Muro de solidaridad y denuncias:
Las voces siempre silenciadas:
-José Miguel Beñaran Ordeñana Argala, sobre la violencia popular.
«Condenar cualquier tipo de violencia popular es una brutal necedad y una muestra clara de incapacidad (por parte de quien la condena) para salirse de las perspectivas ideológicas de la clase explotadora. Los pueblos no practican la violencia por gusto de hacerlo sino impulsados por la acuciante necesidad de adquirir un derecho humano: el derecho a la libertad en las relaciones sociales. La violencia popular es siempre defensiva frente a la violencia institucionalizada de la clase explotadora, y por lo tanto completamente legítima.»
*Dirigente de ETA, asesinado el 21 de diciembre de 1978, con una bomba en su coche, en la localidad de Angelu (E.H. Norte), tenía 29 años de edad. Reivindicó el Batallón Vasco Español, dirigido desde las cloacas y la guerra sucia del Estado fascista.
Opiniones rescatadas:
-Lo que no me dejaron acabar de contar en la radio.
“Yo también fui brutalmente golpeado por unos terroristas”
*Buenos días, quería opinar en la tertulia radiofónica, y es que a mí también unos terroristas me pegaron la mayor paliza de mi vida.
(Cogen los datos para pre-filtro de llamadas y la ponen en espera)
-Desde el País Vasco, otro oyente que sufrió la plaga del terrorismo. Buenos días, cuéntenos usted.
*Que estoy oyendo la tertulia, políticos, periodistas y policías opinando, y contar que yo también fui brutalmente golpeado y apalizado por unos terroristas.
-Eso hace falta, voces valientes. Cuente, cuente usted. Nos ha pedido no identificarle con su nombre, cosa que comprendemos y compartimos.
*Era un viernes a la tarde, y los GAL habían asesinado esa mañana a un refugiado de ETA en el sur de Francia. Había convocada manifestación de repulsa, pero yo era totalmente ajeno a los acontecimientos y me encontraba con un amigo en un bar del casco viejo, tomando unas cañas. De repente un grupo de violentos (varios de ellos encapuchados) asaltó el bar, armados con palos, empezaron a dar gritos y a golpear a toda la gente, jóvenes o mayores, que se encontraban en la barra o sentados en las mesas, llevándonos hacia la parte de atrás del establecimiento. La gente tras reaccionar les intentó pedir explicaciones, y se oyeron varias voces de protesta, a lo que respondieron con nuevos palazos y patadas mientras salían del bar. En unos segundos acercaron un vehículo y con una manguera de agua de alta presión proyectaron el chorro dentro del bar. Arrasó la barra, cayeron los vasos, el estrépito de la vajilla… La gente horrorizada empezó a gritar y a intentar huir en desbandada, cosa que aprovecharon los terroristas para volver a golpear salvajemente a todo el mundo que salía horrorizado y empapado por la puerta del bar…
-Terrible, estimado oyente, y menudos medios de terror los que usaban los cachorros de ETA… siga, siga contando el horror vivido en el País Vasco.
*Yo en la desbandada salí corriendo para una zona del casco viejo sin casas, en el justo momento que un vehículo de dichos terroristas pasaba delante mío a toda la velocidad. Frenaron en seco y se bajaron todos los violentos, incluido el conductor. Me empezaron a golpear hasta tirarme al suelo, donde me llovieron multitud de patadas, los palazos, y ya en el suelo, con algo metálico me pegaron en un pie. Parece ser que pasaban dos señoras mayores que les empezaron a chillar y gritar ¡socorro!, y, no sin antes amenazarlas, se montaron y huyeron a toda velocidad. Las señoras me ayudaron. Como consecuencia, pasé por Urgencias y tenía el cuerpo literalmente molido a palos y herida incisiva en un pie… Ya ven, todos tenemos que contar cosas de violencia… Antes de despedirme, decirles que los violentos (algunos encapuchados) eran miembros de una brigada antidisturbios de la Policía Nacional, el primer vehículo que emplearon una tanqueta de agua, y el segundo, una furgoneta Avia con el escudo de los susodichos. En Urgencias conté -aunque sabía que me habían pegado con el pelotero- que me habían asaltado unos yonquis, pues todas las noches de manifestación pasaba la policía a por una relación de heridos, siempre causados por ellos… Tic,tic, tic…
-“Salían drogados y ciegos de odio”.
Manifestación por los presos políticos, a más de 200 metros de donde yo me encontraba parado. Fortísima presencia policial. Estaba esperando a los amigos en una esquina, y había llegado dos minutos antes. En unos segundos, delante mío, se presenta un policía nacional, totalmente fuera de sí, y mientras me mira con ojos de odio y amenaza con la porra en alto, me grita “¡¡Disuélvanse!!”. En una reacción instintiva, miro a un lado y a otro y en unos cincuenta metros no hay un solo alma “Pero, ¡si estoy sólo!, ¿de quién me disuelvo?” le respondo atolondrado. Un fortísimo porrazo en la pierna me hace girarme, y sólo eso me impide recibir el segundo en plena cara y que me diera en la zona del cuello. Aún soy joven y pude salir corriendo recibiendo solo un par de porrazos más en la espalda. Me lo contaban mis amigos luego, que lo vieron mientras se acercaban, y dicen -y les creí entonces y ahora- que siguió golpeando al aire y luego a un portal de una vivienda, se paró, parece que pensó y salió corriendo hacia el muro de compañeros que ya había disuelto la manifestación. “Iba todo ciego, de droga y de odio”.
Difusión:
-Pegatinas “Amnistia. Elkartasun antifaxista”.
Edita Euskal Herria Antifaxista.