Muro de denuncias:
Represión:
-El abuso policial del 28-M en VK se saldó con tres detenidos.
Detenidos por no querer que revienten a palos a alguien en el suelo, por defender nuestros derechos básicos. Estamos cansadas de las constantes agresiones y abusos de la policía.
MAR Madrid
–https://www.facebook.com/Movimiento-Antirrepresivo-Madrid-223705348277841/?ref=page_internal
-Violenta actuación policial en la detención de una joven en Benidorm
Otro «caso aislado» más de brutalidad policial en la detención de una joven en Benidorm. Uno de tantos que por suerte, está grabado.
¡Acabemos con la impunidad de la policía!
Fascismo impune:
-Comunicado ante el ataque a la Asociación de Vecinos Fleming, de Coslada.
En la noche del sábado 27 de marzo, sobre las 22:30 horas. un grupo 8-10 neonazis encapuchados atacó con palos la sede de la Asociación de Vecinos Fleming (Coslada) cuando aún se encontraba gente en su interior. Los asaltantes rompieron los cristales y trataron de forzar la puerta para acceder al interior sin éxito
Una vecina que presenció los hechos alertó a la policía cuando el grupo aún se encontraba apaleando el local. Pero la llamada fue ignorada. Más tarde varios vecinos volvieron a llamar. Pasaron 40 minutos hasta que los agentes se desplazaron al lugar a pesar de tener constancia de los hechos desde el primer momento.
Fleming es un lugar de encuentro, de ocio, de movilización y organización social. donde se llevan a cabo diferentes actividades para el conjunto del barrio. Esta acción constituye un ataque directo a los vecinos de Coslada desde sectores que en ningún caso pretenden el bien para ninguna de las personas que habitamos en esta ciudad.
La A.V. Fleming lleva años sufriendo ataques constantes por parte de grupos neonazis, así como otras asociaciones vecinales y políticas de alrededor. A pesar de ello, ninguna administración ha hecho nada al respecto, Por ello denunciamos esta inacción tanto política como policial ante unos ataques reiterados y sistemáticos.
Éstos ataques son consecuencia de quienes alimentan el odio y ponen la mira en los movimientos sociales para que otros disparen. Recientemente un medio de comunicación señaló abiertamente a algunos vecinos de Coslada en el contexto de las movilizaciones por la Amnistía Total. El resultado de su criminalización lo tenemos aquí.
Exigimos que el Ayuntamiento de Coslada tome medidas enérgicas más allá de un tibio comunicado en redes sociales mientras se toleran actividades de estos grupos que no sólo hacen apología del odio y el racismo, sino que también vulneran descaradamente las medidas sanitarias en el contexto de pandemia. No es la primera vez que las administraciones locales se ponen de perfil ante la actuación de estos grupos neonazis cuyas acciones dañinas no son ni evitadas ni investigadas.
Ante la violencia cada vez más creciente del fascismo, promovida por acción u omisión de las autoridades y los medios de comunicación, sólo queda organización y solidaridad. Los vecinos no podemos seguir tolerando estos ataques continuados contra aquellos espacios que promueven nuestra emancipación. La Asociación de Vecinos Fleming no cederá ante su violencia.
Agradecemos a todas aquellas personas y/o grupos que se quieran adherir en el correo, a que estén atentos en las próximas semanas ya que se comunicará una posible acción de repulsa.
NO PASARAN!!!
ASOCIACIÓN DE VECINOS FLEMING
asociación.vecinos.fleming@gmail.com
Guerra sucia en las cárceles:
-Blanqueando los regímenes de terror carcelario.
Entrevista a un psicólogo carcelero director de la Prisión Provincial de Ciudad Real, de Herrera de La Mancha y Alcázar de San Juan.
«Nos tocó la penosa tarea de romper ese grupo que no permitía disidencia alguna dentro de sí, presionando a aquellos internos que no querían seguir formando parte de la banda».
Se declara dialogante, pero: Del Rey Reguillo tuvo que gestionar dos secuestros y un motín, que, además, se produjo un día festivo, el día de San José de 1991, y recuerda que el gobernador civil de entonces, Tomás Morcillo, era «muy renuente» a dar la orden de intervención de la Guardia Civil aunque está prevista en la Ley. Toda la mañana mantuvieron un «tira y afloja» y, cuando finalmente sus superiores le dieron vía libre y entraron las Fuerzas de Seguridad del Estado, «el motín se resolvió en cinco minutos; si no se hubiera perdido tanto tiempo, los amotinados no hubieran ocasionado enormes destrozos».
Torturas:
-La hija del doctor Muruetagoiena (I)
El 25 de marzo de 1982, casi diez días de detención incomunicada después, Esteban Muruetagoiena pasa a disposición judicial en Madrid y sale a la calle sin cargos. El abogado Álvaro Reizabal lo encuentra desorientado. Durante el viaje de vuelta a Donostia, el doctor manifiesta un comportamiento errático y dice frases inconexas. Tres días después, muere.
Tamara me preguntó si conocía la historia de su padre. Yo le dije que sí pero nunca hasta hoy había indagado en los pormenores. He escrito su nombre alguna vez entre otros nombres de víctimas olvidadas. Esteban Muruetagoiena. El médico de Oiartzun que murió después de nueve días en manos de la Guardia Civil. Ahora que intento recomponer los fragmentos del relato, los testimonios se difuminan y las fechas se confunden en los documentos oficiales. Juraría que nadie ha puesto orden aún a toda la cadena de sucesos y temo deslizar alguna información imprecisa. Pero esta es la historia que le debo a Tamara.
Todo empieza con un coche robado. La tarde del 6 de febrero de 1978, dos hombres armados abordan al conductor de un Seat 131 en Egia. «No te va a pasar nada», le dicen, y dirigen el vehículo hasta el alto de Aldakonea. Allí apean al dueño del turismo con la instrucción de que no notifique el robo hasta las diez de la noche. El vehículo reaparece a las nueve menos diez frente al cuartel de la Benemérita de Herrera. Hay un hombre al volante. Dos hombres descubren sus gabardinas y las metralletas comienzan a escupir ráfagas contra la fachada. Cuando el automóvil se da a la fuga, la Guardia Civil responde con una salva de disparos. A las once de la noche, en la carretera de San Marcos de Errenteria, aparece un Seat 131 molido a balazos y salpicado de sangre.
Aquella misma tarde, el médico titular de Oiartzun se encuentra en una sala de cines de Donostia. Se llama Esteban Muruetagoiena. Su esposa se llama Elixabete Hormaza y es estudiante de enfermería. Su hija se llama Tamara y tiene cuatro años. La madre y la niña se encuentran en su domicilio de Aldapa Bekoa cuando suena el timbre. En la puerta, un hombre empuña una metralleta. En el vehículo hay un hombre cubierto de sangre. El tercer hombre, el conductor, sabe que esa es la casa del doctor y reclama atención médica. La madre esconde a la hija bajo la cama en medio del pánico y telefonea al doctor José Miguel Yetano. En su viaje de regreso al hogar, Esteban Muruetagoiena queda atrapado en un purgatorio de retenes policiales que taponan la carretera y ralentizan el tráfico. Ni siquiera imagina lo que va a encontrar cuando llegue a casa.
El auto judicial pone nombre a los miembros del comando. Eugenio Sein debió de ser quien condujo el vehículo hasta Oiartzun antes de abandonarlo en Errenteria. Ángel María Lete debió de ser quien hizo guardia durante la estancia en el domicilio del doctor Muruetagoiena. Tomás Linaza debió de ser quien convaleció de las heridas más profundas. Lete y Linaza toman a la madre y la hija como rehenes mientras el doctor Muruetagoiena acude a su consulta para fingir normalidad. Planean reponerse de los disparos antes de franquear la frontera. Pero el 9 de febrero irrumpe un incómodo contratiempo. Hacía diez años que no caía una nevada tan espesa. Los puertos de montaña están cerrados. Los dos miembros de ETA permanecen en la casa durante diecisiete días.
El paso del comando por Oiartzun cae en el olvido hasta que las pesquisas judiciales reconstruyen los hechos. El 7 de marzo de 1979, la Audiencia Nacional dicta un auto de procesamiento contra Esteban Muruetagoiena por un presunto delito de encubrimiento y colaboración con banda armada. Por fortuna, el doctor consigue despejar las dudas de los magistrados y demuestra su inocencia. En una misiva del 2 de julio de 1979, el letrado Joaquín Ruiz-Giménez felicita a Muruetagoiena porque la Audiencia Nacional ha anulado el procesamiento. Sin embargo, añade unas palabras que ahora resultan premonitorias. «No tengo la absoluta seguridad de que ya no te vayan a molestar más».
El tiempo gira y la vida cambia. Elixabete Hormaza se establece en Madrid junto a la niña Tamara y el doctor Muruetagoiena permanece en su consulta de Oiartzun. Hay otra circunstancia que ha cambiado. El 4 de diciembre de 1978, en plena campaña por el referéndum de la Constitución española, el gobierno de UCD ha dado vía libre a una ley antiterrorista que resquebraja los principios constitucionales y permite hasta diez días de detención incomunicada sin asistencia jurídica. En la práctica, la medida va a convertirse en un agujero negro de derechos humanos.
El 15 de marzo de 1982, dos jóvenes disparan en Errenteria contra un cabo de la Guardia Civil llamado Modesto Martín. Se levantan controles policiales. Las Unidades Antiterroristas Rurales cruzan una tanqueta en el alto de Miracruz y registran los vehículos que circulan hacia Donostia. De madrugada y con la ley antiterrorista en la mano, se multiplican en Errenteria y Oiartzun las detenciones de personas inocentes. Dicen los periódicos que se han llevado a tres de los hermanos Ibarguren. Dicen que han arrestado a Arantxa Zapirain. Pero no dicen nada de Esteban Muruetagoiena. Después de dos días de ausencia en la consulta, los vecinos acuden a su domicilio junto al alcalde. Así descubren que el doctor lleva desde el martes retenido en la Comandancia de la Guardia Civil del Antiguo. No saben aún que han detenido a Elixabete Hormaza en Madrid o que el lunes 22 van a arrestar también al doctor José Miguel Yetano.
El 25 de marzo, casi diez días de detención incomunicada después, Esteban Muruetagoiena pasa a disposición judicial en Madrid y sale a la calle sin cargos. El abogado Álvaro Reizabal lo encuentra desorientado. Durante el viaje de vuelta a Donostia, el doctor manifiesta un comportamiento errático y dice frases inconexas. Solo quiere regresar cuanto antes a Oiartzun. Su madre, una siciliana llamada Vittoria Scola, se desplaza desde Ondarroa para hacerle compañía mientras se recupera del impacto psicológico. Pasa un día. Pasan dos días. Al tercer día, el domingo 28 de marzo, Esteban Muruetagoiena y Vittoria Scola conversan hasta las dos de la madrugada. Él se siente exhausto. Se acuesta y le pide a su madre que no lo despierte hasta las once de la mañana. No despertará jamás.
Jonathan Martínez. En Naiz.
-La hija del doctor Muruetagoiena (y II)