Opinión:
SOBRE LA CONTRACUMBRE DEL G7
-Sendoa Jurado y Ziortza Fdez Larrazabal, superrevolucionarixs-
Después de el artículo de Miguel Ángel Llamas publicado en Naiz (“Reflexiones tras el G7”, 2019/08/27, https://www.naiz.eus/es/iritzia/articulos/reflexiones-tras-el-g7-desde-el-ghetto-a-la-politica-con-mayusculas), no hemos podido aguantarnos sin responder. Estas ganas no vienen de que creamos que hay que responder a todo aquel que no coincida con nuestra opinión, sino porque recoge algunas ideas que desde hace tiempo Sortu está propagando y, además, porque creemos que recoge un intento por intentar criminalizar a otros sectores.
Para empezar te explicaremos cuál es el papel de la socialdemocracia respecto al Movimiento Popular y, cuando estas existen, respecto a las expresiones revolucionarias. No te vamos a explicar nada que no sepas porque suponemos que en otra época tú también has criticado la actitud de los socialdemócratas, ya que desde hace tiempo tienen la función de dejar en nada las protestas contra las diferentes cumbres capitalistas, también en aquellas épocas en las que a todos y todas, incluido a ti, nos metían en el mismo saco de “superrevolucionarios”.
El papel de la socialdemocracia es desactivar el Movimiento Popular y hacer que nadie se salga de los marcos de la legalidad de quienes nos pisotean. Para ello ocupa y controla los espacios naturales del Movimiento Popular, se hace con su mensaje y convierte estos, en nombre del posibilismo y del pacifismo, en slogans vacíos.
La socialdemocracia es la zanahoria que nos muestra el capitalismo, mientras que el palo es la porra de la policía. Las dos se han unido en Biarritz en la cumbre del G7, y las dos buscan desactivar el Movimiento Popular. Los primeros por medio de la asimilación, y los segundos por medio del miedo.
La socialdemocracia no acepta nada que esté a su izquierda, y para ello llena de mierda todo el espacio que queda entre la pared y ellos. ¿Cómo? Despreciando y convirtiendo en caricatura a la gente y a los movimientos que quieren ocupar ese espacio. Con expresiones como ‘superrevolucionarios’, ‘están lejos de la realidad’, ‘le interesa al enemigo’ y otras similares. Seguramente, Miguel Ángel, esto también te resulta familiar, porque se parecen a expresiones que también tú usas en tu artículo. Para mantener la hegemonía, a la socialdemocracia le resulta imprescindible destrozar todo lo que le queda a su izquierda. Ellos son la izquierda.
Para explicar el proceder de la plataforma G7 ez! mencionas el contexto político de Euskal Herria y el “proceso de paz”. En el mismo párrafo explicas el estado de excepción impuesto por los policías. Entonces, ¡qué proceso de paz ni que hostias! Aquí lo que ha habido es un proceso para la desactivación del Movimiento Popular y de la línea revolucionaria, junto a la aceptación del monopolio de la violencia para los gestores del sistema. Este proceso se produjo de 2009 en adelante siguiendo los consejos de los falsos pacifistas venidos a Euskal Herria de la mano del imperialismo, y ha tenido la imprescindible ayuda del reformismo, como explicó Otegi en el juicio del caso Bateragune. Al contrario que a la militancia, al juez sí se lo explicó bien, marcando una línea entre “buenos” y “malos”. Esa línea también la marcas tú en el artículo, y no queda nada bonito: “¡Yo no he sido, seño!”
En pocos años algunos han hecho lo indecible para reventar el Movimiento Popular, han roto relaciones con cualquiera que no entrara en el redil, han llegado a robar sedes utilizando las herramientas de la legalidad burguesa, se han entrevistado con la policía (todavía estamos esperando explicaciones sobre la reunión mantenida con Ares), han apaleado a jóvenes, han censurado… y todavía, Miguel Ángel, te parece raro que la “disidencia” no haya tenido fuerzas para organizar nada contra el G7. Nos habéis robado el papel higiénico y ahora denunciáis que en nuestra casa no hay como limpiarse el culo.
Quienes no hemos tenido capacidad para organizar nada contra el G7 tenemos sobre qué reflexionar y sobre qué trabajar. Vivimos en una autocrítica constante. Creemos que en ese camino existen indicios para ser optimistas, y creemos que en el futuro podremos desarrollar una línea revolucionaria reforzada. Vosotros, Miguel Ángel, tenéis derecho a hacer el camino que queráis, solo faltaba. Seguid alquilando salas de actos que cuestan miles de euros, seguid pactando vuestra actividad política con el enemigo, seguid dando estabilidad al Gobierno de España, seguid convirtiendo a los liberados en funcionarios políticos, seguid poniendo cordones humanos para proteger bancos, seguid tratando de conseguir que los familiares reciban a los presos en privado, pero por favor, dejad de ocupar con los pies esa silla que hace tiempo abandonasteis.