Pres@s polític@s enferm@s
Sobre su situación y la lucha por su libertad
Dossier. SRI Madrid. (3 de 3)
A continuación algunos datos de la situación de los presos políticos enfermos a los que hemos podido tener acceso:
Manuel Arango Riego
Cárcel de Herrera de la Mancha
Durante una de las detenciones, en la época que realizaba su trabajo político en la cuenca minera astur-leonesa, la guardia civil irrumpió en casa de sus padres y fue tiroteado delante de ellos. Trasladado en estado muy grave a un hospital de León, los médicos se negaron a que fuera interrogado, por lo que la guardia civil le condujo, a pesar de estar desangrándose y necesitar urgentemente una operación, al hospital penitenciario de Carabanchel, en el que los médicos- torturadores no pusieron ningún impedimento a que fuera sometido a continuos interrogatorios. Allí le operaron, por llamarlo de alguna manera, le amputaron gran parte del intestino, y con las transfusiones de sangre le transmitieron la hepatitis C. Manuel Arango tiene 69 años. Además de la hepatitis C, que le ha hecho ya perder el 18% de la masa hepática por necrosis celular, lo que le ocasiona un enorme cansancio, padece ciática crónica, que a menudo le provoca crisis agudas, lo que hace que no se pueda valer en absoluto. Debe ayudarse de muletas constantemente. Muestra dolencias en las 4 primeras vértebras: en 2 de ellas hay una clara desviación, en las otras 2 hay hernias discales en proceso muy avanzado. También sufre artrosis general. Sufre problemas intestinales tras la pérdida de parte del intestino delgado, que le hubo de ser amputado. Esto le provoca oclusiones intestinales y fuertes dolores. Tiene úlcera duodenal crónica.
En una de sus última cartas de octubre comenta “En cuanto a la salud, la realidad es que con 69 años, a las enfermedades arrastradas se unen otras nuevas, como la arteriosclerosis que tengo, la cual dificulta cada vez más el que pueda andar, progresando constantemente.
Los médicos y demás de este ámbito son más o menos como los de Zuera; tampoco hace falta extenderme mucho en la realidad mediante la cual las condiciones carcelarias no están precisamente diseñadas para mitigar enfermedades, sino para crear nuevas enfermedades y agravar las viejas; como le está sucediendo a Arenas desde hace años”.
María José Baños Andújar
Cárcel de Picassent (Valencia)
Esto nos cuenta la propia Mª José sobre su situación: “En 2006 estuve todo el mes de agosto sin poder caminar. Hace 20 años que padezco hepatitis C. En 2007 me descubrieron unos bultos de sangre en el hígado con serio riesgo de cirrosis. El tratamiento al que estoy sometida tiene como objetivo regenerarme el hígado, pero las condiciones de la prisión no permiten una recuperación adecuada. Tengo VIH, actualmente controlado. Frecuentemente no puedo andar debido a los problemas circulatorios que padezco y por los que estoy en espera de una intervención. Llevo mucho tiempo esperando un baipás coronario, pero cada vez que parece que me lo van a implantar, soy trasladada. Mi estado de salud es delicado, pues necesito un trasplante de hígado, que desde luego no me van a realizar.”
Francisco Cela Seoane
Cárcel de Picassent (Valencia)
Padece un grave problema de diabetes. Debe pincharse insulina cinco veces al día. Tiene las arterias y el ventrículo izquierdo muy afectados por las huelgas de hambre en prisión.
Juan García Martín
Puerto III
Carta de Juan: “De por aquí, no hay novedad, o sea, que sigo sin ir al oftalmólogo. Hasta el médico de aquí dice que más de un año de lista de espera es excesivo. Me voy a extender en cómo se las gasta el hospital de Puerto Real con las consultas de oftalmología (y no me creo que sea sólo con los presos); ya te adelanto que yo conocía a un melillense que, de tanto esperar a que lo sacaran, cuando lo hicieron fue para certificar que se había quedado ciego. Espero no llegar a ese extremo aunque méritos están haciendo.
A mí me operaron de cataratas del ojo derecho en Mayo-Junio de 2014. En principio, todo salió bien y me dieron cita para Octubre. Esta vez cumplieron y en Octubre de ese mismo año me hicieron una revisión y me mandaron unas gotas para prevenir el glaucoma. Todo ello por un año, al cabo del cual volvería a revisión. O sea ya tenía que volver en Octubre de 2015. Pues bien, pasó el año, pasó Octubre, pasaron las navidades y… nada. Desde aquí reclamaron, yo reclamé, reclamó mi abogado, desde la calle empezaron a llegar postales, y gracias a esa presión, en Julio de ¡2016!, con nueve meses de retraso, que si llega a ser un embarazo ya habría nacido el niño, me sacaron al hospital. Allí me cambiaron la medicación del glaucoma por otra más suave y me prescribieron una capsulotomía con láser ya que habían quedado restos de la operación que me producen molestias en la visión. A esta capsulotomía quedaba supeditado el que:
– Me hiciesen una revisión del campo visual.
– Me quitarán o no la medicación del glaucoma.
– Me operaran del ojo izquierdo que, lógicamente, se sigue deteriorando por las cataratas.
De nuevo pasaron los meses y no me sacaban (estamos hablando de Julio del año pasado). Desde aquí lo reclamaban, me consta. Al final, en Marzo de este año (¡otro embarazo! a este paso me junto con familia numerosa), tras escribir una carta al subdirector médico de aquí y hacer una pequeña protesta, Carmiña y yo, me sacaron al Hospital… ¡para nada! Resulta que allí no sabían nada de la capsulotomía, y creían que era para una revisión rutinaria, y que ellos mismos volverían a reclamar la dichosa capsulotomía. Volvía como me fui (mejor dicho, peor porque mi vista sigue deteriorándose) y aquí seguimos y cada vez más cegato y cada vez más cabreado. Ya le escribí a mi abogado para ver lo que puedo hacer; también el médico de aquí se comprometió a reclamar, pero, en fin, aquí seguimos, por si no tuviéramos bastante con las deficiencias de la sanidad penitenciaria, tenemos que padecer también la política de Doña No-recortes (por otro nombre, Susanita tiene un ratón…)”
7 de Agosto de 2017.
*A julio 2018, los problemas y retrasos continúan, se ha tenido que realizar una nueva protesta, enviando postales a la prisión para que le atiendan de esos graves problemas oculares.
Presos políticos vascos enfermos. En total hay 27 con graves enfermedades.
Adjuntamos la situación de dos de ellos:
Ibon Iparragirre Burgoa
Preso en un hospital cerrado de Mondragón
Infección por VIH estadio C-3 con importantes lesiones neurológicas: brotes convulsivos, alteraciones visuales, pérdida de memoria, pérdida de la noción espacio-temporal, disfasia (Informe de Neurologia del 31 de Octubre de 2013). Por tanto, nos encontramos con una enfermedad crónica, incurable e irreversible. Encefalopatía subaguda por VIH. Carga viral (02/12/2013: 8.7400. Valores inmunológicos (19/03/2014: CD 4: 9.60. CD4 absoluto: 132). Precisa de ayuda psicológica. Su situación en la actualidad es de extrema gravedad, si no es puesto en libertad en breve puede morir en prisión en un plazo corto de tiempo.
Aitzol Gogorza Otaegi
Prisión de Basauri
Trastorno Obsesivo Compulsivo de larga duración acompañado con síntomas psicóticos. Este tipo de enfermedad se caracteriza por una obsesión patológica de una idea concreta, intrascendente en ocasiones. Son días o temporadas más o menos largas en los que no puede apartar la obsesión ni un segundo de su cabeza, con episodios de alteración en el humor. Suelen ser conscientes de que se trata de una obsesión irracional, pero se ven incapaces de salir de la misma. Les crea un gran sufrimiento y contemplan cualquier tipo de “solución” con tal de salir de ese estado. A pesar de la enfermedad que sufre sus familiares han denunciado la agresión sufrida por funcionarios así como el chantaje de Instituciones Penitenciarias para que se arrepienta a cambio de su libertad condicional.