1931-1939. Pluma pincel palabra. Al servicio de la cultura popular
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Andrés Carranque de Ríos
Es un caso representativo de novelista e intelectual de origen proletario que puso su arte al servicio de su clase. Nació en Madrid, en 1902. Apenas cursó estudios primarios.
Intervino en la fundación del grupo anarquista Spartacus; fue detenido y al salir de prisión se trasladó a París. En este viaje, con diecinueve años, escribió Nómada, su primer libro, una colección de versos que pasó desapercibida en aquella época. No obstante, en él hay dos poemas significativos, uno de ellos dedicado a Rosa Luxemburgo y otro a Carlos Liebknecht.
En 1935 formó parte de la delegación española al I Congreso Internacional para Defensa de la Cultura, celebrado en París.
En 1936 obtuvo un mediano reconocimiento literario con la novela Cinematógrafo, su obra maestra, enmarcada dentro de la más pura tradición realista.
Esta novela lo dice todo del gran escritor madrileño. Mientras los señoritos hablaban del cine desde el patio de butacas, mientras contemplaban absortos a las estrellas, Carranque daba una perspectiva bien distinta, de la que jamás se habla. Nos describe el cine desde dentro, la industria del cine, o sea, la explotación de los trabajadores del cine por una caterva de canallas.
La obra de Carranque de Ríos se integra en la gran corriente de la novela social de preguerra, que abanderaron autores como Díaz Fernández, Arconada o Arderius. La literatura de Carranque tiene que ver con los trabajos y ambientes en que se desenvolvió su vida. Los personajes están movidos con una clara intención social; son individuos desdichados, humillados y ofendidos por una sociedad injusta. Pues bien, toda esa muchedumbre agobiada por la supervivencia cotidiana, no obstante su miseria, posee la temible arma de la dignidad personal: son explotados, pero no se venden. No están vencidos: quieren aprender pero no les dejan. La superación personal choca con un muro exterior, levantado para tutelar unos inicuos y miserables intereses sociales.
Frente a ellos, Carranque describe cómo los explotadores se vanagloriaban de su dinero y derrochaban con ostentación, únicamente preocupados por acumular cada vez mayores ganancias a costa de no importa qué ni quién. Vigilaban día y noche la Casa del Pueblo y boicoteaban a todos los que se acercaban a ella.
Consecuencia de todo ello era una cultura –en este caso cinematográfica– raquítica y llena de tópicos, de falsificación de la realidad, con el fin de embaucar al espectador con un mundo que no sólo no existe, sino que encubre el verdadero. Con esta novela, obtuvo una efímera gloria en vida, ya que tras su publicación se le detectó un cáncer de estómago que acabó con sus días el 6 de octubre de 1936.
Revista Octubre
nº 1 – junio 1933
Por una cultura proletaria
Camaradas obreros y campesinos: la revista Octubre no es una revista de minorías. Es una revista para vosotros. Debéis tomar parte en ella enviándonos vuestras impresiones del campo y de la fábrica, críticas, biografías, artículos de lucha, dibujos. La cultura burguesa agoniza, incapaz de crear nuevos valores. Los únicos herederos legítimos de toda la ciencia, la literatura y el arte que han acumulado los siglos, son los obreros y campesinos, la clase trabajadora que, como dice Carlos Marx, es la que lleva en sí el porvenir.