Internacional:
India
-Convocatoria internacional para apoyar la resistencia del Dr. G.N. Saibaba
Profesor de la Universidad de Delhi el Dr. G.N. Saibaba ha estado recluido en la Prisión Central de Nagpur desde 2014, a pesar de tener un 90 por ciento de discapacidad. Conocido fuera de la India, asistiendo a muchas conferencias en el extranjero, el defensor de los derechos humanos Dr. G.N. Saibaba inició una huelga de hambre el 21 de octubre de 2020, para condenar las violaciones de derechos humanos en prisión, además de exigir atención médica, libros y envío de cartas, que es el derecho más fundamental de todo preso.
Saibaba, quien se encuentra en condición que amenaza su vida debido a muchas enfermedades crónicas que padece, se había presentado previamente a la Corte Suprema, pero la casa de su hermano, que mostró como la dirección, fue rechazada porque estaba dentro de los límites de la cuarentena COVID 19. En la etapa actual, no se satisfacen las necesidades médicas necesarias y se rechazan los suministros médicos que su familia quiere enviar. Además, hace meses que no se entregan los libros, cartas y recortes de periódicos que le envían sus amigos y familiares desde fuera. Las cartas y los libros son el derecho más natural del prisionero y la única conexión con el exterior. No permitírselos es una violación de los derechos humanos.
Como si todo esto fuera poco, el Dr. G.N. A Saibaba se le ha impedido durante meses reunirse con sus abogados con el pretexto de recibir COVID-19. Solo se le permite hablar con sus abogados por teléfono dos veces al mes. Evitar que se reúna con su familia, amigos y abogados, y evitar el envío de libros, revistas, cartas y periódicos desde el exterior, es un intento de cortar su relación con el mundo exterior.
Con su emprisionamiento, el Estado indio está tratando de lograr múltiples objetivos, lo que le impide dar conferencias en la universidad y cortar su comunicación con el exterior para detener sus pensamientos también. El Dr. G.N Saibaba no es el único preso que se enfrenta a violaciones de derechos humanos en India, hay miles como él. Miles de personas en muchos países del mundo son arrestadas, torturadas y maltratadas en las cárceles por sus ideas y opiniones políticas.
¡La libertad de Saibaba es posible a través de la solidaridad!
Los firmantes, pedimos al público internacional que reclame que el Dr. Saibaba sea liberado, sea tratado en un ambiente saludable, reciba sus medicinas, libros, cartas y periódicos. La huelga de hambre iniciada por el Dr. G.N Saibaba solo puede terminar con la victoria con el apoyo de organizaciones e individuos demócratas. ¡Instamos a las organizaciones e individuos democráticos a obligar al Ministerio de Justicia de la India y a la Prisión Central de Nagpur a satisfacer las necesidades del Dr. G.N Saibaba!
¡Hacemos un llamado a todas las organizaciones e individuos en el ámbito internacional para que organicen campañas de solidaridad en sus campos para apoyar la resistencia del Dr. Saibaba!
*Firman 24 agrupaciones políticas, solidarias, internacionalistas… de varios países y continentes.
Pueblo Gitano
-Holocausto gitano: los 500.000 exterminados por los nazis (y olvidados)
Un libro de la profesora María Sierra recupera la historia apartada del medio millón de romaníes asesinados en la Solución Final.
El 16 de diciembre de 1942, Heinrich Himmler firmó un decreto según el cual los gitanos debían ser deportados a Auschwitz-Birkenau.
La autora, catedrática de Historia contemporánea en la Universidad de Sevilla, declara que la casi nula resonancia del Holocausto gitano puede atribuirse a tres factores. «El primero se relaciona con estos vencedores de los derrotados: la comunidad judía internacional tiene muchos más recursos que la romaní para obligar a las sociedades mayoritarias a encarar el fenómeno. Los dos restantes son el desdén judicial de la posguerra al negar la persecución racial a los gitanos durante el nazismo, complementado con la vigencia del antigitanismo».
El antigitanismo nace entre los siglos XIV Y XV, cuando el avance turco en los Balcanes empujó a este pueblo proveniente del nordeste de la India a Europa Occidental, sumida en una vorágine de procesos hacia el Estado Nación, generándose nuevas estructuras para controlar la población y el territorio. El nomadismo penalizó a los mal llamados bohemios o egiptanos como eternos extranjeros, sofisticándose sus estereotipos negativos con el refinamiento de la Ilustración y esa mezcla salvaje del siglo XIX, con el Romanticismo y la ciencia inmiscuyéndose en asunto para dibujar un exotismo por supuesto delincuencial.
A finales del XIX la gran mayoría de imperios del Viejo Mundo tenían mecanismos de represión para los romaníes. Su estigmatización física entronca con la tipificación policial mediante rasgos faciales, un espectáculo más bien arbitrario en sus conclusiones y muy bien maquillado, con clara intencionalidad, a través de un alud de datos en archivos con fichas y más fichas.
En 1899 Alfred Dillmann devino director en Múnich de la primera oficina de registro y control a los gitanos, modelo para todas las sucesivas. Además de recopilar informaciones relativas al físico y a la genealogía también acumuló carpetas en torno a la criminalidad asociada a la forma de vida congenial a este grupo. Fotografiaron a millares de personas, anticipándose a la modernización extendida durante el período de entreguerras, cuando se intensificó la coordinación internacional sobre las poblaciones itinerantes. A lo largo de esos años los discursos sobre higiene social y eugenesia tuvieron eco en la opinión pública, y el psiquiatra suizo August Forel igualó a los protagonistas de este artículo con prostitutas, alcohólicos, enfermos mentales, drogadictos, chinos, judíos y negros.
La frontera para el mañana estaba en el imaginario colectivo, sin tener trascendencia la integración emanada, los consideró ciudadanos, por la República de Weimar, papel mojado ante las distintas medidas legales promulgadas por entes locales a mediados de los años veinte para combatir a vagabundos, gitanos y vagos. Ante este panorama es obvio preguntar a Sierra sobre si, en realidad, los nazis solo perfeccionaron una cadena represiva establecida por sus antecesores: «sí rotundo, el Tercer Reich se encontró un camino servido en bandeja por leyes, iniciativas de las autoridades locales o estereotipos imbuidos. En diciembre de 1938, Heinrich Himmler emitió el decreto para combatir la plaga gitana, y su mismo nombre guarda similitud con otros previos». «La gran diferencia», prosigue, «radica en transformar estas tradiciones legales y socioculturales en prácticas genocidas justificadas tanto desde la ciencia como la política, ejecutadas en campos de concentración y exterminio, guetos, fusilamientos masivos, trabajo esclavo y tortura, un espeluznante salto cualitativo respecto a las trayectorias de antaño».
Una cara B invisible
‘Holocausto gitano’ es un puñetazo en el estómago por muchas razones. Lees sus páginas y es frecuente el estupor desde el desconocimiento, desde las estadísticas en aumento sobre el medio millón de romaníes exterminados hasta su equiparación con los hebreos, siendo sometidas ambas comunidades al mismo elenco persecutorio, con detenciones sin necesidad de control judicial, traslado a centros de deportación y exterminio, lugares de asesinatos masivos como Babi Yar o su tratamiento como sujetos de experimentación clínica.
«No deja de ser significativo», explica Sierra, «cómo los primeros documentos sobre el genocidio romaní fueron descubiertos por historiadores judíos a la búsqueda de pistas sobre el Holocausto en los archivos». La coincidencia no es en absoluto casual. El 16 de diciembre de 1942, Heinrich Himmler firmó un decreto según el cual los gitanos debían ser deportados a Auschwitz-Birkenau, ampliándose de este modo los apéndices de la Conferencia de Wansee de enero de ese mismo año, cuando se rubricó la Solución Final a la cuestión judía.
En Auschwitz, los gitanos fueron recluidos en un campo especial, un Zigeunerlager con familias enteras de media Europa, sin separación por sexos. Según Sierra, «no están claros los motivos de esta especificidad», si bien contempla el interés de algunos jerarcas nazis, entre ellos Himmler, en el origen indio de los gitanos y la experimentación científica como las causas de su aislamiento, bien plasmado en memorias de los supervivientes, cuyo sentimientos de rabia, dolor, impotencia y angustia debieron ser muy graves por denegar hasta hace bien poco su reconocimiento como víctimas del Holocausto, rompiéndose así un espeso muro de silencio. La autora otorga un rango imprescindible a estos textos por su valor terapéutico, aviso de navegantes para generaciones futuras en lo personal, con un hondo mensaje reivindicativo en lo concerniente a la lucha por adquirir más derechos cívicos.
El racismo banal como trasfondo
‘Holocausto gitano’ ayuda a paliar el superlativo hueco bibliográfico sobre la materia, en consonancia con el mutismo sobre la suerte de los gitanos, inexistentes y aún envueltos en sus rasgos tópicos. Para María Sierra, su libro está escrito desde el noble anhelo de extirpar el racismo banal, expresión acuñada por Hannah Arendt para definir aquel racismo inconsciente de la vida cotidiana mediante chistes, opiniones, lugares comunes y sintetizada en el inevitable yo no soy racista, pero…
Carecemos de métodos para erradicarlo, y el contexto narrativo para tapar lo plural de la realidad con murallas recuerda a la metáfora de Pier Paolo Pasolini y las periferias, un tercer mundo ausente para el primer mundo, feliz por expulsar de su cosmovisión todos los márgenes de miseria y heterogeneidad. El extrarradio como problema era innegable en aquellos años cincuenta italianos, así como también era innegable el Holocausto gitano, arrinconado en una nada a superar, concluye Sierra, «con una labor educadora en todos los niveles para tumbar desde el conocimiento el sinfín de estereotipos asignados a todo un colectivo».