La solidaridad, arma imprescindible entre los pueblos
Agenda
Una nueva etapa del movimiento Nacional
M.P.M (Arenas) – extractos. Publicado en BANDERA ROJA
2ª época – año III – nº 27 – septiembre 1977
«La tesis que hemos mantenido es que, en las actuales condiciones de capitalismo monopolista de Estado, la lucha por los derechos nacionales de Cataluña, Euskadi y Galicia ha dejado de ser una bandera de la burguesía para pasar a manos del proletariado y de otros sectores del pueblo.
Las negociaciones en curso entabladas por el Gobierno con las llamadas “burguesías nacionales” para el establecimiento de las “autonomías” han venido a confirmar la justeza de esa tesis. Incluso un sector tan “radical” y representativo de la pequeña-burguesía vasca, como es ETA (pm), está inclinándose hacia esa “solución autonómica” que le ofrece el Estado de la oligarquía financiera. Esto no sucede por casualidad, ni supone un viraje táctico ante el supuesto Cambio de las condiciones políticas del país, como se asegura. La “solución autonómica” supone, ni más ni menos, una renuncia en toda la línea a los derechos de las nacionalidades y una claudicación vergonzosa ante el fascismo y la dominación monopolista. La razón de semejante claudicación se encuentra, no cabe duda, en el carácter de masas y verdaderamente popular que están tomando los movimientos nacionales encabezados por la clase obrera, cosa que no pueden ver con muy buenos ojos los burgueses que han estado aspirando a continuar la explotación de la clase obrera bajo un Estado nacional. Aunque la parte de la media y pequeña burguesía más ligada a los monopolios o dependiente de ellos continúe empleando frases huecas sobre el derecho nacional, la cultura, etc. La traición de esta burguesía a su nacionalidad y a los intereses populares se comprueba fácilmente cuando renuncia a toda lucha democrática y consecuente y se la ve acudir a Madrid dispuesta a negociar con el Estado el establecimiento de los estatutos de autonomía y los conciertos económicos, de manera que todo ello le permita una mayor participación en el pastel de la explotación de la clase obrera y de otras capas populares bajo la protección del Estado de la gran burguesía monopolista. Por lo general, estas capas de la burguesía se pierden en un sinfín de disquisiciones jurídicas sobre los estatutos y los fueros, creando una enorme confusión entre las masas. Lo más importante para ellas, al igual que para la oligarquía que las maneja y las sostiene, es echar un manto sobre el problema principal, sobre la explotación económica, la opresión política y cultural que padecen las grandes masas de las nacionalidades.
(…)
El desarrollo del capitalismo monopolista de Estado no ha eliminado en España el problema nacional, ni ha conseguido asimilar, mediante la represión y el engaño, a los pueblos de las nacionalidades, de la misma manera que no ha logrado eliminar otros muchos problemas de la sociedad; en todo caso el monopolismo los ha agravado mucho más. Por eso, toda vez que la etapa de la revolución democrático-burguesa ha concluido en España, el problema nacional solo podrá hallar una justa solución en el socialismo.»