Patriotismo y Ejército:
¡Arriba España! ¡Que la levanten los extranjeros!
La ministra de Defensa alemana, Ursula von der Leyen, anunció que el ejército alemán reclutará ciudadanos de la Unión Europea para cargos de especialistas del ejército de su país.
Si en Alemania los alemanes no quieren ir a filas nuestros esquemas intelectuales vuelven a fallar de nuevo: un país con tanta fama de xenófobo como Alemania no tiene reclutas suficientes para su ejército, que en todas partes es la quintaesencia de los valores patrioteros.
Como ocurre en la misma España, también en Alemania los alemanes quieren tan poco a su nación que dejan su futuro en manos de extranjeros, de mercenarios. En ambos países el patrioterismo es sólo de boquilla. Los fascistas mienten: los hechos demuestran que ni los alemanes quieren a Alemania ni los españoles a España.
Aquí lo que les gusta es esa estúpida parafernalia fascista de la jura de bandera, mientras que los demás lo que deberíamos hacer es limpiarnos los mocos, e incuso el culo, con ella.
También sería un buen momento para acabar o, al menos, para reducir el militarismo rampante, donde nunca hay recortes. Cada año el Ministerio de Defensa bate sus propios registros presupuestarios. Es bastante simple: si un ejército no tiene suficientes fuerzas, lo que debe hacer el gobierno es sustituir la tropa por drones u otras armas que disparen sin que nadie apriete el gatillo.
Otra posibilidad es tener un ejército más pequeño y más barato, dedicando el dinero a las escuelas, los hospitales o las pensiones. Pero entonces habría que cerrar Navantia y, como dicen los de Podemos, se perderían puestos de trabajo… Es mejor seguir con la hipocresía pacifista y fabricar máquinas de matar y de morir, sobre todo si los que matan o mueren no tienen nuestro DNI.
En los países fascistas, como España, el ejército es tan importante (para el fascismo) que imponen el servicio militar no sólo como derecho (y timbre de honor) sino como una obligación constitucional, aunque la realidad va siempre por otros derroteros y en los años ochenta del siglo pasado los “obligados” lograron suspender su obligación de servir a filas, por lo que volvemos a lo mismo: los españoles no serán tan patrioteros cuando nunca han querido ir a la mili. ¿Por qué no modificar la Constitución y eliminar de ella la obligación de hacer la mili en lugar de mantener la hipocresía?
Los españoles ni siquiera han querido enrolarse en un ejército profesional a cambio de dinero, lo cual obligó al gobierno a recurrir a los extranjeros. Si coger un fusil fuera un trabajo, los 3.000 soldados sin DNI del ejército “español” demuestran que no es eso lo que nos quitan sino que hacen lo que ningún español está dispuesto hacer, que es exactamente lo siguiente: morir por una patria que no es la suya mientras los amantes de la patria se indignan porque hay quien se suena la nariz con alguno de sus símbolos.
En sus absurdos desfiles los generles fascistas gritan “¡Arriba España!”. Lo que no dicen es que son los demás quienes deben levantarla, esos a los que desprecian tanto: los extranjeros.
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