Alientos de lucha
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Las venas abiertas de América Latina
Eduardo Galeano
(Uruguay 1940 – 2015)
“En el referéndum de enero del 78, el voto por sí a la dictadura de Pinochet se marcó con una cruz bajo la bandera de Chile. El voto por no, en cambio, se marcó sobre un rectángulo negro.
El sistema quiere confundirse con el país. El sistema es el país, dice la propaganda oficial que día y noche bombardea a los ciudadanos. El enemigo del sistema es un traidor a la patria. La capacidad de indignación contra la injusticia y la voluntad de cambio constituyen las pruebas de la deserción. En muchos países de América Latina, quien no está desterrado más allá de las fronteras, vive el exilio en la propia tierra.
Pero al mismo tiempo que Pinochet celebraba su victoria, la dictadura llamaba “ausentismo laboral colectivo” a las huelgas que estallaban en todo Chile a pesar del terror. La gran mayoría de los secuestrados y desaparecidos en Argentina está formada por obreros que desarrollaban alguna actividad sindical. Sin cesar se incuban, en la inagotable imaginación popular, nuevas formas de lucha, el trabajo a tristeza, el trabajo a bronca, y la solidaridad encuentra nuevos cauces para eludir al miedo. Varias huelgas unánimes se sucedieron en Argentina a lo largo de 1977, cuando el peligro de perder la vida era tan cierto como el riesgo de perder el trabajo. No se destruye de un plumazo el poder de respuesta de una clase obrera organizada y con larga tradición de pelea. En mayo del mismo año, cuando la dictadura uruguaya hizo el balance de su programa de vaciamiento de conciencias y castración colectiva, se vio obligada a reconocer que “todavía queda en el país un treinta y siete por ciento de ciudadanos interesados por la política”.
No asistimos en estas tierras a la infancia salvaje del capitalismo, sino a su cruenta decrepitud. El subdesarrollo no es una etapa del desarrollo. Es su consecuencia. El subdesarrollo de América Latina proviene del desarrollo ajeno y continúa alimentándolo. Impotente por su función de servidumbre internacional, moribundo desde que nació, el sistema tiene pies de barro. Se postula a sí mismo como destino y quisiera confundirse con la eternidad. Toda memoria es subversiva, porque es diferente, y también todo proyecto de futuro. Se obliga al zombi a comer sin sal: la sal, peligrosa, podría despertarlo. El sistema encuentra su paradigma en la inmutable sociedad de las hormigas. Por eso se lleva mal con la historia de los hombres, por lo mucho que cambia. Y porque en la historia de los hombres cada acto de destrucción encuentra su respuesta, tarde o temprano, en un acto de creación.”
Sobre el autor:
Periodista, ensayista y recolector de historias populares. Buena parte de su vida la pasó en el exilio; volvió a su país natal en 1985. Entre sus obras más destacadas se encuentran Vagamundo, La canción de nosotros, Días y noches de amor y de guerra. Con Memoria del fuego inicia una trilogía que cuenta la historia de América desde su mitología. En Las Venas Abierta de América Latina planteó que la pobreza, el sufrimiento y el subdesarrollo de la mayoría de los pueblos latinoamericanos, no son un estado natural, sino causado por el saqueo económico e histórico, comenzado por España y otros países como el Reino Unido y los EEUU.
Descargas:
-“Las venas abiertas de América Latina”:
-“El Libro de los abrazos”:
–https://drive.google.com/file/d/1agalcDZClZjyyjkFpqX-IJENeXiichMt/view?usp=sharing