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TESTIMONIOS DE MUJERES EN LAS CÁRCELES FRANQUISTAS
Tomasa Cuevas Gutiérrez
Han transcurrido muchos años desde que se editó, en tres volúmenes diferentes, la colección de testimonios de mujeres que habían sufrido la represión franquista en las prisiones de la postguerra, realizada por una mujer que las vivió en su persona, Tomasa Cuevas Gutiérrez. Antes de iniciar una mínima reseña de la biografía de Tomasa, me gustaría contarle mi descubrimiento de estos libros: mientras trabajaba en una investigación sobre las mujeres republicanas en la España franquista en la Biblioteca Nacional, me encontré con la primera edición de 1982 de Mujeres en las cárceles franquistas en la Editorial Casa de Campo de Madrid. Era un librito con errores de paginación y ortográficos; me llamó la atención por el conjunto de testimonios que incluía; y la autora, que ya había dejado su testimonio personal en un libro imprescindible para los historiadores que investigamos la resistencia en este periodo. En ese momento desconocía que hubiera otra edición o más tomos con nuevos testimonios; eso me llevó al Archivo del PCE, donde se encontraban los tres tomos, que hoy ven de nuevo la luz. Incomprensiblemente, no estaban depositados en la Biblioteca Nacional, las razones las ignoro, pero hoy, en el siglo XXI y con todo lo escrito y revelado por los líderes políticos como Santiago Carrillo, no sería extraño que todo sea fruto de aquel pacto de silencio que hizo posible la Transición y que para muchos fue el olvido y el silencio de sus torturas, sus años de prisión, su militancia en la mayoría de los casos comunistas; era mejor callar y dejar pasar a nuevas generaciones de líderes. ¡Qué injusta que es la realidad y la historia para los que mantuvieron su resistencia contra Franco!
Cuando tuve los tres libros de Tomasa en mis manos y pude leerlos con tranquilidad, desde ese momento no tuve duda de que había que editar de nuevo esta colección de testimonios de mujeres; pero fue Manolita del Arco, militante comunista y amiga personal de Tomasa, quien más me animó a mi labor de preparar la edición, me facilitó los libros originales, me animó a ir a ver a Tomasa a Barcelona, me abrió el camino a una información imprescindible para hacer esta edición, como muchas militantes comunistas, que son solo eso, militantes que pasaron veinte años de su vida en las prisiones franquistas, y merecen un libro con su vida y su ejemplo de lucha y dignidad. Manolita me llevó también a conocer a Josefina Amalia Villa, militante como ella y compañera en la cárcel, y amiga también de Tomasa, mujer luchadora e íntegra donde las haya, y que no solo tiene una memoria prodigiosa, sino que le facilitó a Tomasa en el segundo volumen de testimonios numerosa información de mujeres que están incluidas en el mismo, siempre huyendo del protagonismo y figurando en el anonimato.
Tomada la decisión de ver a Tomasa, me puse en contacto con Mari Salvo en Barcelona, amiga de ella y mujer cuyo tremendo testimonio está en los libros, y me acompañó a ver a Tomasa el 27 de agosto de 2003.
Tomasa Cuevas se encuentra ingresada en una unidad de larga estancia de un centro sociosanitario público, la edad y las secuelas de los años de cárcel y resistencia han debilitado su salud. Por otra parte, con sus escasos recursos económicos no puede mantener los cuidados que precisaría en su domicilio, pero conserva su fuerte carácter y se rebela contra el olvido y la desatención de tantos a los que ayudó. En su silla de ruedas y con grandes dificultades de audición, aún aparece como la mujer fiera e indomable que entregó su vida por una causa: la libertad, y que fruto del machismo y la injusticia histórica, espera, no sin rebelarse, el final de una vida olvidada por tantos y utilizada por todos.
He de confesar que mi entrevista fue difícil y supongo que ella está cansada de recibir gente y que luego no vuelvan, de ahí su falta de entusiasmo cuando le propuse preparar esta edición, pero también he de decir que al despedirme saqué la sensación de que lo deseaba y espero que haya cumplido, y no engrosé esa larga lista de historiadores que la visitan y luego se olvidan de ella.
Igualmente contacté con un historiador muy comprometido con el tema, Ricard Vinyes, que, cuando le comenté mi intención, me animó advirtiéndome de las dificultades que podría encontrar y facilitándome la transcripción de una excelente entrevista con Tomasa, que me ha permitido describir quién es la verdadera protagonista que realizó la ingente labor de recorrer España y grabar los testimonios de las mujeres encarceladas por Franco, así como las dificultades para la elaboración y edición de sus libros. La entrevista estaba incluida y supervisada en la primera redacción de esta introducción, pero una vez leída por Tomasa Cuevas, me pidió que no la incluyera. Yo he respetado esta decisión.
Muy brevemente trataré de resumir en unas líneas la apasionante vida de Tomasa Cuevas.
Nació en un pueblecito de Guadalajara, Brihuega, el 7 de marzo de 1917, hija de un obrero, nieta de un albañil y un hornero, en cuyo horno su padre trabajó ayudando a sus abuelos, simultaneándolo con su trabajo en una fábrica de harinas. Al sufrir su padre un accidente cuando ella era muy pequeña, su madre tuvo que ir trabajar como asistenta para sacar adelante a ella y a sus cinco hermanos; dos de ellos murieron en el largo periodo de hospitalización de su padre, más de dos años. Al salir del hospital tuvo que emigrar la familia al completo a Guadalajara; Tomasa no fue a la escuela hasta los seis años; lo cual no le impidió integrarse inmediatamente, como tantos jóvenes, en el recién fundado Partido Comunista de España nada más llegar la República. Realizó la labor con otros camaradas de organizar las juventudes del partido en Guadalajara; tenía solo catorce años, su labor como toda su vida en ese periodo era la de colaborar con el partido en todo aquello que se le encargaba, enlace, ocultar armas, organizar huelgas, etcétera. El golpe de Estado contra la República le sorprende en Guadalajara formando parte de las Juventudes Socialistas Unificadas, participando activamente en la guerra civil, lo que le lleva a ser detenida en mayo de 1939 y condenada a treinta años de prisión. Cumpliendo en distintas prisiones cinco años (pasó por las cárceles de Guadalajara, Durango, Santander, Amorebieta, Madrid y Segovia), sale de la cárcel en libertad provisional en 1944, con veintisiete años. Inmediatamente entra en contacto con su partido e inicia las labores de la resistencia contra el franquismo en la clandestinidad; se traslada a Barcelona, donde trabaja como asistenta en diversos domicilios. Pero ella necesitaba tiempo para su labor de militante y encuentra trabajo en un pequeño taller de confección, su labor clandestina es en especial de enlace y de colaboración con la guerrilla urbana, labor altamente peligrosa: trasladar las armas desde la frontera, entregarlas a los camaradas, acudir a las citas, donde no se podía esperar más de cinco minutos; su labor de enlace entre la guerrilla y el Partido es elogiada por todos los militantes y camaradas que la conocen. En 1945 es detenida de nuevo junto con quien es ya su compañero y marido, Miguel Núñez; fueron interrogados bajo torturas, Tomasa nunca delata a nadie, es más, su compañero le envía un mensaje indicándole que dé los nombre de los que están ya detenidos, para evitarle más torturas, y ella le contesta con su ironía y fuerte carácter que no puede dar ningún nombre: «Tengo un problema, yo no me hablo con la policía».
En aquellos largos interrogatorios, debido a los golpes y malos tratos del comisario Polo, se le produce una lesión de columna que arrastrará toda su vida. Permaneció en la cárcel de Les Corts de Barcelona un año. El 6 de julio de 1947, tras permanecer dos meses escondida con su marido, nacerá su única hija, Estrella Núñez Cuevas, fruto de la unión con Miguel, y se trasladan ambos con la pequeña a Madrid, donde vivían los padres de Miguel. Él trabaja de contable en una tienda y siguen colaborando con las labores clandestinas, incluso Tomasa marcha a Andalucía y de nuevo hace de enlace con la guerrilla. Tiene que dejar a su hija con su suegra, con apenas diecisiete meses, para volcarse en su actividad política dentro del Partido; vuelve a Reus, de nuevo Madrid, finalmente es recluida en el Hospital de Pedrosa en Santander, donde permanece ingresada por su lesión de columna durante más de dos años, sin poder ver a su hija y bajo vigilancia policial. Cuando está parcialmente curada, con ayuda de camaradas pasa a Francia, donde está durante cinco años, y vuelve en 1961. Mientras Miguel Núñez es detenido y cumple condena en Burgos hasta 1967, ella continúa su labor y acude en reiteradas ocasiones a visitar a Miguel a Burgos. Murió en Barcelona el 25 de abril de 2007.
*Descarga libro: 900 páginas.
–https://drive.google.com/file/d/1iOW9ZZrqGBncAdT4C2WmmJRCIr5Bv78F/view?usp=sharing
Yo no quisiera ensuciar o desprestigiar la figura de Tomasa, pero creo que es necesario que las cosas se expliquen y se pongan en su contexto real. En este caso sobre Tomasa (como podría ser otra persona) , me veo en la necesidad de comentar la publicación de esta página ya que se habla de alguien que me tocó muy de cerca y que conocí de manera muy personal e íntima, tanto a ella como a Miguel.
Por ello quisiera dejar algunas cosas claras para bajar de ese trono al que suelen subir por parte del revisionismo rastrero y el reformismo más pedante, a figuras como Tomasa, entre otros. Mi extrañeza es que esta página comulgue con ello y que no explique la figura de Tomasa en su totalidad.
Tomasa fue una de esas personas que durante la dictadura de Franco podríamos decir que tuvo una militancia antifranquista con especial relevancia. Antifranquistas hubo muchos, muchísimos … antifascistas, no tantos, ya que no es lo mismo ser antifranquista que antifascista, y eso quedó demostrado con la transición, su desarrollo y la posterior democracia.
Es en eso precisamente que quisiera hacer hincapié, en sus posiciones políticas y su defensa del Estado actual con todo lo que conlleva; el Estado del 39, con su posterior reforma del 78, entre otras cosas, ya que su militancia en el franquismo está mas que masticada y digerida.
Sí, estáis leyendo bien, Tomasa abogó por la reconciliación nacional, abrazó de lleno la farsa de la transición, pasó por ventanilla, pasó por el aro, tragó con todo aquello que sus supuestos verdugos la hicieron tragar, todo aquello por lo que fue perseguida, reprimida, torturada, encarcelada, quedó en nada, ya que al morir Franco, entramos en la transición y posterior democracia, de la cuál ella ( y tantos otros antifranquistas ) legitimó y defendió hasta fallecer. Viva la democracia.
Podría argumentar mucho más al respecto, también comentar la opinión que Tomasa tenía sobre las organizaciones revolucionarias que se dieron durante la transición y que perduraron durante la democracia, podría mencionar su prédica abstracta de la paz y su posición pacifista asquerosamente rastrera como buen mamporrero del Estado actual, su participación en los partidos reformistas actuales y un largo etcétera que pone de manifiesto su mezquindad.
No quiero extenderme más, pero para terminar voy a escribir algo que ella solía decir mucho durante la nuevo etapa democrática y hasta el fin de sus días:
– Mejor esto que lo que teníamos antes, ahora estamos mucho mejor.
De acuerdo en todo, pero a lo que define como imprescindible es al libro «Testimonios de mujeres en las cárceles franquistas». No deja de ser un libro fundamental para conocer la represión sufrida por las mujeres presas políticas. Con Tomasa, como con tantos y tantas escritoras, hay que separar sus obras, como documento histórico, y sus desviaciones políticas para caer en la sopa boba de la ‘democracia’, si no peor, o mucho peor, como John Steinbeck, que de escribir libros imprescindibles, pasó a apoyar el bombardeo de Vietnam. Pero gracias de verdad por el comentario, ayuda a situar a cada figura en su lugar. Mucha gente joven ni idea de esas intrahistorias. Y gracias a la página por la descarga del libro. Yo lo leí para trabajo de la uni hace dos años y me pareció brutal.
Si, tienes razón, es el libro lo imprescindible.