Pres@s polític@s enferm@s
Sobre su situación y la lucha por su libertad
Dossier. SRI Madrid. (2 de 3)
PRESOS POLÍTICOS MAYORES DE 60 AÑOS
En la actualidad 30 presos llevan más de 20 años y 10 más de 25. Estamos hablando de presos que están cumpliendo condenas de 30 y 40 años.
La media de edad está subiendo progresivamente, tenemos ya presos políticos mayores de 60 y 70 años. Esta media continuará aumentando en los próximos años. Por consiguiente es de esperar, que el estado de salud de los que llevan tantos años encerrados seguirá agravándose, y que sufrirán este empeoramiento debido a las condiciones de vida a las que se les somete.
Otro aspecto importante que repercute sobre la salud de los presos son las luchas que han mantenido y mantienen en las cárceles por sus derechos. Para los presos políticos la lucha no termina cuando entran en la cárcel, sino que continúa, es la misma lucha pero en otras condiciones.
A las torturas sufridas al entrar en prisión hay que añadir 30 años de huelgas de hambre, plantes, desobediencia a las normas, aislamiento, etc. En estas luchas muchos han quedado en silla de ruedas o con enfermedades incurables, como por ejemplo: Juan Manuel Hernández, Milagros Caballero o Ramón Foncubierta. Otros como Juan José Crespo Galende y Manuel Sevillano murieron en el transcurso de estas huelgas de hambre.
En la actualidad Manuel Pérez Martínez (Arenas) con más de 70 años, de los cuales 22 años los ha pasado en prisión, y con una condena superior a los 40 años, está condenado de facto a cadena perpetua encubierta. A su edad avanzada hay que añadir la desatención sanitaria y los graves problemas oculares que sufre desde hace años, que no están siendo tratados debidamente. En situación similar se encuentran Lucio García Blanco y Juan García Martín, ambos con graves problemas de visión y Victoria Gómez Méndez, con 64 años, que actualmente cumple una condena de 14 años, pero en noviembre de 2017 ha sido juzgada de nuevo y condenada a 27 años de prisión, que esta última sentencia se añade a la anterior.
Con una situación similar a los anteriores hay que añadir diez presos políticos vascos con más de 60 años.
LA DESATENCIÓN SANITARIA EN PRISIÓN COMO ARMA DE EXTERMINIO
Hace unos meses el Ministerio del Interior y la D.G.I.P. han anunciado que mientras los presos políticos no renuncien a su ser, a su pasado y a su militancia, a su carácter político y un largo etc., no les pondrán en libertad hasta que no les quede dos meses de vida. Siguiendo esta política, a presos con graves problemas psíquicos se les está chantajeando para que se arrepientan. En otras ocasiones estos presos enfermos, que son los más indefensos y vulnerables, están siendo objeto de palizas por parte de los carceleros y presos comunes.
De esta manera, la desatención sanitaria en las prisiones se ha convertido en un arma de exterminio de los revolucionarios, como así lo demuestran los ejemplos más recientes. En el caso de Kepa del Hoyo o de José Ortín por la falta de un diagnostico médico, o en el caso de Isabel Aparicio por la falta de tratamiento tras el diagnóstico.
En otros casos como el de Arenas o Juan García Martín es la falta de tratamiento de las secuelas tras la operación de cataratas lo que les está provocando una ceguera que les impide realizar cualquier actividad de estudio, lectura o escritura; resumiendo, les impide realizar un trabajo revolucionario, que es otra forma de anularlos. También se han dado situaciones en las que debido a la solidaridad mostrada hacia los presos, éstos han sido inmediatamente trasladados de prisión para así romper dicha solidaridad con el fin de impedir la denuncia y aislarlos aún más. Así ocurrió con Manuel Arango, preso gravemente enfermo que fue trasladado desde Zaragoza a Herrera de Mancha. A pesar de existir un protocolo por el cual los presos enfermos deben ser trasladados en ambulancia, en su caso no fue aplicado, esto supuso que durante dos meses apenas pudiera andar debido a las pésimas condiciones del traslado.
El único objetivo que persigue esta política es llevar a los presos gravemente enfermos al borde de la muerte, para una vez ahí, ponerles en la tesitura de elegir entre el arrepentimiento o la muerte. Por todo esto debemos luchar por su libertad sin condiciones. Entraron como luchadores y nuestro deber es que salgan como luchadores.
NECESIDAD DE LUCHAR POR LA LIBERACIÓN SIN CONDICIONES DE LOS PRESOS POLÍTICOS ENFERMOS
Estos son algunos de los aspectos por lo que hemos visto que la campaña por los presos políticos enfermos tiene que ser una lucha continua. No apelamos ni a la caridad ni al humanismo. Los presos políticos enfermos son hombres y mujeres que han luchado contra el Estado fascista y por sus convicciones políticas. Es nuestro deber como antifascistas no permitir que sean exterminados en prisión.
Hay que tener claro que estos presos, independientemente de su pertenencia a una organización, ideología o nacionalidad, son presos del conjunto del movimiento político de resistencia y como tal tienen que ser asumidos y defendidos.
Si se pelea, si se coordina y si se sale a la calle de forma organizada y con unos objetivos claros, como se ha demostrado en otras ocasiones, se puede conseguir de forma efectiva la puesta en libertad condicional en los casos de extrema gravedad, que aquellos enfermos que requieran de un tratamiento específico o de revisiones periódicas sean atendidos debidamente en hospitales civiles, o que reciban una asistencia adecuada en las prisiones. Hay experiencias que avalan lo que decimos, como las campañas por Arantza Díaz Villar y Oier Gómez en las que la participación de numerosos colectivos en la movilización y la denuncia de su situación hizo posible que estén hoy en la calle recibiendo un tratamiento adecuado.
Son Cuarenta años de solidaridad en la calle, de apoyo y aliento, de movilizaciones, de encierros. Más de 40 años demostrando que, con la lucha dentro y fuera, aún en las peores condiciones, es posible resistir y vencer.
Su propósito es aniquilarlos, silenciosamente, sin escándalo, lenta pero inexorablemente, convirtiendo en un vomitivo chantaje la asistencia medico-sanitaria.
Es necesario redoblar la solidaridad con todos los presos enfermos y, en especial, con aquellos mayores de 60 años y los gravemente enfermos. La situación de los presos políticos es un asunto que compete a toda la clase obrera y demás sectores populares, ya que ellos han entregado lo mejor de su vida por defender los derechos y libertades de todos los trabajadores, de todo el pueblo. Por eso debemos llevar sus reivindicaciones a todos los colectivos y asociaciones.
Por todo ello, hacemos un llamamiento a todas las organizaciones verdaderamente democráticas, antifascistas y revolucionarias a mostrar su solidaridad, a sumarse a las campañas de denuncia, a dar a conocer su estado y romper su aislamiento de todas las formas posibles, a través de: escritos, charlas, cartas, pintadas, comunicados, etc. Que ninguna lucha obrera y popular se realice sin tener presente la situación de estos presos.
Que el grito por la Amnistía Total y la libertad inmediata de los presos políticos enfermos llegue a todos los rincones.
¡¡¡LIBERTAD INMEDIATA PRESOS ENFERMOS!!!
¡¡¡NO A LAS CADENAS PERPETUAS ENCUBIERTAS!!!
¡¡¡POR LA AMNISTÍA TOTAL!!!
SRI Madrid.