Pluma Pincel Palabra. 1931-1939. Al servicio de la Cultura Popular
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León Felipe
Cuando estalló la sublevación fascista León Felipe estaba en Panamá dando clases en la Universidad. Nada más tener conocimiento del inicio de la guerra, volvió a España para correr la misma suerte que el pueblo para el que escribió. Permaneció junto a los intelectuales y artistas de la Alianza de Antifascistas para la Defensa de la Cultura en el Madrid sitiado, hasta que en 1938 inició una gira por América para dar a conocer la heroica lucha del pueblo.
En 1940, ya en el exilio, se estableció en México donde permaneció hasta su muerte. En su poesía y en sus escritos siempre reflejaba la lucha contra la desigualdad, su unión con los que sufren la opresión y luchan por acabar con la explotación.
Una muestra de todo ello es el magnífico texto “Good bye, Panamá”, que hoy día sigue conservando su total vigencia.
«En estos dos meses que va a tener ya de vida y de muerte la tragedia de España no sólo se ha abusado de la retórica difamatoria sino que se ha creado hasta una difamación especial (…) Y cualquier necio, con unas fauces de energúmeno, se ha subido siempre al primer banco de la plaza pública para ofrecerle una oratoria enconada y purulenta al mejor postor. Pero hoy con la radio sin censura, sin escrúpulos y sin pudor, todos los mastines que saben ladrar bien se han convertido en speakers y no sólo propalan con sus aullidos noticias falsas e ignominiosas, sino que las comentan y hasta filosofan y moralizan sobre ellas…
… Hay hombres que dicen que no lo hemos ensayado todo, que aún hay esperanzas y que aún se puede luchar por un mundo mejor. Pues bien, señores, estos hombres, aunque sean unos ilusos, valen más que los otros. Y yo me voy con ellos a dar mi vida, porque el mundo así, con este orden donde un imbécil puede ser ministro y un mastín suelto sin cadena y sin bozal puede ser un educador, no lo quiero.
… Mañana, o el mundo se organiza sobre bases de justicia y de igualdad humana o el mundo no se organiza de ninguna manera… ¿Es esto comunismo, es comunismo lo que yo he explicado en mis últimas conferencias? Pues bien, señores, si esto es comunismo: o mañana somos todos comunistas por la gracia de Dios o el mundo se va al garete. Este es el dilema que está en la conciencia del hombre y un problema que la voluntad y la libertad del hombre tienen que decidir…
Lo que me inquieta ahora es la realidad presente de España. Su llanto y su sangre. Y ver en qué sitio está la lucha…»
–“Todo lo que se pesa, todo lo que se compra, / todo lo que se mide y que se cuenta / lo habéis defendido como perros / y todo se ha salvado… ¡todo!… / Pero habéis asesinado los sueños, / ¿oísteis? / ¡Habéis Asesinado Los Sueños!”
–“Tuya es la hacienda, la casa, / el caballo, / y la pistola. / Mía es la voz antigua de la tierra. / Tú te quedas con todo / y me dejas desnudo y errante por el mundo… / más yo te dejo mudo… ¡Mudo! / ¿Y cómo vas a recoger el trigo / y alimentar el fuego / si yo me llevo la canción?”.
Junto a Miguel Hernández, aunque hay otros que son buenos, pero no los mejores, estos 2 lo son. No hay más que ver la poca «cancha», por no decir ninguna, que les dan los medios de comunicación. MIguel Hernández, por su afinidad ideológica, por su compromiso y coherencia y por tan infame muerte como tuvo, enfermo, desatendido, a los 32 años… como los presos de ahora que, aunque haya transcurrido el tiempo y coman, al menos, y poco más, es la misma política de exterminio; por tanto, Miguel Hernández es el poeta del pueblo, de las trincheras, de la guerra perdida de antemano, pero que había que librarla sin opción porque era comunista. León Felipe, desconocido ya, exiliado en México, sus poemas, en ocasiones, extraños, enigmáticos, pero que decían la verdad bajo su gran intelecto. Nadie ha acusado al «Comité de No intervención», que prefería que el nazi-fascismo rompiera constantemente los acuerdos de «no injerencia», por cobardía y por elegir al nazi-fascismo para que se extendiera como una plaga venenosa, antes de que lo hiciera el socialismo y León Felipe ya nos contaba quien era, y continúa siendo, la «Vieja raposa», tan culpable de una tragedia de magnitudes desconocidas, porque solo hemos de contemplar el presente para ver parte, no todo, de su alcance transcurridos 89 años, tan culpable, sí, como el nazi-fascismo. Siempre culpable de la miseria material y espiritual del mundo..
Vieja raposa
Abajo quedas tú, Inglaterra,
vieja raposa avarienta,
que tiene parada la Historia de Occidente hace
más de tres siglos,
y encadenado a Don Quijote.
Cuando acabe tu vida
y vengas ante la Historia grande
donde te aguardo yo,
¿qué vas a decir?
¿Qué astucia nueva vas a inventar entonces para
engañar a Dios?
¡Raposa!
¡Hija de raposos!
Italia es más noble que tú
Y Alemania también.
En su rapiña y en sus crímenes
hay un turbio hálito nietzscheano de heroísmo, en
el que no pueden respirar los mercaderes,
un gesto impetuoso y confuso de jugárselo todo a
la última carta,
que no pueden comprender los hombres pragmáticos.
Cuando abran sus puertas a los vientos del mundo,
cuando las abran de par en par
y pase por ellas la justicia
y la democracia heroica del hombre,
yo pactaré con las dos para echar sobre tu cara
de vieja raposa sin dignidad y sin amor,
toda la saliva y todo el excremento del mundo.
¡Vieja raposa avarienta,
has escondido,
soterrada en el corral,
la llave milagrosa que abre la puerta diamantina
de la Historia….
¡No sabes nada!
¡No entiendes nada y te metes en todas las casas
a cerrar las ventanas
y a cegar la luz de las estrellas!
¡Y los hombres te ven y te dejan!
Te dejan porque creen que se le han acabado los
rayos a Júpiter.
Pero las estrellas no duermen.
Tu imperio es solo una torre artificiosa de
ambiciones encadenadas
que se las llevará el viento como las cuentas
vencidas de un avaro monstruoso.
A la larga, la Historia es mía, porque yo soy el
Hombre
y tú eres sólo un trust de mercaderes.
Vieja raposa avarienta,
has amontonado tu rapiña detrás de la puerta,
y tus hijos ahora no pueden abrirla para que
entren
los primeros rayos de la aurora del mundo…
¡Eres un gran mercader!
¡Eres un gran mercader!
Sabes llevar muy bien
las cuentas de la cocina
y piensas que yo no sé contar.
¡Sí, sé contar!
He contado mis muertos.
Los he contado a todos,
los he contado uno por uno.
Los he contado en Madrid,
los he contado en Oviedo,
los he contado en Málaga,
los he contado en Guernica,
los he contado en Bilbao….
Los he contado en todas las trincheras;
en los hospitales,
en los depósitos de los cementerios,
en las cunetas de las carreteras,
en los escombros de las casas bombardeadas
(resbalando en la sangre,
tanteando en las sombras y en las ruinas).
Contando muertos este otoño, en el Paseo del
Prado,
creí una noche que caminaba sobre barro, y eran
sesos humanos
que llevé por mucho tiempo pegado a las suelas de
mis zapatos.
Los he contado en las plazas y en los parques.
He visto a un niño con la cabeza rota y doblada
sobre un velocípedo,
en una plaza solitaria, cuando todos habían huido
a los refugios.
El 18 de noviembre, solo en un sótano de
cadáveres,
conté trescientos niños muertos.
Los he contado en los carros de las ambulancias,
en los hoteles,
en los tranvías,
en el metro,
en las mañanas lívidas, en las noches negras sin
alumbrado y sin estrellas…..
Y en tu conciencia todos ¡Raposa!….
y todos te los he cargado a tu cuenta…..
¡Ya ves si sé contar!
Eres la vieja portera del mundo de Occidente…
Tienes desde hace mucho tiempo las llaves de
todos los postigos de Europa,
Y puedes dejar entrar y salir por ellos a quien
se te antoje.
Y ahora por cobardía,
Por cobardía y avaricia nada más,
Porque quieres guardar tu despensa hasta el
último día de la Historia,
has dejado meterse en mi solar
a los raposos y a los lobos confabulados del
mundo
para que se sacien en mi sangre
y no pidan enseguida la tuya.
Pero ya la pedirán,
ya la pedirán las estrellas.
La Historia es larga,
el Hombre eterno,
y tu eres sólo la sombra pasajera de la avaricia.
Oye, Raposa:
Yo soy el grito primero, cárdeno y bermejo de las
grandes auroras de Occidente.
Ayer sobre mi sangre mañanera, el mundo burgués
edificó en América
todas sus factorías y mercados.
Sobre mis muertos de hoy, el mundo de mañana
levantará
la Primera casa del Hombre.
Y yo volveré,
volveré porque aún hay lanzas y hiel sobre la
Tierra.
Volveré,
volveré con mi pecho y con la aurora otra vez.