Cartas desde prisión:
Victoria Gómez Méndez.
Topas. 25-04-2020
“¿Qué tal va con el “confinamiento”? De por aquí te cuento que seguimos confinadas en el módulo. Algo que, en lo que a mí respecta no supone nada nuevo (solo me autorizaban a salir un día a la semana para ir al polideportivo) Aunque también es verdad que este confinamiento general me afecta… en forma de mayor ruido y “follones” ambientales. Y de eso que, ahora que han autorizado a subirse a la celda después del desayuno, son menos las sociales que se quedan en la sala. Digamos que están “pelín alteradas”. Ya sabes, falta de “suministro” interior y exterior. Pero bueno, siempre me quede la pequeña biblioteca del módulo que es un remanso de paz y silencio. Algo que, por lo que vienes comentando, no puede disfrutar mi vecino Lucio (García Blanco).
Por cierto, ya que lo menciono. No sé si pudiste comunicar con él por la tarde de nuestra última charla. Sé que en el horario de los vascos, avisaron a las familias que si querían entrar, lo harían bajo su responsabilidad y que luego “se atuvieran a sus consecuencias”. Podía pensarse que era un aviso de posible contagio pero, qué va. Se estaban refiriendo a que, podía llegarles una multa a posteriori. Surrealismo en estado puro ya que la suspensión o final de las comunicaciones por locutorios llegó a posteriori.
De momento en Topas no se ha contagiado ningún preso. Sé que en el módulo de Lucio se llevaron a alguno al hospital por “síntomas” pero tras las pruebas dio negativo.
Lo cierto es que por muchas medidas que tomen, las cárceles son el medio idóneo para que si entra el “bicho” acabe arrasando. Como en las residencia de ancianos. Abundando en ese sentido, acabo de leer las declaraciones al New Yorker de un profesor de epidemiología estadounidense, Grego Gonsalves, quien señala: “si quieres establecer una situación que promueve la transmisión rápida de un virus respiratorio, diría “prisión”. Son celdas cercanas unas a otras, insalubres y personas con contacto frecuente”.
Añádele a eso que la población reclusa española comparte sala común, con hasta 100 presos en las macrocárceles, con sus colas en los comedores, para comprar en el economato y la mezcla de estrecho contacto humano resulta explosiva.
Para remate de este cóctel molotov coronavírico, el Estado español ha mirada para otro lado ante las recomendaciones hecha a nivel mundial por organizaciones como la ONU y la OMS: que los Estados exploren medidas alternativas de alejamiento tales como la libertad anticipada, la libertad condicional… En Italia, por ejemplo, han enviado a sus casas con control telemático mientras dure las pandemia, a un elevado número de presos con condenas pequeñas. En Francia dieron libertades a unos 1000 y pico. Finlandia suspendió todas las penas inferiores a seis meses durante un periodo de 3 meses. Por miles se cuentan los presos que han puesto en libertad en las cárceles mejicanas. Hasta el tan “democrático” Estado turco ha dejado en libertad a 6000 presos…
En España se han limitado a enviar a sus casas a aquellos presos que cumplían condena en régimen abierto. Es decir, no en las cárceles sino en los CIS.
En paralelo a ese “mirar para otro lado” la campaña mediática corono vírica tampoco hace referencia alguna a que la población reclusa constituye un sector tan de riesgo como los ancianos de las residencias geriátricas. Lo único que he leído al respecto son las declaraciones del Secretariado general de la asociación profesional de funcionarios de prisiones Paco Llamazares, publicadas, claro está en un periódico alternativo (“El Salto”, 26 de marzo de 2020) Dice Llamazares: “si entra el coronavirus en las cárceles va a pasar como en las residencias, va a ir a hecho (…) Sabemos que nosotros somos sus principales portadores que ahora podemos meter el coronavirus en la cárcel, una zona de alto riesgo (…) La gran parte de los reclusos (la mayoría supera los 50 años) tienen complicaciones de salud graves (hepatitis, SIDA, problemas del riñón, corazón…) por lo que constituyen un grupo de riesgo gravísimo…) Si seguimos sin protección, lo normal es que un Funcionario o personal laboral lo puede meter dentro; (…) han tardado la vida en poner gel desinfectantes y algunos centros aún no lo tienen?”
Porque, ese es otro factor a añadir al riesgo de contagio en las cárceles: el preso con enfermedades o de edad avanzada.
Pero volviendo a la “falta de medios” leyendo las declaraciones de Llamazares no es extraño que en algunas cárceles, como Ocaña y Soto, los sociales se hayan vuelto “levantiscos” reclamando medidas de protección o denunciando la falta de personal médico necesario.
“Incidentes” que los medios oficiales están recogiendo a vuela pluma, sin entrar en profundidades… pero que algún programa de telebasura informativo (cadena mediaset) ha aprovechado para desviar el foco de atención por otros derroteros. No acostumbro a ver ninguno para el buen estado de mi vesícula biliar (te revuelven la bilis) pero el otro día haciendo zapping oí las palabras “prisiones” y “Aranjuez”. Fue uno de las primeras cárceles con contagio -y de qué medidas adoptaron para proteger a embarazadas y madres con sus hijos- … Pero pensé mal. Se trataba de una entrevista con un funcionario de Aranjuez que no hizo referencia alguna a ello, pero que aprovechó esos incidentes que menciono para “reivindicar el peligro que cursan los funcionarios de prisiones”: los “incidentes” tendrían su origen en la falta de droga en las cárceles debido a la suspensión de las comunicaciones. Lo dicho, para revolver la bilis.
Dejando ya el tema coronavirus y cárceles. Me paso ahora a los efectos del primero sobre la economía mundial. Ese debacle económico que anuncia… y que curiosamente se venía prediciendo antes de que el “bicho” asomase, analistas económicos serios, declaraban iba a dejar en mantillas a la del 2008.
Así que repito, ya es “casualidad” que, de repente aparezca un virus como el perfecto culpable de tal hecatombe. Por no hablar de otras “casualidades” como que afecte sobre todo a la fuerza de trabajo no explotable y población que supone un mayor gasto para el erario público: ancianos, personas con patologías previas, etc., etc. Segunda casualidad que sirve para decretar “estados de alarma”, movilizar al ejército, a las “Fuerzas de seguridad”… mientras se adoptan medidas de confinamiento y de control de la población sin precedentes en tiempos de paz.
Demasiadas casualidades me parecen reunidas. Así que, el título del artículo que te envío (igual ya lo has leído) me parece muy acertado: “Crisis mundial, coronavirus y capitalismo moribundo: un cóctel mortal”.
Teniendo en cuenta que, como ha reconocido incluso el propio FMI, esta recesión va a ser aún más devastadora que la del 29 del siglo pasado, el panorama para las condiciones de vida y laborales de la clase obrera y sectores populares va a ser desolador.
Pero la otra cara de la moneda de este estallido de la crisis general del capitalismo va a ser, no me cabe ninguna duda, un momento de la “guerra social” que tanto teme la burguesía. Me da que veremos florecer muchos “chalecos amarillos” a lo largo y ancho del mundo mundial capitalista.
Ya nos iremos poniendo al día de lo que vaya sucediendo cuando levanten la suspensión de las comunicaciones… aunque me da que no va a ser a corto plazo. A cuidarse del “bicho”… y de los que aprovechando el “Estado de alarma” están sacando (aún) más músculo represivo.
Por las noticias que me van llegando, ahora que tienen (más) carta blanca, los maderos están más subiditos. De hecho esas cifras diarias que ofrecen los medios de información –de a por miles- hablan por sí solas.
No me creo que todas se impongan a juerguistas que se saltan el confinamiento para irse de parranda. Un abrazote.