Guerra sucia criminal
Cherid: el mercenario de los GAL asesinado por sus jefes del Ministerio del Interior
«Jean Pierre se convirtió en un testigo incómodo, negativo, para sus jefes; y esos mismos jefes, los del GAL, fueron quienes lo eliminaron el 19 de marzo de 1984”. De esa forma tan clara y directa se expresa, por primera vez, Teresa Rilo, viuda de Jean Pierre Cherid, el eslabón perdido entre el Batallón Vasco Español (BVE) y los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL).
Jean Pierre Cherid era un reconocido mercenario que formó parte del ejército francés como paracaidista, fue miembro de la OAS (Organización del Ejército Secreto), soldado a sueldo en Biafra y otras guerras africanas que, finalmente, recaló en España.
Aquí, como destacado anticomunista, consiguió la protección de los servicios secretos y trabajó en ATE (Antiterrorismo ETA) con el capitán de navío Pedro Martínez, cuyo alias era Pedro el Marino. Entre 1975 y 1982 colaboró con el BVE y estuvo a las órdenes tanto de Pedro el Marino como del inspector jefe Antonio González Pacheco, más conocido por Billy el Niño.
A partir de 1982, tras la llegada del PSOE al gobierno, trabajó para los GAL bajo la supervisión directa del sargento de la Guardia Civil Manuel Pastrana, que estaba destinado en la Secretaría de Estado de Interior con Rafael Vera.
Jean Pierre Cherid murió el 19 de marzo de 1984 en Biarritz (Francia) cuando manipulaba unos explosivos que había colocado en un vehículo en la calle de Víctor Hugo, con el fin de atentar contra un grupo de refugiados vascos que tenían que pasar por aquel punto.
Sin embargo, 27 años más tarde, Teresa Rilo, su viuda, revela que su marido no murió por un error de manipulación de explosivos, como siempre se había especulado: “Era un experto en la utilización y manejo de explosivos y recibió la contraorden de sus superiores de retirar aquel vehículo, trasladarlo hasta Irún y entregarlo a la Guardia Civil de allí. Es decir, no había que manipular nada y, además, la carga estaba desconectada. Fue una trampa de su propia gente para eliminar a un testigo negativo”.
Ése es el principal argumento por el que Teresa Rilo considera que ella y sus dos hijas son también víctimas del terrorismo de los GAL y reclaman una indemnización por los años en que su marido trabajó para el Ministerio del Interior, de 1976 a 1984: ”Jean Pierre trabajó con Pedro Martínez (Pedro el Marino) en los servicios secretos, con el inspector Antonio González Pacheco (Billy el Niño) y con el sargento Manuel Pastrana, que estaba en la Secretaría de Estado. Es decir, mi marido trabajaba para un grupo parapolicial de Interior que montó el propio Ministerio y siguió trabajando cuando Felipe González era presidente del Gobierno”.
Tras la muerte de Cherid, su viuda intentó reclamar una ayuda de los supervisores de su marido, pero nunca consiguió nada: “Jean Pierre, antes de morir, me dijo que si algún día le pasaba algo, que no me preocupara, que sus jefes me ayudarían y que no me dejarían tirada. Después, todo fue al contrario. Vinieron a casa y se llevaron todos los papeles y las armas que relacionaban a Jean Pierre con el BVE y con los GAL, y me dijeron que no abriera la boca, que no hablara con ningún periodista y que tuviera mucho cuidado con lo que hacía. Se puede decir que me amenazaron. Yo estaba muerta de miedo porque tenía presiones por todas partes, de ETA y del Ministerio del Interior”.
Con los años, Teresa Rilo y sus hijas han ido investigando y reconstruyendo cómo fue la muerte de su marido: “Hoy sabemos, por medio de confesiones e informaciones que nos han aportado sus antiguos compañeros y amigos, que a Jean Pierre lo eliminaron. Paco, un guardia civil muy cercano a mi marido, siempre me decía que era una lástima lo que le habían hecho a Jean Pierre, que no se merecía eso. Estoy convencida de que él sabía o escuchó el plan que tenían para taparle la boca”.
Jean Pierre Cherid, que nació en Argel en 1940, participó como mercenario y militante fascista en los atentados de Montejurra 76, donde murieron dos carlistas, y, dos años más tarde, en la voladura del refugiado vasco José Miguel Beñaran, Argala.
En 1979 Cherid, asesinó en París al dirigente del PCE(r) Francisco Javier Martín Eizaguirre con la ayuda de Mohamed Talbi. De regreso a sus bases en España, asesinaron en Ipar Euskal Herria a los refugiados vascos Enrique Gómez “Korta” y Jon Lopetegi, ”Pantu”. En el periodo comprendido entre 1978 y 1982 el Ministerio del Interior y Cherid utilizaban el BVE para reivindicar sus crímenes.
En aquella etapa Cherid asesinó a un gran número de refugiados vascos, entre los que estaba Sagardía Saldua, “Uzurbil” y en 1980 intentó secuestrar y trasladar a España a Dolores González Catarain, Yoyes, haciéndose pasar por un gendarme francés.
En tiempos de los GAL (1983-1984), el mercenario francés se vio involucrado en los atentados de Oñaederra, Perurena, Gurmindo, Antxon, y Pérez Arenaza (cuñado de Txomin), entre otros. Marzo de 1984, el mes en que murió Cherid, fue uno de los periodos de mayor intensidad de los GAL, con un total de cuatro asesinatos.
Jean Pierre Cherid voló por los aires el 19 de marzo de 1984 a las 13.30 horas en Biarritz y su mujer se enteró por la televisión de que aquel hombre destrozado por la acción de una bomba era su marido:
“Aquel día nadie daba señales de quién era la persona que había muerto, pero me di cuenta de que era Jean Pierre cuando en un reportaje de televisión vi cómo enfocaban un pie con un zapato, que era lo poco que había quedado de aquella persona. Al ver el zapato supe, de manera automática, que aquel pie era de Jean Pierre, y también intuí que aquello no era normal”.
Teresa Rilo, 27 años después de la muerte de Jean Pierre Cherid, sabía lo que se traía entre manos su marido y las diferencias que estaba manteniendo con sus jefes de Interior en los últimos tiempos: “Aquel coche estaba allí desde hacía meses, preparado para atentar contra un grupo de etarras que iba a los bares de aquella zona. Jean Pierre quería que la reivindicación del atentado se realizara a través del BVE y Madrid, sus jefes, le dijeron que tenían que ser los GAL. Eso llevó a un enfrentamiento entre ambas partes y Jean Pierre, incluso, llegó a amenazar a sus interlocutores en Interior”.
La viuda va más lejos en los pormenores del vehículo cargado de explosivos (un Renault 18 blanco con matrícula francesa 8185 RL 64) e indica: “El coche estaba desconectado, según me contó él. No era tan tonto como para dejarlo conectado, pues conocía muy bien el mundo de los explosivos. Le dieron la orden, desde Madrid, de retirarlo de Biarritz, llevarlo a Irún y entregárselo a la Guardia Civil. Estoy segura de que alguien de los GAL manipuló el coche y los explosivos y por eso le dieron la orden de que lo trasladara, para que, de esa forma, al abrirlo muriera y así eliminaban a un testigo negativo”.
Después de la muerte de uno de los jefes más sanguinarios de los GAL se produjo el silencio policial y judicial, tanto en Francia como en España. Toda la investigación se centró en que Cherid murió al manipular la pila del detonador de los explosivos.
“En Interior me dijeron que para demostrar que Jean Pierre había trabajado para la Policía y la Guardia Civil tenía que acreditarlo alguno de sus jefes. Durante todos esos años tanto Antonio [Billy el Niño] como Manolo [el sargento Manuel Pastrana] me dijeron que no me moviera, que no dijera nada, y cuando los he llamado no han querido saber nada. Pues ahora, que les llame la Justicia y que digan quiénes eran sus jefes, quién proporcionaba a mi marido los explosivos, las armas y el dinero para trabajar en el sur de Francia como grupo parapolicial de Interior, y así sabremos toda la verdad de aquellos años”.
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