Alientos de lucha
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La Joven Guardia
Alexander Fadeiev
(Rusia 1901 – 1956)
“En aquellos meses históricos -noviembre y diciembre de 1942- los soviéticos, y particularmente los que se encontraban en la profunda retaguardia de los alemanes, no podían calibrar las verdaderas proporciones de los acontecimientos que han pasado a la memoria histórica de los pueblos con una palabra que es un símbolo: Stalingrado. Stalingrado no es únicamente la defensa, sin igual en la historia, de una estrecha franja de tierra, pegada al Volga, en una ciudad destruida hasta sus fundamentos, contra un enemigo que había concentrado una cantidad de fuerzas tan enorme, con una conjugación tan absoluta de los tipos de armas y una riqueza de material perfeccionado como no se había visto en ninguna de las más grandes batallas desde que existe la humanidad.
Stalingrado fue una espléndida manifestación del genio militar de los mandos, formados por el régimen soviético. Conforme a un plan único e íntegro, realizado en tres etapas, sobre una extensión nunca vista de las estepas del Volga y del Don, las tropas soviéticas cercaron a veintidós divisiones enemigas y derrotaron a treinta y seis en un plazo sumamente corto: en menos de mes y medio. Y bastó un mes para que el enemigo caído en el cerco quedase exterminado y hecho prisionero.
Stalingrado fue el mejor testimonio del genio organizador de los hombres engendrados por el nuevo régimen soviético. Para comprenderlo, bastará imaginarse las masas de hombres y de material puestas en movimiento conforme a un plan único, a una voluntad única, las reservas humanas y materiales concentradas y creadas para la ejecución de este plan, los esfuerzos de organización y los recursos materiales que exigió el envío de esas masas al frente, su abastecimiento en víveres, en equipos, en municiones, en combustible y, por último, la inmensa labor instructiva y educativa de importancia histórica desplegada para que centenares de miles de oficiales y jefes militares, desde sargentos hasta mariscales, con experiencia militar y conocimientos políticos, dirigiesen ese movimiento y lo convirtieran en un movimiento consciente de millones de hombres armados. Stalingrado fue el índice máximo de la superioridad de la economía inherente a la sociedad nueva, con su plan único, sobre la sociedad vieja, con su anarquía. Ningún Estado de viejo tipo hubiera podido, al año y medio de haberse adentrado en su territorio un ejército enemigo de muchos millones de hombres, al que armaban, equipaban y daban de comer la industria y la agricultura de la mayoría de los países de Europa, después de haber sufrido daños y devastaciones materiales increíbles, ningún Estado de viejo tipo hubiera podido resolver, en el aspecto económico, la tarea de semejante ofensiva.
Stalingrado fue la expresión del poderío espiritual y de la razón histórica de un pueblo liberado de las cadenas capitalistas y así ha pasado a la eternidad.”
Sobre el autor:
Hijo de unos campesinos pobres, estudió en Vladivostok entre muchas penalidades. Ingresó a los diecisiete años en las filas del movimiento revolucionario. Tomó parte en la guerra civil y luchó contra Kolchak junto a los guerrilleros bolcheviques.
En 1926 apareció su novela La derrota, narración de un episodio de la lucha guerrillera. En ella Fadeiev presentó por ver primera a personajes que más tarde reaparecerían en las obras siguientes; los héroes de este autor son muchachos del pueblo, ásperos, entusiastas y generosos, que románticamente combaten y arriesgan su vida en favor de un gran ideal de justicia. En La Joven Guardia nos traslada a la época de la II Guerra Mundial.
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