado de derecho»…
Lo que implica echar mano del abundante arsenal legislativo para la represión política, encarcelamientos, ilegalizaciones, operaciones preventivas, disolución de ayuntamientos, apagones informativos, operaciones encubiertas de todo tipo… Estado de excepción, y hasta de sitio, si es necesario. Si el choque va en aumento, y en serio, esto tendrá consecuencias políticas y represivas para el conjunto del Estado.
Nadie que atesore experiencia directa en el enfrentamiento con este Estado puede creerse que se vaya a culminar la independencia por medios exclusivamente «pacíficos» y «cívicamente»… no frente a un Estado que es la antítesis de la democracia, y que se haya bunkerizado y artillado hasta los dientes. El que quiera culminar este proceso deberá estar dispuesto a la confrontación con Madrid. Al fin y al cabo, no hay nada más «cívico» que aquel lema de la gran Revolución Francesa (1789): ¡A las armas, ciudadanos!». Proclama de un tiempo en que la burguesía era una clase revolucionaria, progresiva, en ascenso, que arrastraba tras de sí a los sectores populares para barrer al feudalismo, al Antiguo Régimen… y en cuyas constituciones se recogía el derecho a la resistencia frente a la opresión.
Igual me equivoco, pero sin apoyos internacionales y sin estar dispuestos a la pelea con mayúsculas en las calles… vendrá el reflujo de la marea. Pase lo que pase, todos debemos sacar conclusiones y enseñanzas de esta rica y multitudinaria experiencia. En ningún caso caerá en saco roto. Ya se han plantado las semillas en la sociedad catalana, y de un modo muy amplio. Es muy difícil que ningún acuerdo y componenda política de medio pelo para «esterilizar» esos brotes de descontento y movilización social por tiempo.
Otra cuestión relacionada con todo esto es la percepción que existe entre cierta gente acerca de lo que es la Unión Europea. Percepción distorsionada y que no se ajusta a la realidad. Me refiero a la gente que se creyó sinceramente que la UE podía jugar un papel positivo en toda esta crisis política, facilitando el «diálogo» y refrenando las ansias represoras del Estado. Es algo de una ingenuidad apabullante, tanto o más que el pensar que el Estado iba a dejar hacer democráticamente… Si lo del Estado no se lo puede creer ninguna persona mínimamente sería que haya estado políticamente activa, dentro o fuera de las instituciones, o en la militancia organizada de todo tipo… lo de pensar que la Unión Europea iba a venir a salvar democráticamente al pueblo catalán no le va mucho a la zaga en cuanto a error de cálculo colosal (si es que realmente lo hubo y no esconde mucho de pose autojustificatoria).
La Unión Europea (el «IV Reich» es, en realidad, un término que define mucho mejor su esencia) es una unión supraestatal imperialista, militarista, agresiva, policiaca, codiciosa y explotadora hasta la médula. Es el otro gran enemigo, junto a la OTAN, y el resultado final, parasitario, de dos siglos de evolución, con guerras imperialistas incluidas, de la vieja Europa colonialista y saqueadora de pueblos. La Europa de los inmensos oligopolios del gran capital financiero, enmascarados bajo el maquillaje cosmético de la vieja y la nueva socialdemocracia. Una Europa en acelerado proceso de fascistización y que tiene ya el ejército en sus calles para condicionar sicológicamente a su población para la guerra…
Una plataforma política y diplomática para dar cobertura a la agresión imperialista de sus Estado miembros, los EEUU aliados, y que ha prendido fuego a Yugoslavia, Irak, Afganistán, Libia, Siria, Mali, Ucrania, etc. etc… con el resultado de millones de muertos y desplazados. La misma Europa que arma a ejércitos mercenarios, como el Estado islámico, para arrasar países enteros y justificar ocupaciones militares neocoloniales. La misma Europa que no cesa de aplicar sanciones contra Venezuela, que ampara a la «oposición» golpista y terrorista y es cómplice de una maniobra de desestabilización que asfixia económicamente a aquel país…
¿Esa es la Europa que va a venir en auxilio del pueblo catalán? Seamos serios.
A mí me parece muy coherente la posición que han mantenido hasta ahora las CUP: no participan en las elecciones europeas y abogar por el abandono de la UE, denunciando, aunque sea parcialmente, su carácter reaccionario. De esa manera, también desenmascaran políticamente a los «europeístas catalanistas» y los de «izquierda» de otras periferias de Estado… tan europeístas entusiastas ellos…
Un fuerte abrazo cargado de Resistencia.
¡Por el comunismo!
¡Venceremos!
ICL