Cartas desde prisión:
Manuel Arango Riego
Herrera de la Mancha, 30-11-2020
“EL PACIENTE CERO” Y LA DECADENCIA ACELERADA DEL CAPITALISMO.
Vienen siendo muy contadas las evaluaciones, análisis, etc. de diversa procedencia que asocian el estallido de esta pandemia vírica y sus alcances con la existencia del capitalismo como sistema y con su alto grado de decadencia y descomposición alcanzada. Todo parecía indicar que se había entablado una carrera por desentrañar lo que supuestamente rodea al famoso virus: a través de todo tipo de digresiones que tocaban muchas variantes, pero que apenas iban al verdadero fondo del problema o no lo abordaban en absoluto.
Por otra parte, los adalides y apologistas del capitalismo vienen propagando todo un enmarañado muestrario de supuestas causas, hipotéticas soluciones y “cortinas de humo” para amortiguar la realidad o, en su caso, para ocultarla, así como han venido defendiendo estudios supuestamente científicos, detrás de los cuales es más que probable que aparezca la larga mano de las multinacionales farmacéuticas.
Es decir, que la propaganda engañosa ha ido aumentando tanto más cuanto más iba avanzando la escalada de esta pandemia vírica; con lo cual los defensores del capitalismo, entre los que se incluyen, naturalmente, los reformistas y otros de parecida catadura, lo que han estado haciendo es confundir y desviar la atención con el propósito, junto a otros objetivos, de ocultar al verdadero y definitivo causante de esta pandemia vírica, el cual no es otro que el propio sistema capitalista. Un sistema que conforma el campo idóneo para que germinen y se extiendan todo tipo de pandemias, sean víricas, bacterianas o de cualquier otra naturaleza.
De ahí que se deba afirmar que la existencia de esta pandemia vírica no se puede separar de ninguna manera de la existencia del capitalismo como sistema y de su situación de decrepitud alcanzado, ni de sus políticas fascistas generalizadas, de sus estrategias imperialistas avasalladoras de pueblos ni de la dominación explotadora y saqueadora de los monopolios; lo mismo que no se pueden separar todas estas características del sistema capitalista de la existencia de otras enfermedades endémicas o pandémicas que, durante décadas sin necesidad de ir más lejos, vienen asolando países y a buena parte de determinados y conocidos continentes, en los que millones de personas han caídos exterminadas en el “altar de los sacrificios” de las enfermedades que surgen, resurgen y se expanden por obra de la dominación capitalista.
Así es que el famoso “paciente cero”, del que se viene proclamando como el origen y propagador del Covid-19 que recorre el mundo, está perfectamente identificado y localizado como el propio sistema capitalista imperante. Por ello, tanto en el caso de esta pandemia vírica como en el caso de otras pandemias que continuarán surgiendo hace falta acabar con el “campo de cultivo” de todas ellas: las condiciones políticas, económicas, sanitario-mercantiles, sociales, de subdesarrollo científico, etc.
Y para lograr ese objetivo, como sucede cuando se trata de acabar con otras muchas lacras, crímenes y avasallamientos del capitalismo, solo existe un remedio tan eficaz y expeditivo como de validez universal: la lucha de clases y la resistencia revolucionaria organizada en ascenso y en todas sus formas, que desemboquen en la revolución socialista, mediante la cual se pondrá término a la existencia de esa superpandemia permanente que es el sistema capitalista.
-Octubre, 2020-
UNA CIERTA LECCIÓN CHINA.
Hubo un tiempo en el que las agencias de propaganda de imperialismo hicieron recaer la responsabilidad del surgimiento de la pandemia vírica que estamos viviendo en una fantasmal guerra bacteriológica emprendida por China; e incluso se llegó a especular en los supuestos contagios provocados por los murciélagos, pangolines y por otros animales de ese país. Es decir, que este virus tenía que proceder por fuerza de China, a cuyos ciudadanos, de paso y otra vez más en el curso de la historia, se les llegó a calificar como la “peste amarilla”; se volvía a rememorar así aquellos tiempos en los que en los establecimientos de determinados países se prohibía la entrada a los chinos y a los perros.
Pero mientras nadie era capaz de demostrar aquellas acusaciones, las cuales de vez en cuando aún se intentan resucitar, China, con métodos, adelantos científicos, disciplinas y solidaridades colectivas, junto a la eficacia de ciertas herencias de su pasado como república popular, ha liquidado esa pandemia vírica nada menos que entre sus más de mil quinientos millones de habitantes; con lo cual ese país ha impartido al mundo una contundente e irrefutable lección. Y hoy cuando aún resurgen algunos vestigios de esa pandemia vírica en ese país, tan pronto aparecen: son erradicados con una rapidez, contundencia y eficacia que hacen enmudecer hasta a los más contumaces propagandistas del imperialismo.
Mientras todo esto venía sucediendo, la economía china iba recobrando paulatinamente su potencial y desde hace algún tiempo está funcionando a todo gas, para mayor impotencia sobre todo de EE.UU. y de las demás potencias imperialistas, cuyas economías vienen debatiéndose entre una baja productividad y la parálisis.
Estaba claro que lo que intentaba el imperialismo era reactivar su cruzada mundial antichina, cuyo propósito, naturalmente, no tenía nada que ver con el conocido Covid-19, sino con unos planes de dominación claramente imperialistas, los cuales forman parte de la vieja estrategia de acoso político, propagandístico, económico y militar que viene desplegando el campo imperialista durante décadas contra el país.
Pero esa cruzada antichina no le ha servido para nada al campo imperialista; ya que ese país no sólo prosigue con su desarrollo económica (sin duda el más pujante del mundo con o sin pandemia vírica de por medio), su fortalecimiento militar (que en ciertos campos ya rebasa ampliamente al mismo potencial bélico de EE.UU.) y su ascendencia cada vez mayor en diversas latitudes; sino también porque esa cruzada imperialista ha tenido una contundente respuesta por una buena parte del campo de los países independientes de la órbita del imperialismo, los cuales, sin mayores dilaciones, apoyaron a China.
-Noviembre, 2020-