La Uruguay solidaria con los represaliados políticos vascos, que les costó represión y muertos
De: Eder Mitxelena Foronda
1994: Casi una treintena de vascos habían sido detenidos, a instancias del gobierno español, dos años antes en Uruguay. 13 fueron procesados, pidiendo España prisión para 10 de ellos y la extradición de 8, pero los «charruas» pusieron en libertad a todos excepto a los tres que tenían causas pendientes en el país por portar documentación falsa. Tras una «casual» visita del presidente Lacalle a su homónimo español, Felipe González, se aprobó finalmente la extradición de estos tres que el 11 de agosto de 1994 iniciaron una huelga de hambre.
Trasladados al hospital del Filtro de Montevideo, sectores de la izquierda del país y de la colonia vasca se organizaron para durante días solicitar la concesión de asilo político y evitar la extradición… hasta que a horas de producirse la misma, el 24 de agosto, el ministro Gianola sacó a la calle el operativo militar más sangriento que se hubo visto en el país desde la implantación de la democracia 9 años atrás. 500 policías y militares, a caballo y en tanquetas, usando gases lacrimógenos, sables y fuego real durante apagones intencionados, dejaron un balance de más de 100 heridos, 28 detenidos y 2 muertos… o 3.
Álvaro Fernando Morroni, de 24 años, cayó abatido por los 12 disparos que le alcanzaron por la espalda desde apenas 3 metros de distancia.
Carlos Roberto Facal Palermo, de 34 años, era un concejal de barrio que siempre llevaba una cámara para inmortalizar las injusticias. Tras hacer unas instantáneas de lo ocurrido, regresó a casa. Alguien lo siguió, se lo llevaron y lo asesinaron la madrugada del día 25 mediante 12 puñaladas, volviendo a dejarlo en la vivienda en la que llamaba la atención una ikurriña, que como su cámara y numerosos documentos, nunca aparecieron. Se trató de hacer pasar su caso por un robo o un «crimen pasional entre homosexuales».
Extraño el caso de Carlos Alejandro Fontpioli, de 18 años e hijo de un general del ejército, de cuya muerte tras dos días en coma por dos disparos que le reventaron la cabeza, se dio cuenta la prensa y sin embargo desaparece de las crónicas posteriores, quizás porque quedaba demasiado feo que la policía hubiese matado al hijo de un militar.
Se llegó a procesar por la «matanza del Filtro» a 4 policías, pero acabaron ascendidos. Los responsables de rango superior ni siquiera llegaron a ver su culo peligrar. Triunfó la impunidad. Eso sí, año tras año, el internacionalismo tiene el 24 de agosto una cita ineludible que hermana a dos pueblos, el vasco y el uruguayo.