Repasando la historia:
De Eduardo Galeano
-Moría una guerra, otras guerras nacían
El 28 de abril de 1945, mientras Mussolini se balanceaba, colgado boca abajo, en una plaza de Milán, Hitler estaba acorralado en su bunker de Berlín. La ciudad ardía en llamas y las bombas estallaban cerquita, pero él golpeaba el escritorio con el puño y gritaba órdenes para nadie, con un dedo en el mapa mandaba desplegar tropas que no existían y por un teléfono que no funcionaba convocaba a sus generales muertos o fugados.
El 30 de abril, Hitler se pegó un balazo, cuando ya la bandera soviética flameaba en las alturas del Reichstag; y en la noche del 7 de mayo, Alemania se rindió.
El 8, desde muy temprano en la mañana, las multitudes inundaron las calles de las ciudades del mundo. Era el fin de la pesadilla universal, al cabo de seis años y cincuenta y cinco millones de muertos.
También Argelia fue una fiesta. Muchos soldados argelinos habían dado la vida por la libertad, la libertad de Francia, en las dos guerras mundiales.
En la ciudad de Sétif, en plena celebración se alzó, entre las banderas triunfantes, la bandera prohibida por el poder colonial. La enseña verdiblanca, símbolo nacional de Argelia, fue aclamada por la manifestación, y un muchacho argelino llamado Saâl Bouzid cayó, envuelto en ella, acribillado a balazos. La ráfaga lo mató por la espalda.
Y estalló la furia.
En Argelia y en Vietnam y en todas partes.
El fin de la guerra mundial estaba alumbrando el alzamiento de las colonias. Los súbditos, que habían sido carne de cañón en las trincheras europeas, se levantaban contra sus amos.
-No fue un regalo
A lo largo de treinta años de guerra, Vietnam propinó tremendas palizas a dos potencias imperiales: derrotó a Francia y derrotó a los Estados Unidos.
Grandeza y horror de la independencia nacional: Vietnam sufrió más bombas que todas las que cayeron en la segunda guerra mundial; sobre sus junglas y sus campos se derramaron ochenta millones de litros de exterminadores químicos; dos millones de vietnamitas murieron; y fueron incontables los mutilados, las aldeas aniquiladas, los bosques arrasados, las tierras esterilizadas y los envenenamientos heredados por las generaciones siguientes.
Los invasores actuaron con la impunidad que la historia otorga y el poder garantiza.
Tardía revelación: en el año 2006, tras casi cuarenta años de secreto, se supo que existía un informe de nueve mil páginas de minuciosas investigaciones del Pentágono. El informe comprobaba que habían cometido crímenes de guerra contra la población civil todas las divisiones militares de los Estados Unidos en Vietnam.
-La información objetiva
En los países democráticos, el deber de objetividad guía los medios masivos de comunicación.
La objetividad consiste en difundir los puntos de vista de cada una de las partes implicadas en situaciones de conflicto.
En los años de la guerra de Vietnam, los medios masivos de comunicación de los Estados Unidos dieron a conocer a la opinión pública la posición de su gobierno y también la posición del enemigo.
George Bayley, curioso de estos asuntos, midió el tiempo dedicado a una y otra parte en las cadenas televisivas ABC, CBS y NBC entre 1965 y 1970: el punto de vista de la nación invasora ocupó el noventa y siete por ciento del espacio y el punto de vista de la nación invadida ocupó el tres por ciento.
Noventa y siete a tres. Para los invadidos, el deber de sufrir la guerra; para los invasores, el derecho de contarla.
La información hace la realidad, y no al revés.