Fascismo:
La familia de Franco, el gran asesino, acusando de delito de odio a quien ocupó simbólicamente el Pazo de Meirás.
247 años de cárcel en la querella de los Franco contra 19 activistas
La hija del dictador Francisco Franco se querelló dos meses antes de morir contra los 19 activistas que ocuparon el Pazo de Meirás en agosto de 2017 para reclamar que fuera devuelto al «pueblo gallego». La querella atribuye delitos a los activistas que suman un total de 247 años de prisión y medio millón de multa.
La familia Franco, concretamente la ya fallecida Carmen Franco y José Cristobal Martínez Bordiu, presentaron una querella contra los 19 activistas que entraron el 30 de agosto de 2017 al Pazo de Meirás para denunciar el «expolio» de los Franco. Entraron pacíficamente y desplegaron dos pancartas: «Que devuelvan lo robado» y «El Pazo del pueblo gallego».
La acción coincidía además con el día en el que la Fundación Francisco Franco, que gestiona las visitas al histórico lugar, tenía que abrir el recinto para visitas al público, tal y como le obliga la declaración de la Xunta de Galicia en Bien de Interés Cultural. Pero no le daba la gana abrirlo. Estaban por encima del bien y del mal. Los activistas decidieron entrar pacíficamente, reivindicaron que el Pazo debía ser un lugar público y se fueron a las dos horas tras llegar la Guardia Civil.
Ahora, diez meses después de aquello, los activistas comienzan a recibir notificaciones judiciales. Citaciones para declarar ante la justicia a finales de septiembre. La familia Franco pide para ellos una suma de 247 años de prisión y medio millón de euros de multa. Denuncia la comisión de delitos de odio, de allanamiento de morada, de daños y contra el honor. El mundo al revés. Los descendientes de un dictador querellándose contra activistas por un delito de odio, una figura legal creada para proteger a colectivos discriminados
Una de las personas que aparecen en la lista de 19 querellados es Lucía López. Tiene 32 años y participa en diferentes movimientos sociales. Entre ellos, el de la recuperación de la memoria histórica y el patrimonio expoliado por los Franco en Galicia. Lucía fue una de las personas que subió a la torre del Pazo de Meirás aquel 30 de agosto. Saltó el pequeño muro de la valla principal y se dirigió hacia la puerta. Subió hasta la torre y desde allí desplegó, junto a un grupo de personas, una pancarta. Otro grupo desplegó un cartel junto a la carretera. «Impresiona mucho entrar al edificio y encontrarte un busto enorme de Franco. Y conforme iba avanzando por la casa confirmé lo que pensaba: ese edificio tiene la única finalidad de exaltar la figura de Franco y su dictadura», señala en conversación telefónica con Público.
http://www.publico.es/politica/pazo-meiras-ultima-voluntad-carmen-franco.html