Opinión
Sobre Huelgas de Hambre y asistencia sanitaria en las prisiones
A raíz de la huelga realizada por los presos políticos catalanes, han aparecido varios estudios donde se señala que en las huelgas de hambre tan peligroso es el periodo de huelga como el de recuperación, y como si ésta no se realiza bajo control médico y siguiendo unas determinadas pautas puede causar lesiones irreversibles.
Pues bien, nada de esto se ha aplicado durante los cuarenta últimos años en las cárceles del Estado español.
En los últimos cuarenta años han sido numerosas las huelgas de hambre que los presos políticos se han visto abocados a realizar para mejorar las condiciones de encarcelamiento y para luchar contra el exterminio a que han sido y son sometidos.
Dos presos políticos del PCE(r) y de los GRAPO, Juan José Crespo Galende y José Manuel Sevillano Martín han muerto durante dos huelgas de hambre y de todos son conocidos los casos de numerosos presos que han quedado con graves secuelas, pero lo que es menos conocido es que la preocupación por la salud de los presos por parte de Instituciones Penitenciarias y del Ministerio del Interior terminan en el mismo momento en que la huelga finaliza.
Se emplean todos los medios para que los presos no mueran en huelga, aunque es evidente, que no siempre lo han conseguido y que algunos casos el empleo de estos métodos han sido los responsables directos de las graves secuelas que han sufrido los presos, pero una vez terminada una huelga termina toda la preocupación por la salud y recuperación de los presos, lo máximo que se les ha dado es una dieta de régimen blando que incluye alimentos sólidos y que cada uno se busque la vida como pueda.
La existencia de unas pautas médicas para aplicar en estas situaciones no es reciente sino que parte de la experiencia de los campos de concentración cuando fueron liberados y vieron como numerosos presos murieron en el momento en que volvieron a ingerir comida, se llegó a la conclusión que volver a comer tras periodos de inanición no es tan sencillo ni rápido, y que cualquier recuperación pasa por un proceso que contempla rehidratar el cuerpo y proporcionar las vitaminas básicas antes de pasar a la ingesta de alimentos sólidos y, por supuesto, por una revisión médica para evaluar posibles daños en los órganos que corren mayores riesgos como riñones, hígado y la atrofia muscular.
Pues bien, nada de esto se ha hecho en las cárceles del Estado español, y eso que estamos hablando de huelgas que han durado más de un año y que la mayoría han sobrepasado los treinta días.
La política que se ha seguido tras las huelgas de hambre se puede consideran como una forma más de exterminio y de ir debilitando a los presos, y no es ajena a las secuelas que tienen hoy muchos de los presos políticos que participaron en estas luchas, algunos de los cuales siguen aún en prisión, con el riesgo para su salud que esto está suponiendo.
Un solidario.