Muro de solidaridad y denuncias:
Solidaridad antirrepresiva:
-Sorteo. 1 € la papeleta.. STOP DESAHUCIOS.
Los beneficios irán destinados a cubrir las 21 propuestas de sanción y los gastos judiciales de los dos detenidos durante el desahucio de #josemanuelsequeda el pasado 18 de febrero.
PREMIOS: Entradas, láminas y más materiales. Libros/literatura. Tatuajes. Materiales de grupos de música. Ropa.
Los premios se anunciarán a través del twitter de svcarabanchel el día 2 de mayo.
Papeletas disponibles en: https://entradium.com/events/sorteo-antidesahucios
Punto físico de venta: Traficantes de sueños. Madrid.
Cualquier duda contacta con sorteoantidesahuciosagmail.com
Guerra sucia nazi:
-Neonazis de Bastión Frontal colocan su basura en las calles de Iruñea/Pamplona.
Confusionismo en el mensaje “Nacionalización ya. Sin socialismo no hay patria”.
Informa: Sare Antifaxista.
Guerra sucia y migrantes:
-“Refugees Wellcome”, si eres ucraniano. En Melilla, mientras, a palos con los migrantes.
Viñeta de Davila en Faro de Vigo.
Opinión:
-Ocuparse no preocuparse
Cesar Manzanos Bilbao.
¿Qué más decir y hacer para tratar de convencernos de qué vivimos en una eterna huida hacia adelante qué va destruyéndonos? Seguimos en el desenfreno de una creciente barbarie en la que nos han obligado a malvivir. Encerrados en el agobio de la ansiedad difusa, del temor de ayer al contagio y del de hoy a la inflación.
Sabemos que enfrentar los acontecimientos supone no vivir en y para ellos. Sabemos que afrontar los actuales conflictos pasa irremediablemente por constituirnos en un sujeto individual y colectivo cuya forma de vida real no coincida con las prácticas y valores dominantes, como son el afán de enriquecerse o el objetivo prioritario de acumular por ambición o por la creencia de que la posesión de dinero y patrimonio aporta seguridad y bienestar.
Estamos permanentemente preocupados por aquello que altera nuestra acomodada forma de vida, es decir, por los efectos de las catástrofes naturales, las pandemias o las guerras comerciales y militares que siempre organizan o provocan los ricos y pierden los pobres. Nos instalan en la preocupación inmediata del terror inducido para evitar que nos ocupemos de lo importante, como es, por ejemplo, luchar contra la explotación y la miseria que se cobran una víctima mortal cada 4 segundos en el mundo, o dedicarnos a desenmascarar el monólogo elocuente del poder que nos inyecta formas de percibir la realidad tal y como a él le conviene.
Independientemente de nuestro malestar y protesta, seguiremos siendo rehenes de la violencia material y simbólica que ejercen las clases dominantes mientras antepongamos nuestra comodidad y nuestra prioridad no sean las incontables víctimas del ultracapitalismo y sus guerras permanentes, de las violencias aporofóbicas, machistas, homófobas y xenófobas (de nuevo visibles en la gestión del refugio en la guerra de Ucrania). En definitiva, la clave está en saber que quieren tenernos en la preocupación para entretenernos y evitar que nos ocupemos de combatir su ostentosa vida, génesis de nuestras desgracias.
No olvidar jamás:
-13 de marzo de 1977, José Luis Aristizabal Lasa, muerto por las heridas producidas por un impacto de una bala de goma en el rostro por la policía armada.
12 de marzo de 1977, manifestación pro amnistía en Donostia. Las cargas policiales y las carreras salen del Casco Viejo y desembocan en el paseo de la Concha. Los antidisturbios no ahorran en gastos. José Luis Aristizábal Lasa, 20 años, estudiante en la Escuela Superior de Técnica Empresarial de Gipuzkoa, detiene el automóvil en el que circula por el paseo. Lleva la ventanilla del vehículo abierta. A un agente de policía no debe gustarle su cara, porque dispara una bala de goma a corta distancia, hacia la ventanilla abierta, destrozándole el rostro.
José Luis Aristizábal ingresa de urgencias en el Hospital Provincial con una conmoción cerebral. El diagnóstico no es muy optimista: fractura del hueso frontal, del temporal y del esfenoides, y pérdida del ojo derecho. Los médicos hacen lo que pueden en quirófano y lo ingresan en la UVI. A medianoche, con serios problemas respiratorios, se le practica una traqueotomía y entra en coma. A mediodía del 13 de marzo, José Luis Aristizábal muere.
-19 Septiembre de 1979. Piquetero muerto por la G.C.
Miembro de un piquete de huelga muerto en Oviedo por un disparo de la Guardia Civil.
Valeriano Martínez Pérez, de 41 años camionero asturiano, resultó muerto el 19 de septiembre de 1979 al recibir un impacto de una bala disparada por un cabo de la Guardia Civil, en un enfrentamiento entre un piquete de huelguistas y los miembros de la escolta de un convoy formado por siete camiones.
Los transportistas por carretera asturianos llevaban ya 28 días en huelga. El piquete de unos cien transportistas interceptó el convoy, compuesto por camiones de la empresa Carneado, que prestaba sus servicios para la central lechera, lanzando piedras contra los cristales de los vehículos y tratando de pinchar sus ruedas. Los miembros de la escolta, un cabo primero de la Guardia Civil y varios números, trataron de dispersar a los huelguistas con varios disparos. En un momento de la refriega el cabo primero, hizo un nuevo disparo, que alcanzó a Valeriano en pleno pulmón y lo mató. Dejó viuda y tres hijos. Pedían aumento de tarifas, extinción de los contratos abusivos que sufrían muchos, readmisión de cinco despedidos en Central Lechera Asturiana y que las grandes empresas pagarán a 90 días y no a 180.
-José Ortín Martínez. 21 de marzo de 2009. Preso político.
Militante histórico de la OMLE, el PCE(r) y los GRAPO, muerto en la cárcel de Fontcalent.
Semilla de libertad.
(Biografía, etiqueta caídos en prisión).
Para no manipular:
-Ramón Mercader, mi hermano. 50 años después.
Luis Mercader y Germán Sánchez.
Libro publicado en abril 1990. Descatalogado.
Este libro se publica, principalmente, para ayudar, a recordar objetivamente a mi hermano Ramón Mercader del Río, y así corregir la enorme cantidad de mentiras y errores que se han publicado tanto sobre Ramón como sobre mi madre.
Estas memorias se las debo a Ramón, en primer lugar, por haber sido siempre mi hermano más querido. Se lo debo también a todos los miembros de mi muy numerosa familia, los Mercader, que, a pesar de haber estado a ambos lados de la barricada durante aquellos terribles años treinta, nunca dudaron de la integridad de mi hermano.
Este libro también es el producto de una cierta provocación. Yo podía soportar hasta ahora, sin gran dificultad ni indignación, todo lo que han publicado en Occidente sobre Ramón Mercader y nuestra madre María de la Caridad del Río Hernández, periodistas y escritores indignos de este nombre y de las libertades democráticas de que gozan: mitad verdad, mitad mentira y, sobre todo con mucho morbo «para que sea más interesante».
Se puede y se debe criticar y comentar, aunque seriamente y de forma documentada, lo que hicieron Ramón y Caridad Mercader. Naturalmente, es fácil hacerlo ahora con toda la información de que disponemos y desde nuestra cómoda e invulnerable posición de gente «que no se ha mojado nunca».
Sin embargo, ahora ya no quiero soportar en silencio que «periodistas» ignorantes, sin querer investigar nada, sin seleccionar y por simple deseo de lucro o simplemente por odio, repitan en los periódicos de la URSS, como si fueran verdades absolutas, todas las barbaridades antes publicadas en Occidente.
Yo creo que jamás deberían olvidar los habitantes de la URSS que Ramón fue un Héroe de la Unión Soviética, que ha llevado siempre con orgullo hasta su muerte la célebre Estrella de Oro y que asimismo mi madre llevó sobre su pecho la Orden de Lenin.
Supongo que para muchos de los que escribieron sobre ellos toda clase de morbosidades, para «explicar» lo sucedido, es incomprensible que «ambos pudieran arriesgar desinteresadamente sus vidas, sólo por un ideal, por una Unión Soviética que en aquel entonces considerábamos ‘la patria de todos los comunistas del mundo'».
Estos críticos, nunca arriesgaron su piel por un ideal, mientras que él, además del riesgo y los sufrimientos que soportó, estuvo veinte años en una cárcel de México sin haber traicionado nunca a los suyos. Lo menos que se puede esperar de sus compañeros de armas aún vivos y de las nuevas generaciones de soviéticos, es que no le abandonen en tal situación, pero no prohibiendo escribir sobre él, sino revelando al pueblo soviético y al mundo entero la verdad sobre Ramón Mercader, las circunstancias de su captación y el asesinato de Trotsky, confirmadas con los documentos y pruebas que ellos poseen. En espera de ello publico este libro.
Difundido en facebook.
Como camarada y como ser humano Ortín «Rafa» era de 10 sobre 10: tranquilo, paciente, comprensible, claro, de convicciones firmes…lo tenía todo.