Familiares de pres@s polític@s:
Nuestra dignidad no está en venta
OPINIÓN
Quienes firmamos esta carta somos familiares y allegados de represaliados y represaliadas políticas vascas, su soporte, su respiración, sus ojos y sus oídos en la calle y en Euskal Herria. Siempre que nos lo piden también nos convertimos en su voz. Hoy, en cambio, queremos hablar sobre lo que sentimos como familiares. Sabemos que más familiares estarán de acuerdo con nosotros y nosotras a pesar de que, debido a las limitaciones, no les hayamos podido ofrecer la posibilidad de firmar.
Del mismo modo que las decisiones que a lo largo del tiempo hemos tomado como madres, padres, hermanos, hermanas, parejas y allegados, han condicionado a nuestros familiares, los compromisos políticos tomados por nuestros familiares nos condicionan a nosotras y nosotros a día de hoy. No elegimos que ellos tomaran determinados peligros, pero sí elegimos que seguiríamos a su lado de manera incondicional incluso en las situaciones más difíciles, porque les queremos y eso es mucho más fuerte que la condena que junto a ellas cumplimos.
Para castigar el compromiso que mantenemos respecto a nuestros seres queridos, los Estados español y francés han puesto en marcha cantidad de medidas durante décadas. La más cruda, sin duda, ha sido la política de dispersión que ha robado la vida de 16 familiares: nos han ahogado económicamente, han herido nuestros cuerpos, han provocado que envejezcamos más rápido y, en algunos casos, han convertido en imposible que visitáramos a nuestros familiares. En los últimos años han tratado de humillarnos poniéndonos como condición para entrar a las visitas que las sucias manos de los carceleros tocaran nuestros cuerpos, prohibiéndonos entrar ante nuestra negativa.
Pero para quienes firmamos, mucho más doloroso que eso es que nos hayan utilizado para chantajear a nuestros familiares presos y deportados. Nos han utilizado como rehenes políticas con la intención de romper la voluntad de los presos y las presas, les han querido hacer responsables de lo que nos pueda pasar en la carretera, su arrepentimiento ha sido el precio que le han puesto ha nuestra integridad física y psicológica. Nosotras hemos denunciado firmemente que no, que los responsables de lo que nos pueda pasar son quienes diseñaron y pusieron en práctica la dispersión, y que de ninguna manera lo serán jamás nuestros familiares.
Dicho esto, queremos expresar con claridad que, como familiares, no le debemos ninguna petición de perdón a nadie, que no aceptamos haber aumentado el dolor de las víctimas de ETA, y que denunciamos el trabajo de lobby realizado por algunas asociaciones de víctimas de ETA para empeorar nuestra situación. No aceptamos ninguna responsabilidad que no nos corresponda y menos para contentar los deseos insaciables de aquellos que destrozan las condiciones de vida de nuestros familiares y las nuestras. Asimismo, nos reafirmamos en el compromiso de seguir al lado de las personas a las que queremos por encima de todos los chantajes y todas las amenazas. ¡Nuestra dignidad no está en venta!
Luis María Goikoetxea Fernández, Amaia Landa Fdez. de Rontegui, Jesús Herrador Pouso, Olga Rodríguez Rubiera, Patxi Karasatorre Aldaz, Ainhoa González Sola, Ilargi Iraizoz Ciarra, Mª Victoria Gaztelumendi Galzagorri, Mª Jesús Ginea Aspiazu, Lorena Barreras Diáz, Elvira Romero Gil, Sendoa Jurado Garcia, Joseba Mikel López de Lacalle Gauna, Marixa Larreina Zerain, Mª Carmen López de Lacalle Gauna, Jesús Mª Soubies Garate, Sonia Bouchet Subijana, Amalia Apaolaza Arana, Iraun Zabaleta Apaolaza, Mª Ángeles Izarra Bilbao, Carlos Gómez San Pedro, Rosana Moreno Balantzategi, Olaritz Arakama Moreno, Urtzi Arakama Moreno, Lierni Arakama Moreno, Ziortza Fernández Larrazabal, Maite Ginea Aspiazu, Mikel Aginagalde Ugartemendia, Isabel Delgado San José, Joseba Berasategi Zelaia. Ainhoa Pastor Alonso, Salvadora Alonso Gómez.