Recomendando lecturas:
“De Barcelona a la Bretaña Francesa. Episodios de heroísmo y martirio de la evacuación española (Memorias)”
Luisa Carnés
De la introducción del libro:
…Los textos memorialísticos y, en concreto, los escritos por quienes, desde los primeros meses de 1939, tuvieron que abandonar España y cruzaron la frontera de los Pirineos, sobreviviendo con angustia y desesperación el tiempo de espera y encierro que dura su permanencia en Francia, nos permiten contar con testimonios directos e imborrables de una de las grandes tragedias de nuestra historia.
La derrota de las fuerzas republicanas en la batalla del Ebro y el inmediato avance de las tropas franquistas, apoyado con los bombardeos indiscriminados de la aviación italiana sobre las ciudades catalanas y aragonesas, provocaron el éxodo masivo de la población civil de esas regiones. A esta huida se sumaron los desplazados por la lucha procedentes de otras regiones, así como los soldados del ejército republicano que las defendían y que, tras la derrota, abandonaron sus unidades militares y las posiciones que protegían, provocando el hundimiento de los frentes de guerra y precipitando la huida general hacia la frontera francesa, empujados por la desesperación y el miedo, pero también, por la determinación y el convencimiento de mantener su fidelidad a la República agonizante. El movimiento incontrolado en dirección a la frontera implicó a varios cientos de miles de personas y tuvo lugar en condiciones muy difíciles, bajo los rigores del crudo invierno, desbordando todas las previsiones de las autoridades francesas y dando lugar a un amplio movimiento de refugiados que se dirigió a Francia y que se mantuvo hasta el final de la lucha, a finales de marzo de 1939, cuando las tropas fascistas lograron el control definitivo de la frontera oriental y se confirmó el final de la guerra tras el golpe de Estado del coronel Casado en Madrid, en los últimos días del mismo mes.
Los campos de concentración y los centros de reclusión habilitados por el Gobierno galo para acoger la marea humana de españoles que dejaron atrás la que hasta pocas semanas antes había sido su tierra constituyen un espacio visible donde se hacinaron los refugiados ya instalados, en una lucha diaria por la supervivencia, pero donde también hubo tiempo para reactivar la solidaridad, en espera de una evacuación a países amigos que no llegaba y que cada vez se hacía más incierta tras el anuncio, a finales de febrero de 1939, del pacto Jordana-Bérard, que implicaba el reconocimiento del Gobierno de Franco por parte de las autoridades francesas. La ya tensa hospitalidad mutó, muy pronto, en un sentido negativo, de acuerdo con las nuevas reglas del juego político. Los temores de los refugiados españoles ante la nueva realidad aumentaban al mismo ritmo que se incrementaron las maniobras de las autoridades franquistas para conseguir la entrega de algunos refugiados ilustres, y también ante el nuevo peligro que supuso, unos meses más tarde (desde septiembre de 1939), el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la amenaza alemana que se cernía sobre Francia.
A lo largo de 1939 y hasta el momento en que se produjo la ocupación alemana de Francia, en 1941, los centros de internamiento que acogían a los españoles formaron el único espacio territorial donde se garantizaba la estancia de nuestros refugiados fuera de España. Quienes se hallaban recluidos en estos establecimientos, la mayoría, en condiciones infrahumanas, permanecían a la espera de una solución transitoria, consistente en un permiso de salida y un pasaje que los habilitara para trasladarse a otros países de acogida, medida, esta última, que dejó de estar en sus manos una vez desaparecidas las instituciones republicanas que los amparaban mientras gestionaban la emigración de los miles de españoles que traspasaron la frontera. Los testimonios orales y escritos que nos han llegado, procedentes de quienes soportaron aquella espera infinita -los barcos para emigrar, la declaración de guerra de las potencias democráticas contra Alemania y sus aliados, la solidaridad exterior con la República, etc.- hacen posible que se conozca públicamente una parte muy dolorosa de nuestra historia reciente, dirigida a evitar el olvido de aquellas penas y sufrimientos, que hicieron más fuertes a quienes sobrevivieron, y más perdurables sus historias.
A este grupo de textos de carácter memorial pertenece ‘De Barcelona a la Bretaña francesa. Episodios de heroísmo y martirio de la evacuación española’, de la escritora y periodista Luisa Carnés, obra inédita de esta autora que fue redactada en Francia y México, entre abril y septiembre de 1939, y que contiene las memorias que recogen su experiencia personal de los hechos acontecidos entre el final de la Guerra Civil y su traslado a México.
De entre las varias obras de Luisa Carnés, ‘De Barcelona a la Bretaña francesa’, resulta de gran interés por su carácter testimonial y autobiográfico, y por estar dedicado a relatar las circunstancias en que se produjo su salida de España, al final de la Guerra Civil, y el tiempo de su estancia en Francia junto a otros refugiados, hasta el momento en que tuvo lugar su salida hacia México, en mayo de 1939, a bordo del transatlántico holandés Veendam, como parte de un escogido grupo de refugiados elegidos por la Junta de Cultura Española en París. Este organismo se dedicó a «la evacuación en tierras americanas de artistas, autores, periodistas [republicanos]», y la selección por parte de la entidad, surgida en el entorno de la embajada de España en París, en colaboración con la legación mexicana en esta capital, será el paso previo a su traslado a México como avanzada de una emigración republicana que, pese a contar con el apoyo indiscutible del presidente Lázaro Cárdenas, encontró una fuerte resistencia entre un sector notable de la sociedad mexicana.
*Descarga del libro:
–https://drive.google.com/file/d/1IxF26gitKBCFr6ohRhb_L-FaWj7w6d0p/view?usp=sharing