Alientos de lucha
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Diez días que estremecieron al mundo
John Reed
(EEUU 1887 – Moscú 1920)
“Nos encaminamos a la ciudad. A la salida de la estación había dos soldados armados de fusiles con la bayoneta calada. Los rodeaba un centenar de comerciantes, funcionarios y estudiantes, que los atacaban con apasionados argumentos e imprecaciones. Los soldados se sentían molestos, como niños castigados injustamente.
Dirigía el ataque un joven alto de uniforme estudiantil y expresión muy altanera.
-Creo que está claro que vosotros -decía insolente- que, al levantar las armas contra vuestros hermanos, os convertís en instrumento en manos de bandidos y traidores.
-No, hermano -responde seriamente el soldado-, vosotros no comprendéis. En el mundo hay dos clases: proletariado y burguesía. ¿No es eso? Nosotros…
-¡Me sé yo esas estúpidas charlatanerías! -le interrumpió con rudeza el estudiante-. Los mujiks ignorantes como tú os habéis hartado de consignas, pero no sabéis ni quien lo dice ni lo que eso significa.
-¡Repites como un papagayo!… -La gente se echó a reír…
-¡Yo mismo soy marxista! Te digo que eso, por lo que vosotros peleáis, no es socialismo. ¡Eso no es más que anarquía al servicio de los alemanes!
-Bueno, sí, comprendo -respondía el soldado. A su frente asomaba el sudor-. Usted, por lo visto, es un hombre instruido y yo soy muy simple. Pero me figuro que…
-¿Crees en serio -le interrumpió con desprecio el estudiante- que Lenin es un amigo verdadero del proletariado?
-Sí que lo creo -respondió el soldado, que estaba pasando un gran apuro.
-Bien, amigo. ¿Pero sabes tú que a Lenin lo mandaron de Alemania en un vagón precintado?
-¿Sabes que a Lenin le pagan los alemanes?
-Bueno, eso yo no lo sé -respondió terco el soldado-. Pero a mí me parece que Lenin dice lo que yo quisiera escuchar. Y toda la gente del pueblo dice lo mismo. Porque hay dos clases: burguesía y proletariado…
-¡Imbécil! ¡Yo, hermano, me pasé dos años en Schlüsselhurg por actividades revolucionarias cuando tú todavía disparabas contra los revolucionarios y cantabas el Dios salve al Zar! Me llamo Vasili Gueórguievich Panin. ¿No has oído nunca hablar de mí?.
-Nunca, y perdone… -respondió humilde el soldado-. Yo no soy hombre de muchas luces. Y usted debe ser un gran héroe…
-Así es -dijo el estudiante en tono convincente-. Y me opongo a los bolcheviques porque están destruyendo Rusia y nuestra libre revolución. ¿Qué dices ahora?
El soldado se rascó la nuca. -¡No puedo decir nada! -el esfuerzo mental contraía el rostro-. Para mí la cosa está clara, pero no tengo instrucción. Parece que es así: hay dos clases, el proletariado y la burguesía…
-¡Y dale con tu necia fórmula! -gritó el estudiante.
-… dos clases nada más -prosiguió tozudo el soldado-. Y el que no está con una clase, está con la otra…”
Sobre el autor:
Ejemplo de periodista combativo y revolucionario. Comenzó su actividad profesional dando a conocer la situación y los conflictos obreros que sacudían los EEUU. Posteriormente fue corresponsal en México y cabalgó junto a los ejércitos de Pancho Villa; de esa experiencia nació su obra México insurgente; durante la Iª GM estuvo en los frentes de guerra
denunciando a los imperialistas. En 1917 viajó a Rusia, donde escribió su obra más destacada: Diez días que estremecieron al mundo. A su vuelta a EEUU participó en la fundación del Partido Comunista Obrero de EEUU. En 1919 volvió a la URSS para participar en el II Congreso de la Internacional Comunista como delegado norteamericano. Allí murió y fue enterrado en las murallas del Kremlin, como un héroe de la Revolución de Octubre.
Descarga del libro:
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