Los ejeŕcitos y su ingente suministro de drogas
Lukasz Kamienski: «En las guerras, la droga es un arma más»
En el pasado nos contaron las guerras poniendo el foco en los armamentos que se usaron en los frentes y en las consecuencias que tuvieron las batallas en el devenir de la historia. El investigador polaco Lukasz Kamienski ha reparado ahora en un detalle poco citado en los informes militares, pero que está presente en todos los conflictos bélicos: desde la antigüedad, no ha habido ejército que no haya recurrido a alguna sustancia tóxica para estimular a sus guerreros o desalentar a sus enemigos. Del alcohol que embriagaba a los centuriones romanos al hachís que hizo flaquear a las tropas napoleónicas y del speed que ponía como motos a los soldados nazis al captagón que vuelve locas a las milicias del ISIS, ‘Las drogas en la guerra’ (Crítica) invita a recorrer la historia militar por el lado narcótico de los campos de batalla.
¿Hasta qué punto las guerras que conocemos habrían sido diferentes sin el uso de ciertas sustancias tóxicas?
Las grandes batallas no se ganaron ni se perdieron por culpa de las drogas, pero es ingenuo obviar la influencia que ciertos tóxicos tuvieron en los frentes de batalla. Nunca sabremos cómo se habría comportado el ejército alemán durante la segunda guerra mundial sin las ingentes cantidades de anfetaminas que tomaron los soldados nazis, o si los combatientes chinos habrían sido más vigorosos ante las tropas europeas en las guerras del opio del siglo XIX si no hubieran estado tan enganchados a esta sustancia. Lo que sí sabemos es que la historia de la guerra corre paralela a la historia de las drogas y que su influencia en los combates ha ido en aumento con el paso del tiempo.
¿En aumento?
Sí, porque a lo largo de la historia se fueron descubriendo nuevas sustancias tóxicas susceptibles de ser usadas militarmente y porque estas incrementaron cada vez más su poder narcótico. El opio se convirtió en morfina, y esta se transformó más tarde en heroína. Así como el opio circulaba con normalidad entre los batallones chinos en el siglo XIX, en la segunda guerra mundial la heroína convirtió en auténticos yonkis a los soldados finlandeses que lucharon contra los nazis en el crudo invierno.
¿Cuáles han sido las drogas más usadas en los campos de batalla?
Depende del momento. En la época premoderna, la gran droga fue el alcohol, acompañado de sustancias naturales extraídas de plantas. Desde los griegos y los romanos hasta los chinos, el vino fue el encargado de poner a tono los batallones antes de entrar en combate. No es exagerado afirmar que el imperio británico se asentó sobre las raciones de ron que se repartían diariamente entre sus soldados. Antes de ellos, los guerreros bárbaros de Escandinavia y Siberia solían tomar setas alucinógenas para entra en éxtasis místico antes de agarrar sus lanzas. Pero no solo en Europa: los zulúes hacían lo propio con el cannabis africano y los luchadores incas mascaban hojas de coca para aguantar mejor en combate.
Avancemos en la historia.
La modernidad introdujo la racionalidad y la ciencia en la producción de drogas, y estas sustancias empezaron a combinarse y sintetizarse para ganar potencia. Entre el siglo XVI y el XIX fue muy habitual el uso militar del láudano, que era una tintura resultante de mezclar vino y opio. A finales del siglo XIX, la morfina sustituyó al opio para ayudar a los soldados a hacer frente al coste mental que suponía entrar en combate. Su uso era tan popular en entornos militares a principios del siglo XX que dejó como herencia multitud de adictos, algunos tan ilustres como Hermann Göring, el destacado líder nazi, que se convirtió en yonki durante la primera guerra mundial.
En su libro afirma que el XX ha sido el gran siglo de las drogas usadas con fines militares.
Así es. En la primera guerra mundial la cocaína estimuló a soldados canadienses, franceses y británicos. Estos últimos también tomaban una sustancia conocida como marcha forzada que se distribuía como suplemento dietético y hacía milagros en las expediciones a zonas frías. La cocaína circuló con tanta facilidad entre los ingleses que provocó alarma social.
¿Qué causó la alarma?
Se especuló con que la suministraban los alemanes para socavar la moral del enemigo. En ese momento, la farmacéutica alemana Merck la producía abiertamente, pero en realidad fueron los holandeses los que, aprovechándose de su neutralidad, inundaron Europa de cocaína, incluidos los frentes de guerra.
¿Qué pasó en la segunda guerra mundial?
Fue una borrachera de anfetaminas. Los nazis, que habían llevado a cabo experimentos con el speed en los años 30, lo introdujeron de forma masiva en el mercado en 1938 a través de la famosa píldora pervitina. Estaba disponible para todo el que quisiera, se vendía en cajas de bombones, aunque portaba una cantidad considerable de metanfetamina. Se trató de un suministro sistemático y premeditado, los soldados las encontraban junto a sus raciones diarias de comida. Las usaron en las invasiones de Checoslovaquia y Polonia, y a continuación su distribución fue indiscriminada. El momento de máximo consumo coincidió con la invasión de Francia.
¿Existe alguna relación entre esta droga y el rápido avance de las tropas alemanas?
¿Cómo comprender, si no, que los batallones de infantería fueran capaces de recorrer 160 kilómetros diarios durante varias jornadas seguidas sin cansarse? Ese tempo militar no se había visto antes. Si los tanques iban alimentados con combustible, estaba claro que los soldados iban cargados de química. No se puede explicar la segunda guerra mundial sin la influencia de las anfetaminas.
¿Los soldados eran conscientes de lo que tomaban?
Sabían que aquellas pastillas les permitían esquivar el cansancio y con eso ya les bastaba. Su supervivencia llegó a depender de ellas y en las cartas que escribían a sus familias les pedían cada vez más. Muchos se volvieron adictos. En el frente oriental, la pervitina y el alcohol fue lo que mantuvo vivos a muchos soldados.
¿Los nazis fueron los únicos que las usaron?
De manera sistemática sí, pero los norteamericanos llegaron a distribuir 500 millones de pastillas de bencedrina, otro derivado de la anfetamina, entre sus tropas. Se las daban a los pilotos para mantenerlos despiertos en las operaciones más agotadoras. Visto el efecto, los estadounidenses se apuntaron a partir de entonces al uso normalizado de drogas entre sus tropas. En la guerra de Corea, las cápsulas de dexedrina, que es otra metanfetamina, formaban parte del ‘kit’ que portaba cada soldado.
En su investigación concluye que la guerra de Vietnam fue la primera contienda netamente farmacológica de la historia. ¿En qué se basa?
En el uso abusivo que el ejército norteamericano hizo de todo tipo de sustancias tóxicas, unidas a las que por su cuenta tomaron los soldados sobre el terreno. Entre 1966 y 1969, en Vietnam se distribuyeron 225 millones de pastillas de dextroanfetamina, a las que sumaron poderosos sedantes para que durmieran. Los veteranos contaron a su vuelta que la mejor anfetamina que habían probado en su vida se la dieron sus propios mandos. Algunos ya venían entrenados de la guerra de Corea. En los prostíbulos japoneses aprendieron a mezclarlas con heroína, descubriendo así el famoso ‘speedball’.
¿Las drogas siguen presentes en las guerras actuales?
Entre los ejércitos regulares, el único que oficialmente sigue usándolas es el de Estados Unidos, que suministra dextroanfetamina a sus pilotos, aunque de manera limitada y controlada. Se sospecha que los chinos han descubierto un estimulante de nueva generación llamado night eagle con posibles usos militares y que los rusos usan drogas prohibidas en Occidente por el dopaje deportivo. Lo que sí se ha confirmado es que ISIS da a sus milicias captagón, una variedad anfetamínica capaz de generar sensaciones de euforia y descontrol que podría explicar los extremos niveles de brutalidad que se han visto en la guerra de Siria. En la guerra, la droga es un arma más. Lo fue en el pasado y lo sigue siendo hoy.