Apuntes. Sobre la organización y el funcionamiento del aparato de propaganda de una organización comunista clandestina en el comienzo de la «Transición»
El presente trabajo fue hecho en la prisión de Sevilla II, de manera oficial, para la Universidad del País Vasco -dentro de los estudios de periodismo-, por el preso político Juan García Martín. Fue editado en 1997.
(I de II)
1.- Introducción
Como el título anuncia, el objeto del presente trabajo es exponer el funcionamiento y estructura de un aparato de propaganda, órgano de expresión de una organización comunista ilegal, el Partido Comunista de España (reconstituido) -antes de 1975, la Organización de Marxistas-Leninistas de España (OMLE)- en una época de dictadura fascista abierta (aún en vida de Franco y un año después de su muerte), lo que le obligaba a tomar un carácter clandestino.
«Funcionamiento del aparato» se entiende en su sentido más amplio y no sólo en el técnico; en la idea de «aparato» se condensa todo el proceso de recogida de datos, elaboración-discusión, redacción, edición y distribución.
Dada la situación de encarcelamiento en que me encuentro, me he encontrado con un grave problema a la hora de encontrar fuentes para hacer este trabajo; sólo dispongo de una: mis propios recuerdos como integrante de la sección de maquetación del Aparato de Propaganda Central de la OMLE y PCE(r) durante esos años, así como el haber sido responsable de propaganda de algunas organizaciones locales; también he completado los datos que he podido recordar con los de otros militantes encarcelados y que llegaron a estar en la Comisión de Propaganda del Comité Central del PCE(r). Quiere esto decir que todos los materiales imprescindibles para fundamentar documentalmente este trabajo, todos los ejemplos que se deberían poner, no los tengo y no los puedo aportar. Por ello he optado por titularlo como «Apuntes», con la idea de ofrecer un esquema de lo que en su momento -y desde la calle, por supuesto- podría ser un tratado documentado y completo de la actividad propagandística de esos años.
2.- La época
Los cuatro años que van desde 1973 a 1976 están llenos de contradicciones y tensiones, propias de la profunda crisis estructural que aquejaba al régimen fascista nacido de la sublevación militar del 18 de julio de 1936. El movimiento obrero y democrático se había repuesto de los efectos de aquella derrota y del subsiguiente terror desatado contra él.
El número de huelgas crecía espectacularmente de año en año, las estructuras del Sindicato Vertical y las llamadas a la «reconciliación» de los carrillistas eran incapaces de controlar ese movimiento obrero y popular y la represión era la única baza en manos del Estado para frenarlo. Las reivindicaciones políticas democráticas (libertades, amnistía…) se entremezclaban con las laborales, de tal forma que si en el período 1963-67 las huelgas puramente políticas fueron sólo el 4% del total, en el de 1967-74 fueron el 45%.
A la crisis política se unieron los efectos de la crisis económica que estalló en 1967 y que puso de manifiesto la debilidad estructural de la economía española dentro del concierto mundial y en especial del europeo, a cuyas puertas estaba llamando. Se produce una división entre los grupos económicos dominantes y entre los grupos políticos que hasta entonces habían monopolizado la escena política.
En el campo de la oposición política al régimen, asistimos a una pérdida de influencia real del PCE y su política de «reconciliación nacional» entre los sectores más dinámicos de la izquierda, aunque aún mantiene su hegemonía en el movimiento obrero. En realidad, se está abriendo paso una nueva forma de resistencia activa al fascismo, independiente, en contra de la legalidad, más radical e incontrolable y que empieza a utilizar la lucha armada. Numerosos grupos y siglas pululan a la izquierda del PCE, aunque en la práctica la mayoría aceptan su hegemonía.
El régimen de Franco se veía impotente para frenar o controlar el movimiento antifascista y su aparente monolitismo va cediendo ante los embates de la lucha obrera y popular. Llega el momento en que se plantean la necesidad de «cambiar algo para que todo siga igual»; va a nacer la Reforma.
El primer intento reformista serio se dará en vida de Franco, en la época del Opus, de Fraga y de Carrero; ni siquiera la muerte de este último en una acción de ETA logra frenar el proceso iniciado. Se abrió, así, un periodo de tiras y aflojas entre las distintas familias del régimen por el alcance de la Reforma, por ceder más o menos a la presión de las demandas democráticas del movimiento democrático, por volver atrás, a la represión indiscriminada, o por combinar la represión selectiva con la adopción de formas políticas «modernas», etc. Todo ello coincidiendo con la agonía física del propio Franco.
¿Qué suponía este panorama político para la propaganda revolucionaria? Salta a la vista que la complejidad de la crisis y la posibilidad que se abría de cambios profundos en la estructura política provocan que estos años sean de una intensa actividad propagandística a todos los niveles; todo el mundo tiene algo que decir y una alternativa que dar. Y no sólo en los medios de la izquierda, sino que son los años en que aparecerán medios legales no ligados al régimen agonizante y que aprovechen la «apertura» de la censura e incluso presionen para que ésta desaparezca (es el caso, por ejemplo, de «EL PAIS»). De todas formas, la censura y la represión siguen ahí, con altas condenas por propaganda ilegal, con torturas en comisaría, etc. Todo este conjunto condicionará la propaganda revolucionaria:
– En los contenidos: Denuncia del régimen y sus intentos de «apertura», lucha ideológica y «competencia» entre distintas alternativas reformistas y/o revolucionarias, al mismo tiempo que se van reduciendo los contenidos puramente informativos, sobre todo de conflictos sociales o sindicales, en la medida que éstos van teniendo cabida en la prensa legal.
– En las formas: Predominio casi absoluto del periodismo ideológico y hasta agitativo.
– Clandestinidad.
3.- Ideas-Contenidos
a) En la propaganda de la OMLE-PCE(r) se puede observar una serie de ideas rectoras: La elaboración y difusión de su Programa para la Revolución Socialista (que pasaba por un corto período político de República Democrático-Popular), la denuncia de los desmanes del régimen y de la maniobra reformista que se avecinaba coincidiendo con la muerte del Dictador y la lucha contra el revisionismo carrillista. Hasta el 1975, la idea central de la OMLE fue la reconstrucción del Partido Comunista; éste fue el eje de su propaganda, alrededor del cual se ordenaban los demás contenidos (caracterización de España como país de capitalismo monopolista de Estado, deslindar los campos con el revisionismo y los demás grupos del «movimiento de izquierda», elaboración del Programa Mínimo para la Revolución Socialista, etc.).
A partir del Congreso Reconstitutivo, su Aparato Central pasó a depender del Comité Central del PCE(r). El proletariado como destinatario principal, la extensión y consolidación del nuevo Partido y la lucha contra la Reforma y las ilusiones reformistas fueron los centros de su trabajo propagandístico.
b) Difusión de noticias que no aparecían en los medios legales o eran deformadas por éstos (contracensura y contrainformación):
– Luchas obreras y populares.
– Extensión de las experiencias de lucha revolucionaria.
– Denuncia de casos de represión o explotación.
– Difusión de la experiencia de la lucha antiimperialista en los países del Tercer Mundo y de los países socialistas (considerando como tales en, aquellos momentos, a China y Albania, mientras que la URSS era considerada «social-imperialista».
c) Lucha ideológica contra el «enemigo interno»:
– Contra el revisionismo carrillista que ha destruido el PCE, contra su política de «reconciliación nacional», contra las ilusiones reformistas que está contribuyendo a crear, contra sus convocatorias desmoralizadoras y liquidadoras a sucesivas «huelgas generales».
– Contra otros grupos del «movimiento de Izquierda» de los que se consideraba que, en el fondo y en su práctica», y más allá de sus proclamas propagandísticas «izquierdistas», se mostraban seguidistas respecto al PCE.
– Contra los sindicatos, aún no legales pero ya «consentidos», sobre todo CC.OO; instrumentos de la política del PCE y que estaban destruyendo el inicial movimiento obrero de carácter asambleario, independiente de los tinglados legales y radical en sus métodos, para domesticarlo.
– Reivindicación del PCE anterior a Carrillo, como principal artífice de la resistencia durante la Guerra Civil.
d) Llamadas a la acción:
– Ante problemas concretos de las masas (sindicales, sociales, políticos, etc.). A formar organizaciones verdaderamente independientes, organizar la lucha, elaborar tablas reivindicativas, promover huelgas, manifestaciones, etc.
– Ante la represión: huelgas, manifestaciones, violencia de las masas, etc.
– Campañas periódicas, tanto para «uso interno» (de bolchevización, de difusión y venta de publicaciones, de apoyo al Congreso Reconstitutivo, etc.) como volcadas hacia el movimiento de masas (boicot a las consultas electorales, en apoyo al País Vasco, por la amnistía, etc.).
e) Difusión de la cultura democrático-popular y socialista: Rescate de la memoria histórica de los procesos revolucionarios habidos en España, incluidos los periodos republicanos burgueses del siglo pasado. Reproducción de artículos de divulgación cultural de revistas chinas y albanesas y de obras de los clásicos de la literatura soviética.
4.- Medios
La clandestinidad, el monopolio de los medios por parte del Estado (especialmente de los audiovisuales), el atraso tecnológico en que aún vivía la España de los setenta, la costumbre de los receptores de la propaganda (aún la TV no ejercía de comedura de coco como ahora y existían hábitos de lectura bastante arraigados en determinados sectores de la población) y la estrechez económica en que nos movíamos (nunca tuvimos ningún «mecenas» o Estado «patrocinador»), son todos elementos que determinaron el uso casi exclusivo que se hacía del lenguaje escrito en las ediciones de la OMLE-PCE(r). Aun así, siempre se procuró estar abierto a las nuevas tecnologías y se hicieron planes para dar el salto a los medios audiovisuales.
a) Palabra escrita:
– Publicaciones periódicas: en la época de la OMLE existía un órgano de expresión del Comité de Dirección (BANDERA ROJA) de carácter mensual, y un órgano ideológico (ANTORCHA) de carácter bimensual. Carezco de datos en mi situación sobre la tirada de uno y otro. Con la misma cabecera, BANDERA ROJA, se publicaba mensualmente un folleto sobre algún tema monográfico que, normalmente, se orientaba a apoyar la idea de la «Reconstrucción del Partido».
A partir de 1976, tras el Congreso Reconstitutivo desaparece ANTORCHA, y BANDERA ROJA, conservando su carácter mensual, pasa a ser el órgano del nuevo Comité Central. Aparece una nueva publicación de carácter quincenal (hubo planes para sacarlo semanal), GACETA ROJA, con un carácter más informativo, orientativo y agitativo que ideológico.
También aparecen publicaciones mensuales en los distintos Comités Nacionales, Regionales y Locales (AURORA en Madrid, AURRERA en Euskadi, EL GALLO ROJO en Andalucía…) que tuvieron una efímera vida propia, pues acabaron siendo, en el mejor de los casos, suplementos locales del GACETA, del que llegaron a tirarse 3.000 ejemplares. Merece la pena señalar la preocupación por que las lenguas de las distintas nacionalidades (gallego, euskera y catalán) estuvieran presentes en nuestra propaganda, especialmente en las hojas de agitación, en los suplementos nacionales de GACETA y en determinados trabajos específicos donde se abordaba la cuestión nacional (p.e., un folleto recopilando artículos del dirigente del PSUC, Joan Comorera). La práctica de este empeño se orientó hacia la edición bilingüe de dichos trabajos.
– Folletos. -Salvo los ya citados de la época de la OMLE, no tenían una periodicidad regular y en su mayoría tenían un carácter recopilatorio de artículos ya publicados en los órganos periódicos, otros trataban temas monográficos o se ligaban a campañas («Por la Reconstrucción del Partido», «De Bolchevización», «Contra el revisionismo», «Sobre los métodos de trabajo», materiales de Conferencias y Congresos, etc.).
– Panfletos y octavillas. -Ligados a la necesidad de salir al paso de una forma rápida a cualquier hecho trascendente y puntual (también se llegaron a sacar GACETAS especiales con este carácter) y siempre ligados a las tareas de agitación. Las organizaciones de base eran autónomas a la hora de realizar estas tareas de agitación, por lo que el número de hojas que se realizaron y su tirada se puede calificar de incontrolables.
– Texto acompañado por material gráfico, bien apoyando a carteles, bien panfletos con alguna ilustración.
– Correspondencia interna. -En su mayoría circulares de los organismos centrales o intermedios que en ocasiones acababan haciéndose públicas dando lugar a algún artículo en una publicación periódica o folleto.
b) Imagen:
– Carteles, sobre todo, de carácter agitativo, en su mayoría en blanco, negro y rojo. Ligados a campañas (boicot electoral, venta de GACETAS, etc.). Dibujos de apoyo a panfletos. En las publicaciones periódicas sólo se empezaron a utilizar sistemáticamente ilustraciones en GACETA, muy pocas en cada número pero casi siempre originales; aparecen también viñetas de humor. Todos los años se editaba un ALMANAQUE de dibujos y textos.
– Video. -Este medio apenas empezaba a utilizarse en España, por lo que su uso fue muy limitado. Se traían películas soviéticas desde los países europeos y se pasaban en reuniones restringidas, especialmente en la Escuela del Partido, dependiente del Comité Central.
– Símbolos. -Ampliamente utilizados, siendo, básicamente, los clásicos comunistas: hoz y martillo, estrella roja, imágenes de los «padres» del marxismo-leninismo, etc., a los que se podía unir la bandera republicana.
c) Música y arte:
– Se editaron dos cintas de cassette con himnos y canciones, en su mayoría procedentes de la época de la Guerra Civil. Se reproducían artesanalmente.
– Artes plásticas. -Principalmente, los carteles ya citados.
– Promoción de obras de ediciones ajenas a la Organización, principalmente por la vía de recomendarlas en las publicaciones. Artistas y literatos de carácter revolucionario y/o socialista se veían reflejados con sus biografías y obras.
d) Actividades cara a las masas. Espectáculos:
– Teatro-guerrilla. -Obras breves, de texto propio elaborado al hilo de algún suceso de mucha actualidad y que se interpretaban en una plaza o local, sin aviso previo, convocando a la gente en el mismo momento. Se solía rematar con un reparto de octavillas. Tuvo su mayor auge en 1977, de la mano del grupo «Pueblo y Cultura».
– Colocación de banderas en sitios visibles y concurridos, sobre todo en aniversarios como el 1° de Mayo o el Día de la República Popular (16 de febrero); a veces se le adosaban artefactos simulados -o no- para dificultar su retirada por la policía.
– Pintadas de consignas y símbolos. Colocación de carteles. Había que organizarlas bien, con piquetes de vigilancia y autodefensa debido a la presencia policial y de chivatos.
– Manifestaciones, «saltos», mítines. Muy pocos hubo que se pudieran calificar de convocatoria propia, por los riesgos de provocar una caída de una Organización entera ya que había que concentrar a todos los efectivos en su preparación. Lo que se hacía a menudo era aprovechar manifestaciones espontáneas o de otros grupos semi-legales (excepto las de los carrillistas). Aun así, en barrios de Sevilla, Madrid, Cádiz o Vigo se hicieron mítines propios de la OMLE-PCE(r), protegiéndolos, incluso, con piquetes de militantes armados (a partir de 1976, esta cobertura la ofrecieron los GRAPO).
– Acciones de propaganda armada. -Apunto esta actividad porque en estos años el PCE(r) y la gente militante en general tuvieron que hacer frente a sucesivas ofensivas represivas del Estado y echaron mano de todos los medios para defenderse (ya he apuntado los «paquetes explosivos» para proteger las banderas o los piquetes armados de autodefensa); en este contexto nacerán los GRAPO. No desarrollo las nuevas formas de propaganda ligadas a la guerrilla porque cualitativa y organizativamente tienen un carácter diferente.
e) Audiovisuales:
– Cintas de música y video ya citadas anteriormente.
f) Palabra hablada:
– Principalmente, las reuniones regulares de trabajo orgánico (células y comités) donde se discutían la propaganda, la marcha del trabajo y las directrices de la dirección, se elaboraban propuestas y planes de trabajo, etc. Era la principal forma de educación de los militantes.
– Escuela del Partido. -Destinada a profundizar en la preparación de cuadros. Dependía directamente de la Comisión de Propaganda del Comité Central del Partido y tuvo un año de vigencia. Había un programa intensivo de conocimiento de los clásicos del marxismo-leninismo, acompañado de discusiones abiertas sobre temas de actualidad y emisión de videos con películas soviéticas.
– Reuniones amplias con los círculos de influencia de las organizaciones partidistas para discutir la propaganda o preparar alguna campaña. Reuniones promovidas por alguna organización del Partido para la lucha sindical (Círculos Obreros).
– Reuniones extraordinarias de cuadros. Reuniones del Comité Central ampliado con destacados militantes que no pertenecían a él permanentemente. Conferencias o Congresos.
– Discursos, en mítines o en asambleas de tipo sindical o reivindicativo.
5.- Efectos buscados y resultados obtenidos
Hay que hacer notar la gran modestia con que había que empeñarse en la actividad de propaganda: de ninguna forma se podía pretender competir con la propaganda y los medios oficiales. Había, por tanto, que saber concentrar las siempre escasas posibilidades de incidencia -en relación a las necesidades de la lucha de clases- en aquellos sectores sociales que, a su vez, harían de propagandistas espontáneos, buscando un efecto multiplicador de nuestra actividad propagandista. Por otro lado, se carecía de medios para poder realizar una evaluación a corto plazo de los resultados de este trabajo, salvo en campañas muy puntuales donde se pedía una respuesta inmediata a los destinatarios de la propaganda (p.e., una convocatoria a una huelga o una manifestación); de hecho, una gran parte de los efectos buscados, sobre todo los de educación de las masas, pueden ser calificados como de largo plazo (…)
a) Dirección política, especialmente dar a conocer ampliamente las explicaciones e interpretaciones de los sucesos de la vida política y social, estatal e internacional, la orientación y previsión de la dirección de esos acontecimientos y el qué hacer ante ellos. Este constituiría el aspecto fundamental de la actividad propagandística del Partido, y en la práctica nos llevó a luchar a contracorriente y a quedarnos solos en la denuncia, por ejemplo, de la Reforma en ciernes y del papel cómplice con ella que venía desempeñando el revisionismo carrillista. (…).
b) Educación política. -No se puede desligar de la anterior tarea de dirección, ya que la comprensión de los análisis políticos trae consigo una elevación del grado de conciencia política de los receptores. Pero además había actividades que buscaban directamente la elevación de este nivel: las denuncias repetidas, la difusión de experiencias y ejemplos, las citas de clásicos, la recomendación de sus obras más ligadas a la resolución de problemas actuales, etc. Más específica era la labor destinada a la elevación del nivel de conocimientos del marxismo-leninismo y de su utilización como herramienta para el trabajo práctico de los simpatizantes, militantes y cuadros del Partido. Aquí los resultados eran fácilmente verificables y se pueden calificar como muy buenos: el aumento de su abnegación, capacidad y acierto en el trabajo, su comportamiento en comisaría tras las detenciones y las torturas subsiguientes, su disposición a pasar a la clandestinidad, etc. Sin un alto grado de conciencia política no sólo no se hubieran logrado estos resultados, sino que no se podría explicar la supervivencia del propio Partido tantos años después.
c) Denuncia e información. -Esta era una tarea común a todos los grupos que entonces conformaban «la izquierda», derivada de la necesidad de romper el muro de la censura fascista, de los monopolios de los medios y de la desinformación. Se puede decir, a la hora de evaluar los resultados de esta labor conjunta, que la ruptura que se dio en aquellos momentos del monolitismo de los medios, con la aparición de los nuevos medios y con la «apertura» de la censura, fue en buena parte fruto de ella. De hecho, la información se transmitía y filtraba por mil resquicios y, lo que quizás era peor, su naturaleza clandestina la hacía inmanipulable por el poder.
d) Difusión de experiencias. -De tres tipos:
– De luchas locales: dar a conocer, para que puedan aplicarse a nuevos casos, los avances de la lucha sindical y reivindicativa de carácter independiente y radical.
– De los países socialistas (China y Albania, principalmente) y de la lucha antiimperialista (Palestina, Sudeste Asiático o Latinoamérica).
– De promoción del Partido, especialmente campañas para explicar y resaltar la forma en que la OMLE-PCE(r) habían dirigido determinadas luchas: Marco de Jerez, Astilleros de Cádiz, Huelva, Vigo o La Naval de Bilbao, la construcción en Gijón y Barcelona, etc.
En general, toda esta labor de difusión de «modelos», resultaba muy útil a falta de un verdadero centro o dirección del nuevo movimiento obrero y popular que se estaba fraguando, aunque sus resultados estaban, a su vez, mediatizados por la actividad de quienes no estaban por seguir esos caminos.
e) Buscar la movilización de los receptores. -Un papel reservado más a la agitación que a la propaganda, que busca resultados más a largo plazo y donde hay un abanico de ediciones y actividades que van desde la octavilla editada por una célula o comité para una lucha de tipo sindical (propuesta de una tabla reivindicativa, métodos de organización independiente -asamblea, comité negociador renovable, formación de Círculos Obreros para dirigir la lucha, etc.-, métodos de lucha radicales…) hasta campañas de ámbito estatal: movilizar recursos para la Reconstrucción del Partido, por el boicot a las mascaradas electorales o a las huelgas generales liquidadoras de los carrillistas, de difusión del GACETA ROJA, por las movilizaciones contra la represión del movimiento obrero (San Adrián de Besós, Ferrol, Elda, 3 Marzo Vitoria, etc.). No se trata aquí de apuntarse tantos, pues la situación de crisis en que vivía el régimen creaba un ambiente muy receptivo a la movilización de las masas, pero la mayoría de estos llamamientos tenía buena acogida y eran seguidos por un aumento de ellas, sobre todo las antirrepresivas, donde, además, solían coincidir las convocatorias de diferentes grupos.
f) Captación de simpatizantes y militantes. -La concepción general de que «la propaganda abre el camino a la organización», era seguida con rigurosidad. Así hay que entender algunas de las campañas de difusión de las publicaciones que se hacían, desde vendiéndolas en las puertas de los centros de trabajo hasta repartos de puerta en puerta; en todas ellas se procuraba hablar con los receptores, pedirles opinión e intentar comprometerles con una cita o una suscripción que, más tarde, permitiría ligarlos de alguna manera a la organización. Por lo demás, se consideraba a la propaganda, desde la humilde octavilla a la publicación periódica, como el escaparate, la carta de presentación del Partido: a través de ellos tenían el primer conocimiento de nosotros y podía constituirse en una «invitación» a organizarse. De ahí la permanente preocupación por la calidad formal y de contenidos de cada edición. Pues bien, se puede decir que la propaganda de la OMLE-PCE(r) fue capaz de individualizarse, incluso a la primera ojeada («¡Ya están aquí los de la OMLE», «Hombre, esto es de los de la r»), entre todo el volumen de papeles que se editaba por esta época.
g) Debates ideológicos. -Este fue un objetivo buscado especialmente en la época de la OMLE y con la idea de aglutinar a aquellos grupos de la izquierda del PCE que estaban por la Reconstrucción del Partido. Desde las páginas de BANDERA ROJA se exponían tesis para ser debatidas, se editaban críticas a los presupuestos ideológicos de otros grupos, se ofrecían vías para llegar a una unidad -incluso poniendo a disposición de esa posible Organización Unitaria el Aparato de Propaganda-… Fue donde menos frutos prácticos se logró pues, salvo dos organizaciones de Vigo y Sevilla, ningún otro grupo como tal se sumó al proyecto de Reconstrucción y los debates de carácter político, debidamente argumentados, fueron casi inexistentes, siendo sustituidos por las descalificaciones y exclusiones cuando no los infundios y los insultos.