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Rojos: la gesta de los guerrilleros españoles en Francia
Jean Ortiz
PRÓLOGO
Los poemas son la verdad “poetizada” de lo que le ocurrió a mi padre, a mi abuelo, a mi abuela, y a la “tía Pilar”. Los franquistas mataron a siete miembros de nuestra humilde familia manchega, en pueblos cerca de Albacete, por ser “Rojos”.
Mi padre, dirigente local de las Juventudes Socialistas Unicadas, obrero del campo, salió de Albacete para el Frente de Madrid con apenas 18 años. Se tiró casi todas las grandes batallas de la Guerra de España con José María Galán y la Tercera Brigada Mixta.
En febrero del 1939, pasó a Francia con 450.000 republicanos “vencidos” pero no derrotados. Francia, supuestamente el “país de los derechos humanos”, recibió a los republicanos españoles en campos llamados “de concentración”, en la arena gélida de las playas del Rosellón, en pleno invierno, al aire libre durante semanas… con muchos guardias y alambres de púa… Como a criminales y con el estatuto de “indeseables”. Eran “Rojos peligrosos”, pero que se levantaron los primeros, con lucidez y valentía, contra el fascismo; que comprendieron que en Madrid se jugaba la suerte del mundo, el gran enfrentamiento entre fascismo y democracia. Fueron abandonados por las llamadas “democracias occidentales” (Francia, Inglaterra, Estados Unidos), que proclamaron una bochornosa “no intervención”, que contribuyó a ahogar al gobierno de la República y del Frente Popular, legítimo, agredido por Franco, Hitler y Mussolini. “¡Más valía Hitler que el Frente Popular!”, decía la burguesía.
Exiliado en Francia, Enrique, tras un año y medio de campos de concentración, salió en una “Compañía de Trabajadores Extranjeros”, como minero en la cuenca de Decazeville. En Francia, se utilizó a los republicanos españoles como mano de obra casi esclava, cautiva y reprimida por los gobiernos derrotistas de la Tercera República francesa, y después por el régimen fascista y colaboracionista del mariscal Pétain, entregado a los nazis.
Enrique se metió en “la Resistencia” ya en 1941 por internacionalismo y antifascismo, en un país extranjero, Francia, que había recibido a los “Rojos” como perros. Después, se constituyó la Brigada de Guerrilleros del Aveyron, como otras muchas de la Agrupación de Guerrilleros Españoles (UNE-FFI). Enrique Ortiz fue guerrillero en Francia hasta octubre de 1944, contribuyendo a liberar el sur de Francia; y una vez más abandonado por las supuestas “democracias”, tras la derrota del fascismo.
Las llamadas “Democracias occidentales” dejaron, por interés de clase, a Franco en el poder, en una España hecha cementerio, cárcel gigante, y con casi 150.000 republicanos enterrados en fosas comunes.
Luego, Enrique, como miles de otros combatientes republicanos españoles, pasó de guerrillero de nuevo a España, soñando con acabar con Franco, aliado de los nazis…
Por eso, yo, hijo de Enrique, nieto de abuelos encarcelados a los que no conocí, hijo de esa historia heroica, hijo del desarraigo en un exilio sin fin, soy ROJO hasta la muerte. En nombre de los míos. Homenajearlos es hacer que vivan hoy en el mundo los valores de justicia y de revolución social, de internacionalismo, defendidos por los republicanos (comunistas, anarquistas, socialistas, azañistas, poumistas…) españoles.
*Descarga libro ‘Rojos’:
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