Luchas, derrotas, victorias… Antifascistas
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Dimitrov: El fascismo y la clase obrera – III (año 1935)
« (…) Pero no es todo, ni mucho menos. Día tras día, en los campos de concentración de la Alemania fascista, en los sótanos de la GESTAPO (policía secreta), en las mazmorras polacas, en los calabozos de la policía secreta búlgara y finlandesa, en la “Glawniatsch” de Belgrado, en la “Siguranta” rumana, en las islas italianas, los mejores hijos de la clase obrera, los campesinos revolucionarios, los que luchan por un porvenir más bello de la humanidad son sometidos a tratos violentos y escarnios tan repugnantes que ante ellos palidecen los crímenes más abominables de la policía secreta zarista. El criminal fascismo alemán convierte a los maridos, en presencia de sus mujeres, en masas de carne sanguinolenta, envía a las madres en paquetes postales las cenizas de sus hijos asesinados. La esterilización se ha convertido en un medio político de lucha. A los presos antifascistas recluidos en las cámaras de tortura les inoculan por la fuerza sustancias venenosas, les rompen las manos, les arrancan los ojos, les cuelgan por los pies, les inyectan agua con bomba, les recortan cruces gamadas en su carne.
Tengo delante un resumen estadístico del Socorro Rojo Internacional sobre los asesinados, heridos, presos, mutilados y torturados en Alemania, Polonia, Italia, Austria, Bulgaria y Yugoslavia. Solamente en Alemania, bajo el gobierno de los nacionalsocialistas, fueron asesinadas más de 4.200 personas; detenidas 317.800; y 218.600 obreros, campesinos, empleados e intelectuales antifascistas, comunistas, socialdemócratas y miembros de las organizaciones cristianas de oposición fueron heridos y sometidos a torturas crueles. En Austria, desde los combates de febrero del año pasado fueron asesinadas 1.900 personas; 10.000 heridas y mutiladas; y 40.000 obreros revolucionarios detenidos por el gobierno fascista “cristiano”. Y este resumen, camaradas, dista mucho de ser completo.
Me cuesta trabajo encontrar palabras con que expresar toda la indignación que nos embarga al pensar en las torturas que hoy sufren los trabajadores en una serie de países fascistas. Las cifras y hechos que nosotros señalamos no reflejan ni la centésima parte del cuadro verdadero de la explotación y las torturas, del terror de los guardias blancos que llenan la vida cotidiana de la clase obrera en los distintos países capitalistas. Ningún libro, por voluminoso que fuera, podría dar una idea clara de las incontables bestialidades del fascismo contra los trabajadores».
*En la imagen: Fotomontaje de John Heartfield
Cartas de la Gestapo a mujeres alemanas. Tras el asesinato, la mofa. Las esposas reciben las cenizas de sus maridos asesinados.
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