Artículo de Manuel Arango Riego
Preso político del PCE(r)
Prisión de Herrera de la Mancha
-Octubre 2019
EL ENÉSIMO FRACASO DE EE.UU. CONTRA IRÁN.
Hay que reconocer que el imperialismo estadounidense es tan vulnerable y derrotable como que tiene una gran capacidad y experiencia para aparentar lo que hace ya bastante tiempo que no es: aquel exultante gendarme que mangoneaba a buena parte del mundo. Esta aparentación es lo que recientemente ha sucedido con las provocaciones, amenazas y montajes de EE.UU. contra Irán; todo lo cual fue realizado sobre todo con el propósito estadounidense de ocultar su decadencia acelerada.
Pero, claro está, todos aquellos que no se dejan influir por la propaganda imperialista sabían que esas provocaciones, amenazas, etc., no podían ir más allá; de ahí que se desinflaran ante la firmeza de Irán y sus diversas réplicas. Así que hemos presenciado otra clamorosa muestra de impotencia del imperialismo yanqui para doblegar a sus enemigos.
LA FIRMEZA DE IRÁN
Todo comenzó cuando los drones de última generación estadounidense fueron derribados tan pronto penetraron en territorio Iraní; con lo cual, fracasaba la vieja táctica militar del imperialismo yanqui de ir aumentando el nivel de las agresiones de manera progresiva con el propósito de comprobar el estado de la resistencia de sus adversarios: de ahí que primero enviarían drones, si estos salían indemnes a continuación harían sobrevolar con su aviación el espacio aéreo de Irán y, como acto final de esta forma de agresión militar, si la aviación también salía indemne llegaría la hora de los bombardeos masivos. Poco después, se llevó a cabo el apresamiento de un petrolero iraní por parte del Reino Unido, ya que EE.UU. no anda sobrado ni de audacias ni de dar la cara después de tantos fracasos cosechados, por eso la provocación del apresamiento, la tuvo que llevar a cabo el estado británico, cuyo servilismo a favor de EE.UU. le ha convertido en un lacayo de Washington sin los más básicos arrestos de independencia; pero la réplica iraní no se hizo esperar y a continuación apresó a un petrolero británico, mientras recomenzaba su enriquecimiento de Uranio después de que la administración “trumpista” rompiera de forma unilateral un tratado firmado con Irán de no agresión si se congelaba el proceso de enriquecimiento del mineral radioactivo.
En medio de estas agresiones imperialistas, replicadas por Irán, el poderoso ejército iraní blincó una parte del estratégico estrecho de Ormuz (por donde se canaliza una parte importante del mercado mundial del petróleo) y apuntó sus baterías de misiles sobre todos los barcos estadounidenses y los de sus aliados situados en la zona; es conveniente en esta campo de la balística más actual, en medio del silencio cuando no de las tergiversaciones imperialistas, hacer hincapié en la realidad de que ciertos enclaves de misiles iraníes estaban dotados del sistema antibalístico ruso S-400 (el más moderno del mundo), que había dejado en ridículo al complejo militar-industrial estadounidense y sembrado el desconcierto en el campo imperialista.
Pero los fracasos de EE.UU. y de sus aliados no habían acabado. Por una parte, la guerrilla (apoyada por Irán) saboteaba una parte de principal complejo petrolífero de Arabia Saudí, otro de los socios de correrías del imperialismo yanqui en la región. Mientras, por otra parte, las insistentes llamadas de EE.UU. para formar una coalición militar contra Irán fueron desoídas por todo el mundo, hasta el Estado español (reconocido estado mercenario reclutable por el mejor postor) le negó a Trump la petición que este le había hecho de un solo barco militar y de carga; los tiempos han cambiado, hace ya bastantes años que se acabaron para el imperialismo las coaliciones favorable que le permitían montar unas coaliciones militares detrás de otras; estaba claro, una vez más, que la herencia de los fracasos y derrotas militares del campo imperialista en las últimas décadas pasaban sus facturas: nadie quería apuntarse a los nuevos conflictos bélicos y mucho menos siendo comandados por un imperialismo yanqui repleto de fracasos de diverso tipo incluidos los pertenecientes al terreno militar, que dispone de un ejército de reconocida mediocridad a la hora de conducir las campañas de combate directo y que tenía la desfachatez de pretender así alzarse con una jefatura del campo imperialista de la cual hace ya bastante tiempo que había sido desalojado; eso por no entrar en la realidad conocida de que EE.UU. siempre se ha apropiado de la “parte del león” de los botines de guerra cuando los había, mientras los gastos militares siempre corrían a cargo de los demás Estados beligerantes que le acompañaban.
Por si todo esto no fuera suficiente para no apuntarse a ninguna coalición militar contra Irán, quedaba otra causa de disuasión de envergadura; el gran potencial militar de Irán (tanto por el numeroso ejército regular como por los millones de integrantes de las milicias armadas islámicas que entrelazaban a todo el pueblo); así como por la gran capacidad de resistencia de una país que ha vivido siempre bajo el permanente acoso del imperialismo mundial y de sus aliados.
En definitiva, sola un imperialismo como el estadounidense, que anda por el mundo dando tumbos como “pollo sin cabeza” agobiado por sus numerosos fracasos y rumiando su decadencia acelerada, se le ocurre buscar la confrontación con un Estado como el Iraní, cuando todo el mundo, sin necesidad de ir más lejos, está viendo como EE.UU. está tratando desesperadamente de negociar un pacto con la resistencia talibán de Afganistán, ante la imposibilidad de ganar esa guerra frente a unos combatientes afganos que, traicionados por un gobierno títere al servicio del imperialismo y desde “las cuevas y los riscos, con unos magros alimentos, con los kalasnikov y poco más” (cadena de televisión aljazira), han sumido en la impotencia a EE.UU. y a todo una coalición militar de la OTAN formada hace bastante tiempo.
La realidad resultante de los hechos expuestos había ratificado el enésimo fracaso del imperialismo estadounidense y de sus aliados contra Irán. Por eso, a la vista del panorama creado, EE.UU. retiraba una gran parte de su flota de guerra desplegada en el golfo pérsico, silenciaba sus amenazas y el pentágono yanqui con indisimulada impotencia amenazaba con represalias a Rusia por haber dotado a Irán de su sistema antibalístico S-400 que tan vulnerable había dejado a toda prisa su contencioso contra Irán, como si nada hubiera ocurrido; lo cual era una típica reacción de todo lacayo cuando ve como su jefe de filas (estadounidense) abandona el campo de batalla. Por su parte, Arabia Saudí se trabaja sin rechistar el ataque de los guerrilleros, en tanto que en ese país no cesaban de crecer el descontento y la división por mantener la alianza con EE.UU. y se incrementaban las enemistades de una buena parte del mundo musulmán contra Arabia Saudí, con lo cual la alianza de este país con EE.UU. no está ni mucho menos asegurada.
CERCOS Y CONTRACERCOS
Lo cierto es que contra Irán al igual que contra otros países todavía continúan en funcionamiento las viejas estrategias de cerco, que el imperialismo ha ido perfeccionando hasta ser aglutinadas en las calificadas como “Guerras asimétricas”. Se trata de las “guerras de varios cercos” o “guerras de varios frentes”: de carácter político, económico, militar y propagandístico, que a su vez, contienen el fomento de la desestabilización interna de los países agredidos a través de organizaciones de carácter contrarrevolucionario que son patrocinadas por el imperialismo, así como contienen también la potenciación de los problemas de origen étnico y la utilización de los Estados aliados del imperialismo en la región para que hostiguen desde las fronteras a los países agredidos militares. Los objetivos de este tipo de cercos están dirigidos a propiciar la rendición de los países atacados mediante su debilitamiento continuo o, en su caso, están dirigidos también a crear las condiciones favorables que le permitan al imperialismo el ataque militar directo y la invasión del territorio objetivo de dominación.
Pero junto al fracaso durante décadas de este tipo de “guerra de cercos” aplicada contra Irán, el imperialismo estadounidense y sus aliados han tenido que enfrentarse en ese contencioso actual contra Irán a otra dura realidad, ya que ese país ha tenido el apoyo de parte del mundo musulmán, de Rusia y China (con sus advertencias, además, de intervención ante un ataque militar directo del imperialismo contra Irán), así como también tuvo el apoyo de otros países situados en otras partes del mundo y entre los que se encuentran algunos Estados con los que Irán tienen establecidos tratados de apoyo militar mutuo en el caso de ser agredidos militarmente. De tal manera, que los cercadores imperialistas y sus socios también pudieron experimentar otro cerco contra ellos (el contracerco) llevado a cabo por todos aquellos países que de diversas formas apoyaron a Irán.
Así fue como, otra vez más, el imperialismo yanqui veía como se le venía abajo su propósito de ir recuperando el terreno perdido en un oriente medio en el que se encuentra en franca retirada. De esta forma, se estaba cumpliendo lo que algún tiempo atrás había señalado Henry Kissinger, aquel consumado militarista del imperialismo estadounidense: “con el fracaso de EE.UU. en Siria, precedido de otros fracasos en la Región, mucho me temo que hemos perdido el oriente medio para siempre”.