Mujeres luchadoras y sabias
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Clara Zetkin (I de II)
Alemania 1857 – Unión Soviética 1933
Hija de un maestro rural, cursó estudios de magisterio. En este período entró en contactó con un grupo de estudiantes y emigrados rusos, entre los cuales se encontraba el revolucionario ruso Ossip Zetkin, que poco después sería expulsado de Alemania.
En 1882 Clara se trasladó a París donde se casó con Ossip Zetkin. Allí conoció a Pottier, el poeta de la Internacional, a Louise Michel, a Jenny y Laura Marx, esta última casada con Paul Lafargue, uno de los dirigentes del ala marxista del movimiento obrero francés.
El glorioso ejemplo de la Comuna de París había llenado de temor a las clases dominantes de todo el mundo. En Alemania, Bismarck intentaba imponer el terror a la clase obrera alemana con la tristemente célebre ley contra los socialistas, que se mantuvo en vigor durante doce años: se disolvieron las organizaciones obreras y se prohibieron sus periódicos; sus dirigentes fueron perseguidos, terminando unos en la cárcel, otros en el exilio. Sin embargo, el movimiento obrero volvió a levantarse, lo que constituyó las bases para la unificación del movimiento socialista en la II Internacional, fundada en París en 1889. Zetkin contribuyó de forma notable a los trabajos preparatorios del Congreso, tanto con numerosos artículos en la prensa socialista alemana como participando personalmente en calidad de delegada de las mujeres socialistas de Berlín. Su informe supuso la primera intervención importante en la escena del movimiento obrero internacional y el inicio de una actividad que desarrollaría durante toda su vida, es decir, la organización internacional del movimiento femenino proletario. Hasta el estallido de la I Guerra Mundial, participó en todos los congresos de la II Internacional como una valiente propugnadora de los derechos de la mujer y de la lucha de clases contra el creciente reformismo del partido socialdemócrata alemán.
En 1890, después de revocarse la ley contra los socialistas, Zetkin volvió a Alemania. La ardua tarea que se había propuesto realizar la joven revolucionaria era la de organizar el movimiento femenino socialdemócrata. La legislación reaccionaria no solo no reconocía el derecho de voto a la mujer, sino que prohibía su adhesión y participación en organizaciones y asambleas políticas. En 1891, pasó a ser redactora del órgano de prensa femenina de la socialdemocracia alemana, Die Gleichheit, periódico que tuvo que abandonar en 1917 al no seguir “la línea política del partido”, entonces maniobrado por la mayoría revisionista. Los años en ese periódico son un importante testimonio de su capacidad publicista y militante, especialmente en lo que se refiere a los problemas que la galopante industrialización planteaba a la vida familiar de la mujer y a la educación de los hijos en la familia y en la escuela. En 1896, el partido consideraba el trabajo de la mujer como uno de los puntos más importantes del orden del día del Congreso de Gotha, convocado para octubre de aquel año. Zetkin presentó en el mismo su primer informe importante sobre la cuestión femenina. En 1898, en el Congreso del partido celebrado en Stuttgart, intentó que en el orden del día se incluyera el problema de los bernsteinianos. Contra el reformismo de Bernstein y de sus seguidores surgieron dos destacadas figuras: Clara Zetkin y la joven Rosa Luxemburgo, unidas por vez primera … /…