¿Es España un Estado fascista?
Darío Herchhoren
La
pregunta no es baladí. Seguramente muchos de los lectores dirán que
de ninguna manera, otros dirán, aunque con muchas dudas que sí lo
es.
Los que hemos estudiado el marxismo y los que tenemos como
norma ver la realidad a través de la lente del materialismo
dialéctico entendemos que las cosas están en continuo movimiento, y
por lo tanto en cambio constante. Ya los antiguos griegos Leucipo y
Demócrito en su teoría atomista enseñaban que toda materia está
compuesta por átomos y que estos están en continuo movimiento, es
decir que cambian y cambian en un movimiento continuo.
El
fascismo como ideología es la culminación del capitalismo que ya no
puede ofrecer nada nuevo, y necesita convertirse en autoritario, o
sea en totalitario tal como le gustaba decirlo a Benito Mussolini.
A
partir del año 1922 en que se produce la famosa marcha de los
fascistas sobre Roma se ponen en práctica las ideas fascistas en
Italia, y ello nos muestra que en realidad el fascismo es una
dictadura de las clases medias con toda su carga de hipocresía, de
banalidad, de falsa moral.
Esas mismas ideas calan en Alemania
donde a partir de 1933, se impone la versión alemana del fascismo
que allí se llamó nazismo. En España. el fascismo logró derrotar
a la República Española en 1933, y aquí se llamó estado nacional
católico.
Es decir que nos encontramos con tres versiones de la
misma música y letra. La diferencia entre Italia, Alemania y España,
es que en los dos primeros países el fascismo fue derrotado en la
guerra, y en España, el fascismo hizo una pirueta acrobática, y
como por arte de magia se hizo democrático.
Cuando hablamos de
democracia nos referimos a una democracia burguesa, y a las
libertades democrático burguesas.
Tal como explicábamos al principio, el fascismo ha ido evolucionando, y se ha puesto una nueva careta, pero su discurso es siempre muy similar al de entonces. El Alemania aparece un partido que se llama Alternativa por Alemania, que agrupa a los nostálgicos del nazismo, en Italia está el Movimiento Social Italiano que es continuador ideológico del fascismo, al igual que Forza Italia de Silvio Berlusconi. Pero hay algo en las tres versiones del fascismo, y es su facilidad para llegar a las masas con un discurso simple ante el desencanto que tienen ante las opciones socialdemócratas o socialistas, y ello se debe al manejo de ingentes cantidades de dinero aportado por la gran burguesía a su causa, a un aparato mediático poderoso y a la infaltable iglesia católica con toda su carga de hipocresía y falsedad.
En España, el fascismo o franquismo duró mucho más primero porque los EEUU apuntalaron al fascismo español, y segundo porque el General De Gaulle incumplió la promesa hecha a los antifascistas españoles que lucharon a sus órdenes, de acabar con Franco una vez liberada Francia.
Los fascistas españoles, a la muerte del dictador entendieron que ya no podían hacer fascismo sin Franco, y en una aplicación magnífica de las enseñanzas de Il Gattoparde la cambiaron todo para que todo siga como está.
A la muerte del dictador, la burguesía española no perdió una sola peseta, el aparato represivo de la policía quedó intacto al igual que el ejército y toda la judicatura. Los llamados procuradores en cortes del franquismo se hicieron súbitamente democráticos haciéndose el haraquiri, y votaron a favor de su disolución, y hubo un blanqueo general de todas las figuras y prebostes del franquismo. Es sonrojante ver las fotografías de antiguos fascistas como Manuel Fraga o como Samaranch, que levantaban el brazo haciendo el saludo romano, ahora convertidos en conspicuos demócratas.
Todo esto es francamente obsceno, y ahora al año 2020 nos vemos con una judicatura de esencia fascista, con una policía en que sus altos mandos aprendieron en las mismas escuelas de policía del franquismo, y donde los futuros cuadros del ejército se forman en academias militares en algunos casos presididas por estatuas ecuestres de Franco.
Los que día a día vemos las prácticas aplicadas por la Audiencia Nacional, continuadora del Tribunal de Orden Público del fascismo, nos llevamos las manos a la cabeza, y nos preguntamos si esto es democracia burguesa o si es fascismo puro y duro.
Aquellos que como yo llevamos años peleando contra el fascismo, vemos como no hace falta mostrar uniformes vistosos diseñados por Hugo Boss en su tiempo, ni los cascos de Mussolini, ni las criminales SS, ni la gestapo, ni la ovra (la gestapo italiana), ni toda la parafernalia simbólica del fascismo. Basta con lo que ya tenemos para afirmar que España es todavía un estado fascista.