Movimiento obrero. Su brutal situación:
-El desempleo se dispara, el capital festeja
La vieja monserga que el desempleo perjudica al conjunto de la sociedad, es una de las tantas fábulas que sacuden a la población desde las terminales mediáticas de la burguesía. La falta de empleo, precariza los trabajos y deja a los empresarios mano de obra barata a límites de semi-esclavitud. Siempre y en todos los contextos ocurre, y no será ahora que se elimine esta realidad. Diques de contención como el salario mínimo, derechos laborales, afiliaciones sindicales… pasan a mejor vida cuando las crisis golpean. La necesidad de millones de obreros y trabajadoras de conseguir un empleo, es aprovechado por los dueños de los medios de producción para imponer sus criterios y exigencias. Saben que fuera hay todo un ejército de personas que no tienen otro camino que aceptar las condiciones que el patrón disponga. La crisis en la que ya estamos inmersos trae consigo una deuda gigantesca con los capos de la troika y los países del norte que, indefectiblemente, deberán pagar los trabajadores. Ya se encarga el régimen de ello. Y lo haremos con desempleo, salario vital, sueldos míseros, recorte en jubilaciones, ampliación de la edad para jubilarse y que compute toda la vida laboral (sin atender que ha habido períodos de muy baja calidad de empleo o paro). Esa realidad no debería venir acompañada con un encogerse de hombros y saldar el futuro con un triste «esto es lo que hay». Para nada. La lucha, la conciencia, la organización, están esperando para dar la batalla.
Los datos conocidos el 5 de mayo correspondientes al mes de abril. La cifra de desempleo se situó en abril en 5.197.451 personas. Es decir, se ha registrado un incremento interanual del 136,56% en las personas que tienen en estas prestaciones «su principal fuente de ingresos, en muchos casos la única», ha señalado Joaquín Pérez Rey, secretario de Estado de Empleo y Economía Social. El desempleo de los jóvenes menores de 25 años se incrementó en abril en 31.262 personas (10,87%) respecto al mes anterior, mientras que el paro entre los de 25 y más años subió en 251.629 (7,72%). También se ha notado en la pérdida de afiliados a la seguridad social: en abril se registraron casi 50.000 menos, de los que más de la mitad corresponden a menores de 35 años.
–https://insurgente.org/el-desempleo-se-dispara-el-capital-festeja/
-Los sanitarios siguen muriendo…
Desde Distrito 14 queremos mandar un fuerte abrazo a la familia y amigos de Inmaculada Hernández, médica de atención primaria en el Centro de salud de Pavones fallecida el 9 de mayo por coronavirus, así como a todo el personal sanitario y no sanitario de dicho centro de salud.
–https://www.facebook.com/Distrito-14-149259572282605/
-Historia viva en imágenes:
Vitoria, 3 de marzo de 1976
Desde el minuto 16 este video fue rodado en Vitoria el 4 de Marzo de 1976 por el Colectivo de Cine de Madrid integrado por Tino Calabuig, Andrés Linares, Adolfo Garijo, Maria Miro, Ramon Manzanares y otros militantes del PCE. Tino Calabuig y Adolfo Garijo y Maria Mirö. Lo ocurrido aquel 3 de marzo de 1976 en Vitoria pasará a la historia como uno de los mayores actos represivos acaecidos durante la Transición Española. Dentro del marco de reivindicaciones laborales y políticas que sacudían la España del momento, en Vitoria, miles de trabajadores iniciaban en enero de 1976 una huelga en contra del decreto de topes salariales y por mejores condiciones de trabajo. El 3 de marzo, con un masivo seguimiento, tenía lugar en la ciudad la tercera huelga general consecutiva. La respuesta policial fue intervenir la asamblea de trabajadores que se celebraba en la Iglesia San Francisco de Vitoria. Tras llamar al desalojo y sin dar tiempo al mismo, se lanzaron contra los trabajadores gases lacrimógenos dentro de la iglesia. Esta acción produjo la estampida de los manifestantes que fue respondida con cargas policiales, disparos de pistola y ráfagas de metralleta. Aquel día 3 de marzo de 1976, en Vitoria, la represión policial ocasionó la muerte de 5 manifestantes y más de 150 sufrieron heridas de bala. Los autores y responsables de aquella matanza nunca fueron condenados ni las víctimas suficientemente reconocidas. La matanza no fue el principio del fin de la represión sino momento álgido de una realidad en la que trabajadores siguieron muriendo en las calles, que el entonces Ministro de la Gobernación, Manuel Fraga, consideraba suyas.
–https://www.youtube.com/watch?v=0TviiOFro2c
Diccionario:
-Intelectualidad
Es el conjunto de personas que un país desempeñan tareas científicas, artísticas o docentes.
Desde hace siglos la división de trabajo ha impuesto la separación entre el trabajo manual y el intelectual. Esta situación ha creado la apariencia de que los intelectuales están fuera o por encima de las clases sociales y de la lucha de clases, lo que es falso. Los intelectuales han estado siempre históricamente al servicio de las clases explotadoras. Sin embargo, en los orígenes del capitalismo, los intelectuales comenzaron a depender de su propio trabajo, lo que les concedió una cierta independencia y fueron muchos los que se sumaron a las posiciones del proletariado o adoptaron posiciones progresistas.
La entrada del capitalismo en su etapa monopolista volvió a cambiar esa situación, convirtiendo a los intelectuales en funcionarios al servicio del capital con el objetivo de fabricar ideología burguesa para adormecer a las masas. De ahí que actualmente sea más difícil encontrar intelectuales que adopten posturas independientes del capital y se unan a la lucha por el progreso. No obstante, aunque más reducidos, siguen existiendo esos sectores intelectuales avanzados y el partido comunista deben esforzarse por organizarlos y sumarlos a la lucha común.
Cuestión algo distinta es que el capital monopolista ha proletarizado a gran parte de los intelectuales, que han pasado a padecer buena parte de los mismos problemas que todos los demás asalariados.
-Jornada de trabajo
Es el tiempo del día durante el cual el obrero trabaja en una empresa por cuenta y a beneficio del capitalista.
La naturaleza social de la jornada de trabajo está determinada por las relaciones de producción que dominan en la sociedad. La jornada de trabajo se divide en tiempo de trabajo necesario y tiempo de trabajo adicional. Bajo el capitalismo esta división presenta un carácter antagónico. El capitalista procura aumentar el tiempo de trabajo adicional para obtener mayor plusvalía.
Los términos máximos de duración de la jornada de trabajo, en el régimen capitalista, dependen de dos tipos de factores. Por una parte, dependen de los límites físicos en que puede usarse la fuerza de trabajo, pues el obrero necesita cierto tiempo para el sueño, el descanso, la comida y la satisfacción de otras necesidades físicas indispensables. Por otra parte, dependen de exigencias de carácter social y moral: el obrero necesita tiempo para satisfacer sus necesidades espirituales y sociales, cuyo nivel depende del estado general de la cultura en un país dado, del grado de desarrollo de la clase obrera y de la lucha del proletariado. El afán de obtener mayor plusvalía induce a los capitalistas a prolongar la jornada de trabajo, pero esta tendencia choca constantemente con la resistencia de la clase obrera que procura limitar a una magnitud normal la duración de la jornada de trabajo. De ahí que en última instancia, la duración de la jornada de trabajo se halle determinada por la correlación de fuerzas en la lucha entre los capitalistas y la clase obrera. Sobre la duración real de la jornada de trabajo, influyen en gran manera el grado de intensidad del trabajo, la magnitud del paro forzoso, el nivel del salario real, el movimiento de las fases del ciclo industrial, etc.
En el curso de la lucha contra los capitalistas, la clase obrera planteó la reivindicación de la jornada de ocho horas, como proclamaron en 1866 el Congreso Obrero celebrado en los Estados Unidos y, a propuesta de Marx, el Congreso de la I Internacional. Antes de la I Guerra Mundial la jornada de trabajo era de 10 a 12 horas en la mayor parte de los países capitalistas. En 1919, por el influjo de la Revolución de Octubre y el establecimiento de la jornada de ocho horas en la Unión Soviética, así como bajo la presión del movimiento obrero, los países capitalistas firmaron en Washington un convenio internacional sobre la implantación de la jornada de ocho horas. No obstante, muchos países no ratificaron el convenio, que se infringió a menudo incluso en los países que lo aprobaron. La reducción ulterior de la jornada de trabajo va acompañada de un aumento de la intensidad del mismo, de un descenso del salario real, de un empeoramiento de otras condiciones de trabajo, de un incremento del grado de explotación de la clase obrera. La lucha de la clase obrera de los países capitalistas por mejorar sus condiciones laborales y, en particular, por reducir la jornada de trabajo no puede mejorar de manera sustancial la situación de los obreros, y las conquistas económicas alcanzadas no pueden ser sólidas. Únicamente la liquidación del régimen capitalista puede liberar al proletariado del yugo de la explotación capitalistay proporcionarle condiciones adecuadas de trabajo y descanso, puede reducir la jornada laboral, a la vez que se eleva el nivel de vida de los trabajadores.