Dignificación e inhumación de represaliados en Lugo / Libro: ‘Sobrevivir a Mauthausen-Gusen’, las memorias de Enrique Calcerrada / Teresa Galeote: ‘Agonía y muerte’ / Ángela Figuera: ‘A mis hermanas poetisas’.

Foto. Fosa 8 de Lagostelle.

Memoria histórica imprescindible:

Dignificación e inhumación de represaliados en Lugo

8 de mayo de 2022 a las 10 de la mañana, en el cementerio de Santa Mariña Lagostelle, Guitiriz, Lugo, llevaremos a cabo las dignificaciones e inhumaciones, de los 8 represaliados asesinados por los fascistas en octubre de 1936, cuyos nombres aparecieron en una nota en el interior de botellas, siendo visible el de Edmundo Peinado Ponte.

https://kaosenlared.net/dignificacion-e-inhumacion-de-represaliados-en-lugo/

Portada 1era edición libro de Enrique Calcerrada.

-Libros:

Ya está en las librerías la reedición de «Sobrevivir a Mauthausen-Gusen”, las memorias de Enrique Calcerrada Guijarro. Se trata de uno de los mejores y más completos testimonios, en primera persona, sobre el infierno que se vivió en Gusen. Este madrileño pasó 4 años en ese subcampo de Mauthausen, en el que pereció la inmensa mayoría de los republicanos españoles que fueron deportados a los campos de concentración nazis.

El empeño de su sobrina Esther ha hecho posible que está conmovedora obra haya sido reeditada, con una amplia tirada de ejemplares, por una gran editorial. Os la recomendamos.

«Sin dejarnos desperezar las piernas, o buscar apoyo en alguna parte donde engancharnos con las manos, salimos volando, lanzados por los SS, para caer varios metros más lejos, en vuelo plano, sobre el balasto o los raíles, encima de los que habían caído antes. En pocos minutos todos los presos componentes del convoy nos encontrábamos sobre el andén, alineados en cinco filas, encuadrados por dos barreras de militares de las SS, que vigilaban atentamente, fusil a la cadera, algo separados unos de otros. Retenían una jauría de perros lobo prestos a saltar contra los rezagados, inadvertidos o lisiados».

El viaje en tren había terminado para Enrique Calcerrada Guijjarro y otros cientos de excombatientes españoles republicanos. Habían salido del campo de Treviers en Francia en febrero de 1941. Un tren que creían que les llevaría a Suiza para poner fin de una vez a su cautiverio fuera de su país tras la derrota de la Segunda República. «Así, iniciamos el camino a pie. Dos vehículos con potentes faros enviaban su flujo luminoso, alumbrando hacia la atropellada formación. Los perros lobo y sus servidores levantaban un escándalo ensordecedor entre aullidos y baladros, lanzándose en salvaje asalto contra los heridos y menos aptos para seguir la rauda marcha impuesta por los SS».

En realidad se habían bajado en Austria, desde donde recorrerían el camino a pie hasta su verdadero destino, el horror de Mauthausen, uno de los cientos de campos que habían establecido los nazis en Alemania, Austria y el este de Europa. Uno de los peores campos de trabajo, tenía aún la sorpresa de su satélite, Gusen, campo de exterminio. Enrique sería uno de los pocos supervivientes de la extenuación y la tortura a la que fueron sometidos por parte de las autoridades nazis, lejos de su país y olvidados por las autoridades franquistas.

*Un madrileño en Mauthausen.

http://www.presos.org.es/index.php/2018/01/22/un-madrileno-en-mauthausen-2-de-2/

Monumento y placas a las Trece Rosas.

-Teresa Galeote Dalama

Agonía y muerte

(dedicado a las Trece Rosas)

Es tres de agosto, pero hace frío.

El sol cae sobre el horizonte

sin borrar la madrugada.

Y entre muros de agonía

trece mujeres sollozan

mientras esperan el alba.

Negra; muy negra es la noche

de las presas en capilla.

Un duermevela en silencio,

unos pasos que se acercan,

unos goznes que chirrían,

una puerta que se abre

y un murmullo que se apaga:

“El paredón nos espera”.

Fueron trece las mujeres

llevadas al cementerio.

Caminan con paso lento

y un murmullo en la garganta

que quiere levantar el vuelo.

Ese negro amanecer,

trece mujeres caminan

con el temblor en sus cuerpos.

II

Bien ordenados esperan

unos hombres sin piedad,

hombres recios, silenciosos,

que esperan la voz,

“disparen”.

No habrá un momento de olvido,

ni una duda, ni un perdón

que impida la orden dada.

Manos que no se acobardan,

Dedos que firmes esperan …

y matan.

La Sangre brota con furia,

tiñen de rojo sus cuerpos,

y en el último latido

intactos quedan sus sueños.

Es tres de agosto.

Y una fragancia de rosas

envuelve la madrugada

Trece;

son trece las mujeres asesinadas.

Foto y datos Ángela Figuera.

Ángela Figuera

En 1950, escribía en el poema, Exhortación impertinente a mis hermanas poetisas, publicado en el nº 45 de la Revista Espadaña‘:

«Levantaos, hermanas. Desnudaos la

túnica.

Dad al viento el cabello. Requemaos

la carne

con el fuego y la escarcha de los días

violentos

y las noches hostiles aguzadas de

enigmas.

No os quedéis en el margen…»

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