Cartas desde prisión:
Marcos Martín Ponce
Picassent, 20 de septiembre de 2020
Sobre la situación de MariJose Baños Andujar
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Después de las cartas que envié denunciando la situación de Marijo, y como consecuencia de la campaña que activamente llegó a atravesar las fronteras del Estado, haciendo llegar la solidaridad antifascista a la camarada, su situación empezó a mejorar: la atención médica parece que va rectificando sus negligencias; asignaron a Marijo nueva médica que ha revisado y cambiado prácticamente todos los protocolos de atención hacia ella; tratando concretamente las dolencias y enfermedades que la camarada sufre, unas adquiridas y otras provocadas por la desatención médica. La campaña de solidaridad se ha hecho necesaria porque son éstas últimas las que han llevado a Marijo a una situación extremadamente alarmante, como ya expliqué en las dos cartas a las que hice referencia.
No obstante, y no antes agradeciendo inmensamente esa movilización solidaria que, probablemente, haya salvado la vida de la camarada, tengo que hacer mención a algunas informaciones que se han venido proporcionando en esta (y anteriores) campañas que no son correctas y deben cambiarse sin demora, puesto que la agresión que sufre la camarada es por sí misma suficiente como para añadir otras que ya no ocurren o que nunca ocurrieron. En concreto, Marijo recibió tratamiento (es cierto que también se tuvo que hacer campaña para que se lo suministraran, como a gran parte de la población obrera española) contra la hepatitis C (Sovaldi) y esa enfermedad no ha vuelto a aparecer en su hígado desde hace 3 años, por lo que se debe borrar de las campañas la hepatitis C y, como consecuencia lo del trasplante de hígado, cosa que los médicos barajaron hace unos 10 años si su situación no mejorara, pero en ningún momento nosotros hayamos dicho que necesitaba un trasplante y se lo estaban denegando.
Por los demás, lo que está en mis dos últimas cartas de denuncia es la base de esta campaña: enfermedad grave VIH, le dan medicación contraindicada (letal) prolongada en el tiempo, lo que la provoca un desorden digestivo (vómitos y diarreas durante más de un año) que la llegan a hacer perder 15 kilos (43 para una mujer de 1’70 de altura. La delgadez es tan extrema que cuando, tras muchos intentos, la sacan al hospital, los especialistas piensan que es algún tipo de cáncer). A esta negligencia se añade la negativa de la enfermería a revisar su situación, reiterándose en la nefasta medicación y las decisiones del Centro de sabotear sus salidas al hospital y sus citas médicas rutinarias. La situación física llega a ser tan extrema y tan continuada en el tiempo (más de 2 años) que también empieza a afectar a su estado de ánimo, pasando del desánimo a la ansiedad y finalmente, a la depresión. En este aspecto la atención psicológica ha sido nula, por el contrario, el C.P. se ha dedicado a jugar con su mente en los momentos en que la camarada era un saquito de huesines, que es cuando me aíslan completamente de ella (ni llamadas, ni visitas, ni cartas) durante 3 meses y la meten en la cabeza que yo la engaño con otra, cosa que jamás hubiera creído en su estado mental normal y que la lleva a un estado de ansiedad y depresión aún mayor. Ahí la camarada tuvo que luchar sola contra estas torturas físicas y psicológicas y consiguió salir victoriosa, cuando el enemigo pensaba que la tenía ya derrotada. Luego vino la campaña y el perro tuvo que soltar a su presa de esas fauces fascistas.
En la actualidad está tomando medicación para la ansiedad, aunque la mejor medicina es cuando podemos estar juntos y dejar que el amor vaya restaurando las heridas de guerra. Ha ganado peso (50) y sigue ganándolo. Su actitud vuelve a ser la de siempre, la de una mujer luchadora, activa, bromista… un encanto. (…/…)
En la arena política, es que da miedito ver en la tv la nueva vuelta de tuerca de las medidas fascistas de la Comunidad de Madrid (apoyados por el Gobierno central) contra las clases obreras y populares con controles en las entradas y salidas de los barrios, o guetos más bien. Por el contrario, ha sido una alegría que en las protestas se haya vuelto a rescatar las consignas que tienen que ver con las clases. Habrá que ver si se puede dar el paso de hablar de las denuncias de las medidas clasistas a la lucha de clases. Creo que todo se andará. Resulta curioso que después de tantos años avisando que las leyes antiterroristas eran el ensayo para la aplicación masiva de la restricción de derechos y libertades de la población obrera, haya sido con la pandemia como han aprovechado para hacerlo masivo. (…/…)
En fin, son solo unas reflexiones desde el estado de excepción que son las prisiones. Espero que todo vaya lo mejor posible y que no se os haga muy duro sobrevivir, tal y como están las cosas, no es poco.
Un abrazo. Resistir es Vencer!!
Marcos.