Memoria histórica imprescindible:
-Joaquín Calixto Heredia Guerra, exonerado por los fascistas, pero cuneteado igualmente
Era funcionario de la administración de Hacienda, católico, presidente de la Cruz Roja de León, tenía la Orden al Mérito Militar, pero fue asesinado por los franquistas en La Mata del Moral (León) en 1936.
En 1923 fue entrenador de la Selección Española de fútbol.
En la República entra a militar en el partido de Azaña, Acción Republicana, como tesorero local en 1933, partido del que se desvinculó al integrarse en Izquierda Republicana.
Cuando se sublevaron los fascistas el 20 de julio de 1936 en León contra las autoridades Republicanas, ayudó a los heridos de los 2 bandos creando un ‘banco de sangre’. Joaquín fue encarcelado el 15 de septiembre de 1936 en la Prisión Provincial de León y posteriormente en el tenebroso campo de concentración de San Marcos “por tratarse de un individuo peligroso por sus ideas extremistas”. Fue acusado de masón, extremista, haber presidido un mitin de Manuel Azaña en febrero y de recaudar dinero para Izquierda Republicana.
Sometido a juicio sumarísimo, Heredia negó todas las acusaciones, aceptando que había acudido al mitin de Azaña pero que no lo había presidido. El Inspector Jefe de Hacienda como el de la compañía de ferrocarriles alabaron su diligencia, seriedad y buen hacer; junto con personas de la ciudad de reconocido prestigio y adhesión al pronunciamiento, como el catedrático director del Instituto de Segunda Enseñanza, Mariano Berrueta, el capitán de infantería Manuel Pellitero, y el periodista ‘Lamparilla’, Carmelo Hernández Moros, encargado de publicar el boletín militar del 25 de julio de 1936.
A finales de octubre fue exonerado al no demostrarse los cargos y puesto en libertad. El juez militar le dejó a disposición del Delegado de Orden Público de los sublevados Luis Medina Montoro, uno de los carniceros más notorios del momento, muy católico, que dejó ‘hacer’ a los irregulares falangistas y tradicionalistas, sin mirar por nadie y sin compasión por las víctimas, destacado en todo el período de represión su especial obsesión con los masones. Heredia fue recluido de nuevo en San Marcos.
El 21 de noviembre de 1936 fue ‘sacado’ de San Marcos por elementos falangistas en connivencia con las autoridades civiles y militares franquistas de León. Dos carceleros llamaron a Heredia, quien se dispuso a recoger el hatillo. “¿Para qué, si para donde va no lo va a necesitar?” Fue como una revelación. Heredia se resistió “¡Me van a matar! ¡Me van a matar! Los carceleros fueron a por él, le redujeron y le sacaron a rastras. Fue asesinado en la finca, “La Mata del Moral”, propiedad del terrateniente Octavio Álvarez Carvallo, y arrojado a la infame fosa de Mansilla de las Mulas, en la que acabaron desapareciendo cientos de personas en los primeros meses de la Guerra Civil Española.
Libros:
-“Esclavos de Franco”, de Chesus Calvo
Es un comic publicado por la editorial aragonesa GP Ediciones. Tiene 88 páginas. 2019.
“El franquismo ha sabido ocultar muy bien sus muchas vergüenzas y la democracia poco ha hecho por destaparlas”, dice el prólogo.
La Guerra Civil española vive sus últimos días. Un soldado republicano es herido en su huida al intentar cruzar la frontera por los Pirineos. Cuando despierta se da cuenta de que está en un campamento de prisioneros, donde se le ofrece trabajar duro “reconstruyendo España” para poder reducir su condena. Fue lo que se llamó “El Patronato Central de redención de penas”. De este modo, mientras Julián recuerda lo vivido en los últimos años en su pueblo junto a sus padres y Paquita, su novia, asistimos a lo que fue el día a día para estos hombres, donde el principal objetivo era sobrevivir.
*Existe un libro sobre el tema con muy parecido título. “Los esclavos de Franco”, escrito por Rafael Torres. Editorial Oberon. 2000. 194 páginas.
-Heriberto Quiñones González, un imprescindible
Nació en 1907, probablemente en Moldavia. El nombre de Quiñones lo consiguió gracias a un funcionario del registro civil de Gijón. Nunca desveló su verdadero nombre. Quiñones hablaba el castellano con modismos asturianos, y también hablaba perfectamente el catalán de Mallorca. Llegó a España en 1930 expulsado de Francia como delegado de la III Internacional, desarrolló su militancia sucesivamente en Asturias, Valencia, Mallorca, Menorca, Cataluña y Madrid.
Detenido el 30 de diciembre de 1941, fue fusilado el 2 de octubre de 1942, sentado en una silla porque no se tenía de pie a causa de las torturas que había sufrido durante los meses que permaneció en la sede de la Dirección General de Seguridad en Madrid. Junto a Quiñones fueron fusilados Luis Sendín y Ángel Garvín.
Su vida fue un ejemplo de compromiso revolucionario para los trabajadores españoles, fue un internacionalista convencido que afirmaba que “el régimen soviético terminaría con el hambre, la miseria y la opresión”.