Memoria histórica imprescindible:
-Sebastián Blasco Aznar, el republicano que “suicidaron” al acabar la Guerra Civil.
Fue asesinado el 17 de abril de 1939. En octubre de 2020 se exhumaron sus restos junto al cementerio de Andorra. May Borraz narra en ‘El último cuento. De abuelos y cunetas’ los cinco años de investigación sobre la muerte de su abuelo.
“Hacía dos semanas que había acabado la Guerra Civil, aunque en Andorra hacía ya un año que mandaban los fascistas. Sebastián, que es como se llamaba aquel sastre valiente y apuesto, no había ido a la guerra porque era cojo y tenia familia, pero sus hermanos pequeños habían luchado en el bando republicano y hacía muy poco que habían vuelto del frente. Todos estaban muy asustados, pues cada día se iba esparciendo el horror y no había pueblo en el que no hubieran apresado o matado a alguien. Maestros, sindicalistas o simples obreros no dispuestos a achantarse eran sus victimas favoritas”.
Desde que había acabado la guerra los fascistas del pueblo se habían envalentonado aún más y se pasaban el día amenazando a todos los que no comulgaban con sus ideas.
-Los restos de dos fusilados por el franquismo vuelven a sus familias 82 años después
Fueron hallados en la Fosa 94 del cementerio de Paterna y descansarán en Ontinyent y la Font de la Figuera tras ser devueltos a sus parientes.
Las dos víctimas del franquismo tenían 40 y 44 años, eran naturales de la Font de la Figuera y Ontinyent. Se trata de dos civiles y labradores de profesión que fueron ejecutados el 6 de noviembre de 1939.
Los restos fueron descubiertos junto con 37 cuerpos más apilados de forma aleatoria en un agujero de dos por dos metros, una mayoría con el tiro de gracia en el cráneo y muchos todavía maniatados.
-Los 82.831 ferroviarios que el franquismo reprimió, la democracia olvidó y RENFE dignifica
‘Los hijos del hierro’, el primer documental histórico de la represión en el ferrocarril.
Los trabajadores del tren fue un sector temido por el franquismo y los golpistas del 36. Era un colectivo muy numeroso, con una afiliación sindical muy alta, esencial por ser estratégicos en la logística de la contienda y fuertemente contestatario y combativo.
Por tanto, desde el inicio de la guerra civil, los golpistas tuvieron muy claro que había que anularlos y para ello solo había dos fórmulas: la represión y la depuración de la gran mayoría de sus rebeldes 82.831 profesionales. Podemos colegir que en los planes franquistas la represión a los trabajadores del ferrocarril estaba previamente estudiada y que contaban con un plan represor para aplicarles de manera inmediata. Para ello contaban con listas negras de los trabajadores “susceptibles” de ser reprimidos.
-Cartel histórico: “el generalísimo”
A un general de muerte, con la esvástica en el pecho, le llevan la capa un militar, un rico y un cura con fusil al hombro.
Junta Delegada de Defensa de Madrid. Delegación de propaganda y prensa.
Dibuja: Sindicato Profesional Bellas Artes UGT.