Muro de solidaridad y denuncias:
-Pablo Hasel quedó en libertad ayer día 29 a la mañana.
¿El motivo de la detención? Darle una citación para un juicio que tiene pendiente. No lo encuentran para darle una citación, pero sí para tenerlo toda la noche en los calabozos e impedir el concierto homenaje a Paco Cela Seoane en Castelló. Querían amedrentarlo otra vez y no han podido.
-Pancarta “Preses al carrer. Amnistía i llibertat”
–Cuando quieres soltar mierda y cuentas una vida de compromiso
Artículo sobre el preso político vasco Iñaki Bilbao, en ‘El Mundo. Crónica’
–Sí hay libertad de expresión…
Barrio de La Concordia. Sabadell. Banderas nazis y falangistas colgando de ventanas de una vivienda.
La apología del nazismo es delito en toda la UE menos en España.
-Mucha mierda se ha soltado sobre que los abstencionistas activos permitíamos que la derecha fascista subiera al poder. Incluso a comunistas que promulgaban el boicot les han llamado de todo, incluso cómplices. Un tuit recuerda que hay partidos comunistas ilegalizados, así que de lecciones de moral, ninguna…
Sobre la salida en libertad de Paco Cela Seoane:
-Una sonrisa, un abrazo, su mirada. Nada puede describir mejor la satisfacción de recibir la dignidad, la entereza y el ejemplo de Paco Cela, 32 años de represión, de dignidad y de resistencia. Antes de las 8 de la mañana lo liberaban de las mazmorras, salía en libertad Paco, orgullo de la clase obrera, ejemplo de resistencia. El País Valencia Antifeixista desde Castelló lo hemos querido homenajear, recibir, respetar su dignidad, con una humilde jornada para poner en valor a la resistencia, el compromiso y la consecuencia de llevar la lucha hasta el último extremo, un almuerzo, comida y actuación solidaria, para poner en valor la lucha ejemplar de aquellos que han puesto su vida al servicio de las causas nobles, a los sin voz, a las humildes, y por las que los han dado todo, por los sin nada, sin pedir nada a cambio, humanidad, respeto, y coherencia. Muchas gracias a Pablo Hasel por darlo todo sin pedir nada, estar siempre al pie de la lucha y asumiendo las consecuencias de confrontar al Estado fascista. ¡No pasarán, resistiremos, venceremos!
¡Hasta la victoria Carlos!
Paco Cela Seoane
TENGO UNA FLOR DE VIENTO
A mis hermanos Suso y Carlos.
I
Hermano:
Tengo
una Flor de viento
que se ondula en el horizonte de mis
párpados.
Ondulación que va del dolor al llanto,
del
llanto al grito.
Flor de viento
que va edificando la
sonrisa;
sonrisa que escala
las húmedas paredes de la
garganta
para encontrar grieta
y emerger a la cima de los
labios.
Flor de viento
que resiste las feroces embestidas
de las espinas,
ésas que, a veces,
sorprenden a las
desprevenidas pupilas
y te dejan
ciego y tiritando de
frío.
II
¿Hasta cuándo andará el hombre
tiritando
los fríos?
¿Hasta cuándo el frío,
con sus dedos
largos,
hurgará en nuestras heridas doloridas?
¿Hasta
cuándo, hermano,
seremos ciegos
andando a tientas por los
caminos
y recibiendo golpes tantos?
III
Sin
embargo, hermano,
el hombre no es
como las piedras del
camino:
mudas e insensibles espectadoras
de su propio
destino.
El hombre
es quien construye todos los
caminos
sufriendo, irremediablemente,
en todo su
recorrido.
Cada uno tiene su propia parte del camino
y ha
de recorrerlo por sí mismo:
con su propia cruz, con su propio
llanto
y sin dejar que la sonrisa
se le caiga de los
labios.
IV
No temas, hermano,
a las espinas y a
los fríos.
La única luz que necesitas,
se expandirá
desde ese corazón que te arde
con la llama inextinguible de la
esperanza.
Y el calor te brotará
desde ese pecho en
brasa
cuando el mundo en tus manos arda
y el hombre, en
perfil de llama,
alimente tus sueños
con resplandor de
incendio.
V
En mis manos, hermano,
la edad es
como un barco
con su travesía de sueños,
besos
robados,
que va recorriendo el mundo
con éste mi poema
inacabado.
Poema de éste mi tiempo
por mil heridas
mutilado.
Éste mí tiempo
donde todavía la
ignorancia
cercena la ortografía de los versos.
Donde
todavía el hambre silencia
la inmaculada entonación de las
palabras.
Donde todavía de la tortura brota
un dolor tan
inmenso
que, ante él,
palidecen todos los versos.
VI
Por
eso, hermano,
tengo sed y urgencia de mañana.
De que la
ternura
destierre del corazón la oscura frialdad
del metal
que acuchilla el batir de las alas.
De que el Amor
remonte
el cauce de la sangre
y fluya en cálido surtidor de
caricias.
De que la emoción
imponga a los ojos
su
férrea dictadura
de vivir y morir
en el corazón de la
luz.
VII
Sin embargo, hermano,
me sé
transitando
por el borde hiriente
de éste mi tiempo, de
éste mi hoy
y aquí presente.
Y te digo
que tengo el
corazón dolido
y la sangre en dos mares sublevada,
con el
aliento a las puertas del incendio,
ardiendo.
Desde una
calle,
el sufrimiento me habla
de los días de humo,
de
las mañanas de café amargo.
VIII
Un corazón
sediento se detiene
a las puertas de la ternura,
sediento.
Desemboca en avenidas de silencio:
va calle
abajo,
del dolor al abismo;
vuelve calle arriba,
del
abismo al pecho carbonizado
por naufragios de angustias
y
esquirlas de golpes tantos.
IX
A este punto,
quiero
extender las fibras
de mi pensamiento.
A brazadas de
conciencia y sentimiento
descender al camino
con éste mi
corazón que siente.
Tener ventanas abiertas
a las heridas
milenarias
y a las lluvias ácidas.
No te detengas,
corazón,
y desciende.
Hoy,
podemos ser:
Juan,
Pedro o Manuel.
Juan,
el minero,
con sus miedos
a
la pesadilla de tener por cielo
un infierno de carbón
negro.
Pedro,
el campesino,
con su mirada
avinagrada
de observar una tierra
por las serpientes
dominada.
Manuel,
el joven,
con sus ojos en edad de
grieta.
O el otro Juan,
el estudiante,
al que tan sólo
le dejan
las perspectivas agonizantes.
O el otro Manuel,
el
casado,
el padre de cuatro niños,
con casa de
alquiler,
cuenta en la tienda,
llegar a fin de mes y yo qué
sé …
O el otro Pedro,
el que ya cumple cinco años de
parado,
cinco años de mañanas de café agrio,
de mirarse
al espejo
y verse viejo y derrotado.
X
Créeme
si te digo, hermano,
que no hay noche más larga
que una
noche de sombras
con sombras que no hablan.
Y callan hasta
las sombras
ante los golpes que,
poco a poco,
a un
hombre van doblando.
Escucha cómo ese hombre sediento de
ternura,
silencio a silencio,
va labrando:
un
acantilado de vacíos,
un sepelio de sueños
carbonizados.
Créeme si te digo
que no hay tristeza
comparable
a la de ver a un hombre destrozado
caminar,
por
las avenidas,
solitario:
con el desmayo de la
sonrisa
aflorando sobre la cortina de sus labios.
XI
Y
digo, hermano,
que me sé transitando
por el borde
hiriente, de éste mi hoy
y aquí presente.
Cuando
degollados en las perspectivas agonizantes
renacemos en la
sangre
amasando esperanzas.
Recuperando,
trocito a
trocito,
la Historia, la raíz,
la matriz primera
donde
va germinando
un proyecto de sociedad nueva.
Y de saber
somos, hermano,
ya ancianos.
De saber
que caminando
vamos
y que largo es el camino.
Y seguimos
caminado,
dolorida la piel y las entrañas,
firmemente
aferrados a la esperanza.
Cuando lo nuevo,
lo que alcanzar
aspiramos,
viene herido de luz
y de abismos
precedido.
Cuando lo nuevo, hermano,
es ese hermoso
sueño
que amorosamente alimentamos
poniendo en las manos
de los hombres
las llaves que abren las puertas de la
Historia.
Paco Cela Seoane.
Mayo 1989.