Opinión:
LA ENORME INTELIGENCIA DEL RÉGIMEN
Pablo Hasel
Uno de los errores más graves y comunes entre varias organizaciones y partidos que dicen querer acabar con este régimen, es el de no conocerlo bien, infravalorar al enemigo y por tanto caer en la ingenuidad que hace imposible derribarlo. Acostumbrados a la caricatura del facha idiota a lo Torrente, se olvida que los fascistas que tienen el mando no tienen un pelo de tontos, de lo contrario no llevarían desde el 39 ostentando el poder. Quienes dirigen el Estado, que no es un gobierno u otro, sino la oligarquía protegida por sus pilares fundamentales como el ejército-cuerpos represivos, son sumamente inteligentes.
Lo demostraron cuando por el contexto europeo y por las numerosas luchas obreras y contra la represión que sacudían todo el Estado en los últimos años de vida de Franco y los siguientes, se vieron obligados a ceder unas cuantas migajas y a reformarse superficialmente para que en el fondo todo siguiera igual y pudieran engañar-dominar mejor. Los fascistas menos inteligentes y orgullosos se oponían a esas pequeñas concesiones que costaron tanta sangre, querían seguir con un fascismo más abierto y por tanto menos camuflado. Sin embargo los fascistas más avispados como Fraga y la oligarquía a la que servía, tenían claro que para seguir en el poder e impunes, evitando males mayores, tenían que encubrir el fascismo y por ejemplo, legalizar a aquella «izquierda» que no les pusiera en serios apuros para lograr un espejismo de pluralidad y que esta asegurara que no pagaran por tantos crímenes además de seguir con las fortunas que habían amasado e incluso aumentarlas. Además así, se vendían como demócratas ante el pueblo al lado de los fascistas que no querían adaptar el fascismo a los «nuevos» tiempos.
Pero no devolvieron todos los derechos y libertades democráticas que robaron con un genocidio al Frente Popular, continuaron con los crímenes, torturas y encarcelamientos de antifascistas, con la brutal explotación contra la clase obrera, etc. Qué más les daba aflojar un poco en algunas cuestiones si eso facilitaba que permaneciera esa opresión-saqueo y encima en nombre de la democracia con el aplauso de la «izquierda» domesticada. Así, entre otras cosas, el rey puesto a dedo por Franco, pasaba a ser reconocido masivamente como el garante de las libertades, aunque llevara a ilegalizar y reprimir brutalmente a las organizaciones que denunciaban semejante farsa. Sin duda una gran maniobra, que de haber estado en manos de estúpidos, les podría haber llevado a perderlo todo si no hubieran maquillado el régimen.
En los últimos años, el régimen ha sabido salir bastante airoso de las crisis que se han agudizado, como por ejemplo la que llevó desde el 2011 al 2014, a un ciclo de protestas masivas y en algunos casos bastante combativas. Los partidos del régimen estaban muy tocados y la participación en la farsa electoral que los legitima, caía en picado. En las constantes manifestaciones y escraches se gritaba: “PSOE, PP, la misma mierda es”, “Lo llaman democracia y no lo es” o “No nos representan”. Nerviosos por ello, generalizan la represión y sus medios dan un enorme altavoz a Podemos para alejar la rabia de las calles y una vez más como con el PCE en la “transición”, utilizan a los podemitas para blanquear al régimen, pues estos lo llaman democracia, compadrean con la monarquía, criminalizan escraches y luchas combativas, piden respeto a la legalidad, defienden a la UE y a la OTAN imperialistas, apoyan a los cuerpos represivos, etc. Es un hecho objetivo que las calles entonces se calman y numerosas personas que gritaban aquellas consignas que suponían un avance, pasan a ver al PSOE como aliados olvidando todas sus fechorías y como en una segunda “transición”, se tragan el cuento de la democracia, acudiendo ilusionados a las urnas creyendo que es la solución. Así una vez más, el régimen con otra maniobra en manos de grandes estadistas, frena los estallidos en las calles que iban a más por el lógico aumento del descontento popular.
Otra
reciente muestra de su inteligencia frente a la enorme ingenuidad del
independentismo, ha sido cómo han sabido vencer por goleada, al
menos por ahora, al serio problema que tenían en Catalunya. Lo que
“empezó” con la victoria del referéndum que no pudieron frenar
ni con tanta brutalidad perdiendo el control de Catalunya en un
importante e histórico acto de desobediencia civil masiva, ha
terminado con la situación muy controlada por parte del Estado con
la rendición de los líderes del procés y el sometimiento del
pueblo. Que no se podía lograr la independencia frente a un Estado
así con una mayoría que decía que la policía no sería capaz de
cargar en el referéndum, era previsible. El desconocimiento del
enemigo era total, de haberlo conocido ha quedado claro que los
líderes del procés ni siquiera hubieran apoyado el referéndum con
la represión que vino después, de hecho muchos querían frenarlo el
mismo día ante las cargas. Así, con unos líderes claudicadores
ante la represión que rápido acataron la Constitución, renunciaron
a la desobediencia, han reprimido al independentismo que continúa la
lucha, etc, han sabido controlar la situación, que sin estos líderes
que han renunciado por intereses personales y con unos consecuentes,
Catalunya sería ingobernable. Si el régimen estuviera en manos de
inútiles, no hubieran logrado que en cosa de pocos días pasaran de
perder el control y ser humillados, a lograr la calma en las
calles.
También les ha salido realmente bien la maniobra
de VOX, a la que como a Podemos han dado bombo para levantar la
participación electoral y blanquear al PSOE y por tanto, al régimen.
Del 2011 a esta parte, aún con un gran empeoramiento de las
condiciones de vida, han logrado que no se les vaya de las manos la
situación sino todo lo contrario. Pero tras aupar a Podemos, C’s y
VOX, se les acaban los cartuchos. Lo próximo será probablemente y
cuando se agudice la crisis, ventilarse a la monarquía como ya dejan
ver algunos sectores del régimen que se oponen a esta, para volver a
maquillarse con la ayuda de la «izquierda» que nos venderá
que ha sido una gran conquista aunque padezcamos un Estado igual en
forma de república.
Podría poner muchos más ejemplos, de cómo han logrado desactivar organizaciones armadas, numerosas luchas obreras, etc. Así que en vez de quedarnos con la caricatura del facha descerebrado, urge dejar de infravalorar al opresor y tener claro a quienes nos enfrentamos: a un Estado con una enorme inteligencia y experiencia a la hora de arrasar movimientos revolucionarios. Olvidar eso como creer que tenemos libertades de las que carecemos (como sucedió en Catalunya o en tantas organizaciones reformistas-revisionistas) lleva a la situación actual, en la que ante la gravedad de todo lo que imponen, la lucha está prácticamente desactivada, con pocas protestas que no escapan a su control. Lleva a la nefasta ilusión de creer que desde la legalidad que han diseñado para tenerlo todo “atado y bien atado”, es posible conquistar cambios profundos. En vez de ridiculizar al enemigo, necesitamos aprender de este, porque si tuviéramos su inteligencia y las cosas claras como ellos, otro gallo cantaría.
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