Mujeres luchadoras y sabias. Helen Keller, EE.UU. 1880-1968: «Ahora que apoyo al socialismo me recuerdan a mí y al público que soy ciega y sorda y especialmente responsable de errar».

Foto. Helen Keller.

Mujeres luchadoras y sabias

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Helen Keller

EEUU 1880 -1968

Cuando contaba con pocos meses de vida contrajo una enfermedad que acabó por dejarla sorda, ciega e incapaz de hablar.

En 1887, sus padres, contrataron a la profesora Anne Sullivan para intentar estimular a Helen y enseñarle el lenguaje de signos. El gran paso lo dio Keller cuando un día su profesora puso sus manos bajo un chorro de agua y a continuación realizó determinados movimientos en sus manos. Fue así como se dio cuenta de que los movimientos que su maestra estaba haciendo en sus manos expresaban la idea y la palabra agua. Comprendió que existí una relación entre las palabras y los objetos.

Anne pudo enseñar a Keller a pensar y a comunicarse: tocando los labios de otros mientras hablan, sintiendo las vibraciones, y deletreando los caracteres alfabéticos en la palma de la mano de Keller. Así aprendió a leer francés, alemán, griego y latín en braille y más adelante aprendió a hablar.

En 1888 asistió al Instituto Perkins para ciegos y a la Escuela Wright-Humason para los sordos en Nueva York. Cuando Keller tenía 24 años, en 1904, se graduó cum laude y llegó a ser la primera persona sorda en graduarse en la universidad. Un año antes había escrito el primero de sus catorce libros en el que describía su determinación para superar sus minusvalías.

Se convirtió en una oradora y autora de libros dedicados a la lucha a favor de los sensorialmente discapacitados. En 1915, fundó una organización sin fines de lucro para la prevención y tratamiento de la ceguera, dando conferencias por todo el mundo.

Se opuso a la participación de EE UU en la I Guerra Mundial y se mostró a favor de la revolución rusa. Posteriormente participó en la creación de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles.

Fue miembro activo del partido socialista, desde 1909 hasta 1921 hizo campañas y escritos en favor de las trabajadoras. Realizó frecuentes visitas a las fábricas de las que, en sus propias palabras, dijo: “He visitado talleres donde se explota al obrero, fábricas, barrios afectados. Si no lo podía ver, lo podía oler.”

Keller se unió a los Trabajadores Industriales del Mundo, organización sindicalista revolucionaria, pues sentía que el socialismo parlamentario “se hundía en el pantano político”. Por su militancia y apoyo a la lucha por la emancipación de las mujeres y contra la discriminación racial, acabó siendo acusada de incompetente “por sus incapacidades” a lo que respondió: “En otro tiempo sus cumplidos hacia mí eran tan generosos que me sonrojo al recordarlos. Pero ahora que apoyo al socialismo me recuerda a mí y al público que soy ciega y sorda y especialmente responsable de errar. Debo haberme empequeñecido en inteligencia desde que lo conocí… ¡Oh, ridículo Brooklyn Eagle! Socialmente sordo y ciego, defiende un sistema intolerable, un sistema que es la causa de gran parte de la ceguera y sordera física que nosotros tratamos de prevenir.”

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