Muro de solidaridad y denuncias:
-Libertades políticas, represión y solidaridad
Por Red Roja, en junio 2020:
Rescatamos este artículo de nuestra revista nº 3 escrito en noviembre del 2014, ya que se está haciendo más que imprescindible en este nuevo ciclo de luchas que se abre reavivar nuestra solidaridad antirrepresiva, donde los Estados han reforzado su sistema de dominación sobre la clase obrera justificándola con la pandemia del COVID-19.
Estamos viendo como a nivel internacional, en los países occidentales, al foco mediático le ha dado por señalar, en una especie de movimiento interesado anti-Trump, la represión y el abuso policial, que siempre ha existido y ha estado presente. Las movilizaciones por el asesinato en EEUU de George Floyd han hecho visible para mucha gente una pequeña fracción de la punta del iceberg de la subyugación a los pueblos que se levantan.
Tampoco podemos olvidar lo que nos toca de cerca, lo que ocurre en nuestro marco estatal, con raperos que han puesto entredicho esa farsa de los apólogos de “la libertad de expresión” y que van a tener que entrar en prisión o marcharse al exilio como ya hicieron otros. Camaradas a los que siguen exterminando en prisión desde la época de la mal llamada “Transición”, que en este mismo artículo comentamos, y que por necesaria imperiosidad no podemos olvidar. También en estos años han entrado en prisión nuevas generaciones de sindicalistas, activistas e incluso políticos que han actuado dentro del marco institucional del propio régimen, como lo son los catalanes que participaron en el 1 Octubre.
Algunos de los ejemplos y nombres propios que a continuación se mencionan han quedado anacrónicos, pero las ideas fuerza de este texto, que son las que queremos resaltar, cobran más sentido que nunca.
“Libertades políticas, represión y solidaridad
La crisis sin precedentes agudiza la lucha de clases y exacerba la represión. Represión que aquí conocemos muy bien, pero que actualmente está alcanzando incluso a sectores que hasta ahora no la conocían. Así, se han producido innumerables detenciones de luchadores sociales en todo el Estado, como ejemplifican los casos de Alfón, Miguel e Isma y el encarcelamiento en Granada de Carlos y Carmen (acusados de participar en.… un piquete de huelga). Son también incontables las multas al sindicalismo combativo del SAT.
Para entender esto hay que volver a la llamada “Transición”, cuando el régimen surgido de la contrarrevolución del 36 se vio obligado a superar su etapa franquista, lo que históricamente culminó en una homologación con los “Estados de contrarrevolución preventiva” propios del campo imperialista.
En estos regímenes la represión política es enmascarada bajo el pretexto de “lucha contra el terrorismo”. Fue en nombre del antiterrorismo que los revolucionarios y comunistas que no entraron por el aro de la Tra(ns)ición tuvieron que pagar con cárcel e incluso con sus vidas. Red Roja defiende que la lucha por la Memoria Histórica debe incluir la memoria de las luchas de la Transición. Memoria muy presente en cuanto a sus consecuencias.
-La lucha por la Amnistía
Hace solo unos meses fallecía en prisión Isabel Aparicio, militante del PCE(r), tras serle negada (como denunció el Socorro Rojo) la atención sanitaria por diversas enfermedades. Pero el telediario no contará nada de esto en un Estado que da “lecciones de democracia” a Cuba, Venezuela o Corea del Norte mientras asesina a su propia disidencia en prisión.
Y qué decir de la represión sufrida desde hace décadas por la izquierda patriota vasca, un movimiento de liberación nacional atacado por mantener una resistencia popular imponente, capaz de superar persecuciones, ilegalizaciones, guerra sucia, leyes de excepción, cierre de medios de comunicación, prohibiciones de huelgas, presos políticos e incluso el encarcelamiento de líderes de masas como Otegi.
Vivimos en una sociedad que ni el político más cínico se atreve a calificar de justa. Sin embargo, quienes son perseguidos por intentar cambiarla a menudo caen en el olvido.
Parte de la culpa la tendrán los medios de comunicación, pero otra parte la tenemos nosotros, si no hemos logrado informar, por ejemplo, de que la cadena perpetua encubierta y el exterminio a través de la desatención sanitaria son una realidad en el Estado español. Ahí está por ejemplo el caso de Manuel Pérez “Arenas”.
Por eso la defensa de la Amnistía, aunque sea impopular, minoritaria y no “sume votos”, ha de ser una bandera para nosotros. Exigir amnistía es ejercer solidaridad con quienes más dieron por nosotros.
-La represión a nivel internacional
Pero nuestra perspectiva internacionalista nos obliga a sentir en nuestras propias carnes la represión que, en cualquier parte del mundo, sufren los trabajadores y las clases populares cuando se organizan para conquistar la justicia. En EE UU son innumerables los presos políticos como Mumia Abu Jamal, del Partido Pantera Negra. Con respecto a Latinoamérica, Colombia se lleva la palma y mantiene en prisión a numerosos revolucionarios de la resistencia antiimperialista.
La vieja Europa no tiene precisamente las manos limpias de sangre. Alemania, famosa por su exterminio de sus disidentes en la cárcel de Stammheim, sigue manteniendo encerrados a militantes revolucionarios, al igual que Francia. Y en Reino Unido no son pocos los republicanos irlandeses presos. Turquía mantiene igualmente a incontables presos kurdos.
En Asia, Israel mantiene a numerosos presos palestinos, castigando especialmente a los movimientos de liberación de Palestina, como Ahmad Saadat, que sigue en prisión y aislado. También India tiene a un sin fin de presos políticos de la insurgencia naxalita.
Y ya en África, destaca Marruecos con los presos saharauis. Pero todos los países del África subsahariana mantienen un alto grado de represión contra las fuerzas populares.
-La memoria histórica y nuestro combate presente
Volviendo aquí, es buen momento para hacer memoria histórica. En 1936 el Frente Popular venció con un programa democrático cuyo punto esencial era la amnistía. Esa reivindicación posibilitó la unidad de fuerzas populares heterogéneas que quisieron materializar la libertad esencial para organizarnos políticamente y hacer valer nuestros intereses.
Tras ganar el Frente Popular las elecciones, fueron liberados 30.000 luchadores encarcelados. Quizá aquello fuera posible porque, por una vez, toda la izquierda entendió -en lugar de simplemente repetirla- la famosa máxima de Niemöller: “primero fueron a por los comunistas, pero yo no dije nada porque no era comunista. Luego fueron a por los judíos, pero yo no dije nada porque no era judío. Cuando fueron a por mí, no había nadie para defenderme”. ¿Y cómo no entenderla nosotros hoy, cuando tantos luchadores ejemplares están presos por luchar por los derechos de todos y cada uno de nosotros?
Es en nuestro contexto, y no en otro lejano, donde se están vulnerando las libertades políticas más elementales. Donde la policía apalea a la gente, llegando a destrozar testículos y ojos con pelotas de goma, como ocurrió el 22M. Y es ahora, y no en ningún pasado anacrónico, cuando necesitamos levantar un genuino movimiento de solidaridad.
La crisis nos obligará a movilizarnos para que no nos lo roben absolutamente todo, y esto provocará la reacción de una oligarquía que jamás en la historia entregó sus privilegios por las buenas. Así que ya vamos con retraso en la tarea de crear una cultura de solidaridad antirrepresiva.
Hacerlo no es solamente generosidad y altruismo. Es también -lo entendió Niemöller- lo que necesitamos para estar seguros de que seremos defendidos cuando vengan a por nosotros.
–https://redroja.net/comunicados/libertades-politicas-represion-y-solidaridad-texto-2014/