Mujeres en todos los frentes
Libro
Aurora Picornell
Palma de Mallorca 1912 – 1937
Nació en el barrio costero del Molinar de Levante de Palma de Mallorca, en el seno de una familia obrera, fue la sexta de siete hermanos, hija de Gabriel Picornell Serra, un carpintero comunista que fue fusilado, junto a sus hijos mayores Ignacio y Gabriel, tras la sublevación militar del 18 de julio de 1936. Mejor suerte corrieron Juan y Libertad, otros hermanos de Aurora, que salvaron sus vidas, pues habían embarcado el mismo 18 de julio, para participar en las Olimpiadas Populares que se debían celebrar en Barcelona.
Cuando tenía tan solo 16 años, realizó su primer “pinito” literario realizando el prólogo del libro ¿Es la mujer superior al hombre? A los 18 años, escribió su primer artículo, bajo el seudónimo de “Amanecer”, iniciándose una serie de frecuentes artículos sobre cuestiones relacionadas con la mujer, sobre política y sindicalismo dentro de la prensa de la época, entrevistando a republicanos y comunistas.
En 1930 comenzó a militar en la Lliga Laica de Mallorca. En 1931 organizó el sindicato de costureras de las Illes Balears, Sindicat de Sastresses, para ingresar más tarde en el PCE, tras haber militado brevemente en la Juventud Republicana Federal.
“La gente que la conoció recuerda de ella su alegría y optimismo. Era, dicen, eléctricamente optimista. Era una gran escritora y tenía un muy buen verbo. Sus escritos muestran una cosa que no se ve hoy en día. Denuncia la explotación laboral desde la primera persona, desde la práctica y denuncia a los explotadores con nombre y apellidos.” (Josep Quetglas. Aurora Picornell. Escrits 1930-1936.)
En 1932 se trasladó a Valencia donde seguiría escribiendo bajo el pseudónimo de Amparo Pinós, siguiendo la costumbre de conservar las iniciales, en la clandestinidad, de su verdadero nombre. Allí se unió a un destacado dirigente de la Internacional Comunista, Heriberto Quiñones, con quien tuvo una hija, iniciando junto a él una nueva andadura política que alcanzó su cenit cuando, tras la Revolución de Asturias de Octubre de 1934, su compañero fue detenido y encarcelado por manifestarse contra la represión de los mineros asturianos. Sola, tuvo que regresar forzosamente al cobijo de su familia en Mallorca.
De vuelta a la isla se acrecentó su actividad política y empezó su época de más activismo político, participando en la implantación del PCE en la isla de Menorca y en la extensión del Socorro Rojo Internacional, pasó así a convertirse en una de las principales dirigentes del PCE de les Illes Balears.
Apodada “La Pasionaria Mallorquina”, fue muy activa en la defensa de la emancipación de la mujer y recorriendo las diferentes poblaciones de la isla, denunciando, con nombres y apellidos, a quienes explotaban a las trabajadoras y trabajadores; convirtiéndose en la referencia del movimiento obrero y comunista balear, quedando señalada como uno de los objetivos principales de la Falange mallorquina. Fue también la organizadora y responsable de la sección femenina del PCE y aumentó su intervención en mítines políticos, hasta que fue detenida, en octubre de 1935, y juzgada por vender, junto a otras compañeras, ejemplares de la revista Nuestra Palabra, órgano del PCE. Encarcelada, siguió escribiendo sobre las penosas condiciones en las que vivía, denunciando el trato injusto que padecían las presas, lo que supuso que pasara a ser una «odiosa» roja por parte de los fascistas locales.
Recuperada la libertad, Picornell siguió colaborando con su compañero, que había sido liberado en 1935. Con la dirección del Socorro Rojo Internacional y de la revista Nuestra Palabra en su mano, siguió trabajando para que las mujeres mallorquinas ganaran peso en la política y en lo social del aquel entonces. Por las noches, se dedicaba, junto otras y otros compañeros, a enseñar a los niños sin recursos del barrio del Socors de Palma a leer y escribir, junto a su camarada comunista Joan Mercante, que fue también asesinado en Porreres en la misma noche que ella.
En la primavera de 1936, Picornell y su compañero, enfermo de tuberculosis, viajaron a Madrid para que este fuera tratado de su enfermedad. Poco tiempo después volvió a Mallorca, pues allí se encontraba la hija de ambos de muy corta edad.
Al producirse el golpe de Estado del 18 de julio de 1936 fue, junto a otros dirigentes del Frente Popular, a solicitar al gobernador civil Antonio Espina García, miembro del Partido Republicano Radical Socialista, la entrega de armas para enfrentarse a los golpistas y derrotar al fascismo. Sin embargo, este les manifestó que no era necesario pues el general Manuel Goded Llopis (que estaba implicado en la conspiración militar y que había sido designado jefe de la sublevación en Barcelona) le había prometido esa misma mañana su lealtad a la República. Al día siguiente este general dictó un bando militar y Mallorca cayó en manos de los sublevados fascistas. La represión comenzó ese mismo día 19 de julio mediante las listas hechas, tanto por los líderes locales de la Falange, como los núcleos de poder tradicionales y los caciques de los pueblos.
Tal como estaba calculado y acordado por los militares golpistas, el general Manuel Goded se trasladó, en un hidroavión, a liderar la sublevación en Barcelona. Un vez llegado a la ciudad condal consiguió arrestar al comandante en Jefe de la IV División Orgánica, el general Francisco Llano de la Encomienda; sin embargo, fracasó en su intento de tomar el control de Barcelona y, tras duros combates, el general Goded se rindió, siendo arrestado el mismo día 19, por las autoridades republicanas y fusilado el 12 de agosto.
Conociendo que sería uno de los objetivos de los facciosos, Picornell se refugió en la Casa del Pueblo, donde fue inmediatamente detenida el 19 de julio de 1936 y encarcelada en noviembre de 1936, en la prisión de mujeres de Can Sales de Mallorca. En un primer momento hubo un intento de obtener su liberación por la vía de la negociación por parte de su compañero Heriberto desde Barcelona, mediante un intercambio de prisioneros, pero los intentos fracasaron.
Picornell, sentenciada a la pena capital desde que fue detenida, fue sacada de la prisión, junto a algunas compañeras costureras, por un grupo de falangistas en la noche de Reyes y llevada al convento de Monuiri donde fue torturada cruelmente.
Al despedirse de sus compañeras de celda, se llevó consigo una bobina de hilo y les dijo: “Si sobrevivo, os haré llegar estos hilos”. Sin embargo, esperaron en vano, la bobina nunca regresó. Esa misma noche, frente a la fachada del cementerio de Porreras, fue asesinada a sangre fría, con 24 años, junto a otras cuatro compañeras del sindicato de costureras: las comunistas Catalina Flaquer Pascual y sus dos hijas Antonia y María Pascual Flaquer y, Belarmina González Rodríguez, que habían sido detenidas y encarceladas en los días inmediatamente posteriores al golpe de Estado fascista. Víctimas de salvajes violaciones y vejaciones, fueron finalmente fusiladas. Todas ellas son conocidas como Les Roges des Molinar. Solo en la isla de Mallorca, la cruel represión franquista costó la vida a unos 2.300 republicanos. El cuerpo de Aurora Picornell, tirado en una fosa común, nunca fue localizado.
Aurora Picornell fue una mujer que luchó por ser siempre libre y que cayó bajo las balas asesinas de los fascistas. Una aguerrida mujer comunista, de verbo y escritura fácil, que formó parte de una de las familias más destacadas y represaliadas de Mallorca.
«Camarada: tu artículo y singularmente donde aludes a mi persona me llena de satisfacción, porque me demuestra que mi participación en la lucha revolucionaria es un estímulo para las mujeres obreras y campesinas de Baleares. Es mi objetivo. Dices que te considere una de las más adictas camaradas. Como a tal te considero, es más, donde hay una mujer obrera, campesina, una mujer explotada en suma, hay una hermana para mí, y máxime cuando como tú sientes ansias de liberación. Incorpórate a la lucha, camarada, nunca te sentirás tan feliz como cuando veas que con tu esfuerzo contribuyes a la noble causa de los oprimidos. Luchar por una vida feliz, sin hambre, sin fascismo y sin guerras.»
(Carta de Aurora Picornell A la compañera M. J. de Pina. Nuestra Palabra, Órgano del Comité Balear del Partido Comunista de España (PCE), nº 135. Palma, 14 de mayo de 1936).
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