Otras voces:
Militantes, presos políticos, víctimas, verdugos, memoria, guerra sucia, silenciamiento…
-La danza de la conciencia (del salto de Argala al brinco de Otegi)
Maité Campilló
Cuando la hipocresía comienza a ser de muy mala calidad, es hora de comenzar a decir la verdad. Esos que pretenden, para reformarnos, vencer nuestro instinto criminal, que nos den primero de comer. De moral hablaremos después. Esos que no se olvidan de cuidar nuestra formación, sin que por ello dejen de engordar, escuchen esto: por más que le den vueltas, primero es comer, y después de hartos ¡¡venga la moral!! (Bertolt Brecht)
Canto a la lucha, que nos da vida para vivirla
No es de ‘La Cueca’ en Chile, que quiero escribir, una no puede meterse en camisa de once varas y lograr crear un buen romance. Ser o no ser siempre será mi dilema, la primera pregunta a plantearme, me limitaré a decir de ella que soy de las que creen que esta danza de la vida y de la muerte, consigue conmoverme en vivo en el marco de su contexto puro, de su punto sensible en el que como la conciencia para la izquierda pareciera de alguna manera ser propiedad de todos los que luchan, podría serlo, pero sacada de su contexto, es donde comienza la zancadilla y la trampa, o si lo prefieren la traición o mucho mejor el espejo enfrente del que se encuentra en el lugar que no le corresponde (la pregunta sería por qué?), sacarla de su raíz, de su tronco, de su realidad objetiva científica, sería distorsionar sus cimientos, denigrar su salud y equilibrio, su realismo patente basado en la historia y lucha de clases. Y, como la Cueca, no sería por igual de relevante, ni ganaría de mayor relieve ni nivel de logro en el plano interpretativo musical sobre la base del cultivo de la tonada y el canto mapuche. En cuanto a la lucha de clases no solo no ganaría sino que la prostituiría. El poder siempre ha buscado en sus aliados (cooperantes) para las divisiones, las altisonancias de la tradición, es decir la traición, bautizando sus maniobras como el fundamento de una pretendida legitimidad. Este es el caso de dos épocas de Euskal Herria que quiero hablarles, de dos de sus fases distintas en el tiempo, dos posturas, una frente a la otra de dos miembros destacados de la Izquierda Abertzale (La primera forma parte del asentamiento ideológico del histórico Argala): »Condenar cualquier tipo de violencia popular es una brutal necedad y una muestra clara de incapacidad (por parte de quien la condena) para salirse de las perspectivas ideológicas de la clase explotadora. Los pueblos no practican la violencia por gusto de hacerlo sino impulsados por la acuciante necesidad de adquirir un derecho humano: el derecho a la libertad en las relaciones sociales. La violencia popular es siempre defensiva frente a la violencia institucionalizada de la clase explotadora, y por lo tanto completamente legítima». (La segunda es del hoy mediático que encarna Arnaldo Otegi): “Nada de lo que digamos puede deshacer el daño causado, es posible al menos aliviar el dolor desde el respeto, la consideración y la memoria. Queremos decirles de corazón que sentimos enormemente su sufrimiento y nos comprometemos a tratar de mitigarlo en la medida de nuestras posibilidades. Siempre nos encontrarán dispuestos a ello”.
Se podrá estar de acuerdo o en contra (con uno u otro) no están los tiempos lo libres que se desean, la autocensura se sigue imponiendo sobre este tema y otros más, no así para los miembros de las fuerzas armadas ni para ciertos políticos y sectores que pululan en los medios con total impunidad pidiendo “el fusilamiento de 26 millones de españoles”, y otras aberraciones no menos ofensivas ni denigrantes, ni sería una justificación darles por gente alocada que dice bobadas, todo es mucho más serio y real que quien intenta “calmar” las aguas para volcarnos a la deriva. »No he de callar, por más que con el dedo, ya tocando la boca o ya la frente, silencio avises o amenaces miedo» (Quevedo). Nadie puede imponer el olvido ni negar la realidad pretendiendo con ello decir que es por nuestro bien. Yo elijo la verdad aferrada a la historia para entender el hoy. ¿Quién podría negar ni dar por bien que (en 1519 en el Estado español) el Rey tenía impunidad legal y la iglesia podía hacer lo que quisiese y no ser juzgada ni por simple párroco ni por institución a cuerpo de rey, ni que los ricos tenían privilegios judiciales y que Castilla imponía al resto de pueblos y comunidades sus instituciones y dominios? ¿Quién podría negar que los opositores a la corona por el contrario, los llamados Comuneros, eran detenidos, perseguidos y condenados (1521)? ¿Ni que 500 años después seguimos igual en lo fundamental, que la explotación y el poder avasallador es el mismo, las instituciones las mismas, están ahí, o ha cambiado algo sustancial las relaciones de clase? Los Comuneros terminaron doblegados por las armas y por las traiciones, el pueblo navarro también fue doblegado por las armas e incorporado por imposición a Castilla (unos años antes en 1512) y desde entonces, Euskal Herria (o pueblo vasco) ha estado sometido a la corona de Castilla, llamada desde entonces España, y a Francia, en sus territorios más al norte. Así de rotundo lo intuyó el periodista revolucionario peruano Luis Arce Borja, así de claro y evidente: »En las guerras entre clases sociales, no existe ningún tipo de mediación conciliadora que conduzca a una solución definitiva de las contradicciones de clases».
“¡Sacad vuestras sucias manos de Euskal Herria!” (Dijo en las Cortes españolas el parlamentario vasco Jon Idigoras). Lo dijo después de que un grupo fascista, vinculado a instituciones estatales asesinara a su compañero el parlamentario Josu Muguruza. Querían parlamentar pero no les dejaron. Al Estado español no le interesaba parlamentar sino eliminar cualquier atisbo de independencia en lucha de clases; ni siquiera las luchas pacíficas recientes en Catalunya, sino respondiendo a fuego como hizo con las últimas colonias de ultramar en Cuba y Filipinas. En Euskal Herria han sido asesinadas centenas y centenas de personas a manos de los diversos cuerpos represivos policiales, militares, para-militares, para-policiales… Militantes y pueblo en lucha han ido cayendo en el empeño por conseguir una sociedad independiente y socialista: Txabi, Txiki, Otaegi, Argala, Lasa, Zabala, Mikel Zabalza, Mikel Arregi, Santi Brouard… otros muchos más han sido terriblemente torturados, encarcelados quince, veinte, veinticinco, treinta años… algunos siguen aún secuestrados en sus mazmorras todavía sin ninguna razón por ello, y otros han sido alejados de su tierra a otros continentes del mundo. Estas muertes son conscientemente olvidadas (a la hora de la verdad) por el silencio impuesto de la derecha y por la propia izquierda, o tergiversadas por los mass media para ocultar la verdadera cara y trama del conflicto. Dijo en Plaza de la Independencia el boxeador y político ucraniano figurín de la oposición (Vitali Volodímirovich Klichkó): »Ahora sí que está garantizada en Ucrania la ley absolutamente necesaria».
Y al pantomima principal del crimen en el mundo le chorrean las manos internacionalizando los campos de guerra; y los poderes políticos y económicos europeos con sus instituciones fácticas se imponen como un solo país, satélites del platillo volante USA agujereando los cielos de algodón para mejor especulación; y la sumisión aflora, cayendo sobre el control social del trajín ordinario que persiste, mientras las horas van muriendo entre las razones que nunca se escuchan; y las invasiones se justifican prostituyendo el sentido de la palabra y al capitalismo se le ensalza, como si el fascismo no fuera su engendro y su armada; y mientras, la colonización de culturas moderniza exterminio y evangelización, de forma hasta progresista hasta democrática nos adoctrinan por imposición. Están los muy snob que votar gobiernos capitalistas lo llaman libertad, alienar al pueblo liberación, y como civilización la democracia, el mazo de la ley y el bozal. Están los que entre ellos, se autodenominan progres, favoreciendo la represión de estado desde el punto de vista de izquierdas (que desfachatez) ¡Y no se inmutan! Nos encontramos como pan de cada día frente a los que como demócratas, provocan, aplauden y vitorean golpes de estado y asentamiento militar con la OTAN imponiendo dictaduras fascistas, y si te defiendes, matas… eres un terrorista; solo ellos, liberan, imponiendo genocidios. Y están los que se jugaron la vida por la libertad que otros están gozando poniendo a parir a los que por libertad lucharon, y, los que viviendo de los avances conquistados por los que dieron la vida peleando, les acusan de terroristas y piden perdón ‘por sus crímenes’ haciéndose el sordo de los verdaderos crímenes del fascismo. Estamos los que no somos funcionarios ni serviles ni terroristas del estado, gente sencilla que lucha contra el impostor, gente que no se siente exclusiva ni importante ni imprescindible pero si determinante para impulsar transformaciones sociales y hacer revolución. Están los que nunca podrían faltar mientras la lucha de clases persista, los que hoy se sienten demasiado importantes los políticos mediáticos del sistema de opresión, porque hay que sentirse muy importante e imprescindible para decir eso, de esa manera, sacando las cosas del contexto histórico como si con ello hubiera encontrado la clave para proclamar socialismo e independencia. Y estar, estamos, los que creemos en la necesidad de una profunda transformación social, los que no podríamos formar parte de su ley ni su pensamiento, los que pensamos (y algunos no digamos) que Otegi debería dejar de seguir jugando a hacer pantomimas y meterse de lleno a seguir haciendo comedia en el templo que le espera con los brazos abiertos al puesto político que el PNV le reserva con devoción y bendición.
PD.
»Ni la burguesía, ni la pequeña burguesía en el poder pueden hacer una política antiimperialista: La revolución socialista encontraría su más encarnizado y peligroso enemigo, peligroso por su confusionismo, por la demagogia, en la pequeña burguesía afirmada en el poder, ganado mediante sus voces de orden» (Dirigente político peruano José Carlos Mariátegui “La Chita” 1929). Pero para Otegi tira más que Euskal Herria don dinero sobre la carreta del neoliberalismo español y europeo, y felicitar a nazis como a Donald Trump, llevarse bien con los sionistas que controlan muchas cosas no solamente en el mundo, también en Euskal Herria, y decir aberraciones como que Arzallus era de los nuestros ¡¡Que falta de dignidad!! ¡Que diferencia antagónica media del salto de Argala al brinco de Otogi, y de éste último con aquél momento histórico vivido a saltos de gigante por el entrañable pediatra y político Santi Brouard, presidente de HASI (Herriko Alderdi Sozialista Irautzailea), teniente alcalde de Bilbo y dirigente de Herri Batasuna portavoz de la coalición en el Parlamento Vasco, asesinado en su cargo parlamentario como Josu Muguruza en el Congreso español!!! La danza de la conciencia, de Santi, su dignidad, sigue entre los vivos que luchan, conmoviendo el marco de su contexto sensible y profundo, de actos revolucionarios transparentes en danza de la vida y de la muerte asumida en su victoria final, que prevalece como guía en su internacionalismo proletario: »La ponencia KAS responde a la necesidad que tiene el movimiento de liberación nacional vasco a dotarse de un instrumento de dirección política fuerte y coherente. Los trabajadores tenemos que unir a la lucha anticapitalista toda la problemática que como clase y vascos tenemos. Con la lucha y organización podemos vencer, y lo vamos hacer».
-Llorar por los ausentes
Yo pisaré las calles nuevamente de lo que fué Santiago ensangrentada y en una hermosa plaza liberada me detendré a llorar por los ausentes… Así reza el comienzo de una emocionante canción de Pablo Milanés que nos recuerda el golpe de estado de Chile del 11 de septiembre del 73. Después de oír las palabras de arrepentimiento de los voceros de la parte «oficialista» de la izquierda abertzale, ¿qué es lo que nos queda? ¿llorar por los ausentes? Me ha tocado conocer muy de cerca a militantes que lo dieron todo en la lucha por una Euskal Herria liberada y en distintas épocas de la lucha, Mikel, Montxo, Antxon, Ina, Esteban, Jon y especialmente Oihane. Yo me siento incapaz de decir y nunca diré a los ausentes que fueron malos, que no tenían que haber escogido el duro camino de militancia que eligieron, que de nada ha servido porque los «listos» de ahora así lo consideran y pretenden borrar de un plumazo la historia de las últimas décadas de este país. Historia de un pueblo rebelde que desde tiempos remotos lucha por seguir adelante y por forjar un futuro de Soberanía plena, lo que conlleva no olvidar nuestro pasado más reciente, es decir, no arrepentirse de lo hecho, pues es nuestra historia con aciertos y errores, evidentemente, pero nuestra y es indigno renegar de ella aunque algunos se empeñen en ello. No, a mí que no me esperen pues no estaré con ellos. Pretender disfrazar una derrota queriendo hacer creer que se trata de un «proceso unilateral» es insultar a la inteligencia de todos. La deriva de Bildu y Sortu hacia los deseos de Madrid es más que evidente, olvidando, queriendo claro está, cuando en la izquierda abertzale se discutía sobre si convenía presentarse a las elecciones al Congreso. Ahora no sólo no se discute sino que se facilita aprobar los presupuestos del gobierno español.
He viajado miles de kilómetros visitando presos tanto por el Estado español como el francés, incluso por Irlanda y no puedo entender que se diga que su lucha ha sido estéril, que no debió de existir, que la única vía para vaciar las cárceles es el arrepentimiento basado en la aceptación de la pena y por consiguiente de la legalidad penal y judicial tanto española como francesa, siendo la realidad que van saliendo con cuentagotas pero con la pena completamente cumplida.
Que Roma no paga a traidores ya lo sabíamos pero hay quienes no se han enterado todavía pues dijeron que sin violencia todo era posible, paró la lucha armada pero luego pidieron más, había que arrepentirse y ahí las declaraciones de los voceros oficialistas, pero siguieron pidiendo más, fuera los ongi etorris y los pocos que hay son casi en forma clandestina o en intimidad y seguirán pidiendo cada vez más pues si se accede a todas sus peticiones, habrán logrado dominar la situación dejando vía libre a que escriban la historia que les conviene, el relato que les interesa y siempre desde el punto de vista español, sabiendo lo que ello significa: que los rojos bombardearon Gernika, que este pueblo no ha existido nunca, que Euskal Herria es un invento reciente, que España existe desde la prehistoria… y los «listos» poniendo alfombra roja para que sea más fácil. La canción arriba referida continúa y entre otras cosas dice: Retornarán los libros las canciones que quemaron las manos asesinas, renacerá mi pueblo de su ruina y pagarán su culpa los traidores. Los enemigos de nuestro pueblo alardean de que han conseguido el cese de la actividad armada sin contrapartidas, sin dar nada a cambio y tienen razón, pues ha sido la derrota más unilateral de una organización armada. Así lo creo, lo pienso y lo escribo, viendo el rumbo que han tomado, para los «listos» sólo queda llorar por los ausentes.
-La Verdad
Iñaki Egaña
Las declaraciones y artículos periodísticos de diversos actores del terrorismo de Estado, haciendo una clara apología de sus movimientos pasados, han ido acumulándose al sistemático matonismo político que impera en la clase política española cuando se trata de analizar el llamado caso vasco. Hace unos días, asimismo, el CNI se ha negado a declarar en un juicio con imputados vascos, recordando experiencias pasadas. El comodín, la Ley de Secretos Oficiales franquista, ahora en renovación, que permite a los aparatos del Estado proteger a sus servidores, sea cual fuera el delito y su magnitud.
Esta misma semana me invitaron a participar en un homenaje a los 39 muertos por el fascismo en la localidad ribera de Cortes, en la muga de Euskal Herria con Aragón. Después de tantos años, el mensaje que nos queda por transmitir está dirigido a las generaciones que nos suceden. Memoria y verdad. El párrafo anterior me ayudó a preparar el discurso.
Gabriel García Márquez escribía con pluma fina, ya hace años, algo así como que los hombres y mujeres nacemos con un disco duro que vamos rellenando a lo largo de nuestra vida, y que cuando se acerca la madurez, el disco ya está lleno. Y poco a poco vamos archivando, a partir de entonces, nuestras nuevas experiencias en disquetes y pendrives. Pero que cuando queremos gestionar temas profundos, echamos mano al disco duro, donde se asientan nuestras convicciones forjadas, añado yo, en el camino emancipador. Los disquetes son superfluos.
Frente a un público heterogéneo, manifesté que, en ese disco duro, debemos atesorar la memoria de los que nos precedieron y sus alas fueron esquilmadas por los verdugos de la libertad, para propagar en el tiempo sus ojos y la, en su mayoría, breve existencia. El pasado nos atosiga una y otra vez con las voces de los nuestros.
Hay, también –continué-, otra carpeta que debemos desbrozar, aunque en ello nos vaya un esfuerzo ímprobo frente al Gran Hermano que posee la fuerza de un Estado con medios ilimitados para hacer valer su posición. Es la carpeta de la verdad. “La verdad es siempre revolucionaria”, una cita atribuida, no importa su autor, a Lassalle, Lenin o Gramsci. Por eso la reacción siempre se vale de la mentira, de la ocultación de la verdad.
Parece que, en los últimos tiempos, la mentira se ha convertido en un señuelo habitual para evitar responsabilidades, en especial la de los criminales que andan sueltos por los estrados del poder político y económico. Uno de los delincuentes del Trío de las Azores sigue dando conferencias a precio de Hollywood, mientras aquel ministro de las cartas bomba a militantes de Herri Batasuna atiza al gobierno actual y rompe el carné de su antiguo partido, por reunirse precisamente con los que él mismo ordenó eliminar. El recorrido de la mentira es largo.
La verdad es un arma frente a la impunidad, frente a la insidia judicial y contra el negacionismo histórico. Las órdenes de Emilio Mola para señalar la Gernika civil como objetivo militar a bombardear por la Luftwaffe desapareció de los archivos militares de Ávila, las fichas penitenciarias de las Trece Rosas fueron robadas del Archivo de Penados de Alcalá de Henares, Martín Villa ordenó la destrucción de centenares de miles de expedientes sobre los crímenes del franquismo, el gobernador militar de Iruñea quemó los archivos del maquis, ubicados en la capital navarra. La Ley de Secretos Oficiales blinda al resto.
La impunidad incitó al matonismo. Mentira tras mentira, avalados por la indiferencia judicial, los torturadores, agasajados, indultados llegado el caso y ascendidos, se vinieron arriba. Más de cinco mil denuncias en Euskal Herria no son una casualidad, sino el producto de un protocolo aplicado junto al ocultamiento de la verdad. Las declaraciones del ex comisario José Manuel Villarejo, mostrando su pena por no haber participado en las desapariciones de militantes vascos y añadidas a las en su tiempo hechas por otros mercenarios del terrorismo de Estado, son parte de esa impunidad tan extendida que abre otra serie de matonismos también dialécticos. Unos y otros quieren participar en la caza al disidente (Artolazabal la última), incluso con los que continúan presos.
Esa impunidad tiene su apoyo en un consenso político que se agranda día a día con pequeños detalles como la publicación reciente de las memorias del antiguo jefe de los servicios secretos españoles, el general Emilio Alonso Manglano. Un fiasco. Hagiografía en vez de biografía. Y blanqueamiento de la actividad ilegal y de los altos cargos de los estados, incluido y sobre todo del fugado borbón a Abu Dabi.
La complicidad judicial ha respaldado este estado de la cuestión, con una magistratura que había avalado durante cuatro décadas un sistema fascista y en una noche se convirtió a la democracia, como por arte de magia. La conversión de los instrumentos franquistas en “demócratas” sin pasar la prueba del algodón y su continuidad endémica, nos ha llevado a la percepción actual. Los jueces españoles y su currículo, en su mayoría, actúan como agentes políticos para constreñir la libertad.
La última razón a esgrimir para abrir las ventanas a la verdad tiene su razón con el freno al negacionismo histórico. Un tema relevante sobre todo frente a las nuevas generaciones. El negacionismo tiene muchas caras, desde el ocultamiento de la autopsia de Txabi Etxebarrieta, que avala una ejecución extrajudicial, hasta las listas confeccionadas por las asociaciones de víctimas del terrorismo incluyendo a fallecidos precisamente por mercenarios a sueldo del Estado como si fueran voluntarios de ETA.
No es cuestión secundaria. Las últimas encuestas entre la juventud navarra muestran ese gran desconocimiento de los jóvenes sobre el terrorismo de Estado, negado y blanqueado por los medios adictos al poder. Por eso concluí en Cortes señalando que transmitamos todo esto a nuestras hijas, a nuestros nietos. Lo dijo Sócrates hace más de dos mil años, la verdad nos hará libres.