Mujeres luchadoras y sabias
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Flora Tristán
Volveremos
-septiembre 1843-
A mis hermanos
¡Pasará el tiempo, los días, los años!
¡Crecerá la hierba sobre los muertos!
Acabará sus días lo que hoy nazca;
los barcos no volverán a los puertos.
Pasarán las noches oscuras,
se harán polvo las altas montañas,
las celdas, las tumbas,
pasarán como las olas
pero, proscritos o muertos,
volveremos.
Volveremos en multitud innumerable;
volveremos por todos los caminos,
como espectros vengadores saliendo de la sombra,
volveremos apretando los puños.
Unos en sus pálidos sudarios,
otros todavía sangrantes,
lívidos bajo las rojas banderas
los huecos de las balas en sus flancos.
¡Todo acabó!
Los fuertes, los valientes,
todos habéis caído, oh, mis amigos,
y ya se arrastran los esclavos, los traidores y los viles.
Pero ayer, yo os soñé,
hermanos míos,
hijos del pueblo victorioso,
fieros y valientes como nuestros padres marcharon,
con la Marsellesa en los ojos.
Hermanos, en tal desmedida lucha,
amé vuestro coraje ardiente,
bajo la metralla rugiente y tonante,
con las rojas banderas flameando al viento.
Volveremos por todos los caminos.
Volveremos…
Flora Tristán
Francia 1803 – 1844
A pesar de pasar su primera infancia en un ambiente de lujo –su padre era un coronel peruano miembro de la Armada Española– al morir este y no haberla reconocido legalmente, dejó en la miseria a ella y a su madre que regresó a Francia, su país natal. Tristán comenzó a trabajar como obrera litógrafa y con apenas 17 años se casó con André Chazal, el dueño del taller, del que acabó separándose, huyendo con sus dos hijos, a causa de los malos tratos del marido. Su doble condición de hija natural y esposa separada la redujo a la marginal condición de paria, como le gustaba autodenominarse.
Viajó a Perú en 1832 con la intención de reclamar ayuda económica a la familia de su padre, que finalmente accedió a pasarle una pensión mensual.
De regreso a Francia, emprendió una campaña a favor de la emancipación de la mujer, los derechos de los trabajadores y en contra de la pena de muerte. Ya había conseguido la separación legal de su marido y la custodia de sus hijos, sin embargo, Chazal, enfurecido e impotente, intentó asesinarla, disparándole en la calle y dejándola malherida.
Tristán publicó en 1840 un coherente programa socialista en L’Union Ouvrière en el que clamaba por la necesidad de los trabajadores de organizarse. Se convirtió así en la primera mujer en hablar del socialismo y de la lucha de los proletarios. Karl Marx le reconoció su carácter de “precursora de altos ideales nobles”.
Murió a los 41 años, víctima del tifus, mientras se hallaba en plena gira en el interior de Francia promoviendo sus revolucionarias ideas.
Obras de Flora Tristán:
-Peregrinaciones de una paria (texto francés, 1839 y 1840; traducción española de Emilia Romero, 1946 y 1971), libro que se presenta como una memoria de su viaje a América y su estancia en Perú entre 1833 y 1834. Es un libro fundamental para conocer de cerca los avatares de la incipiente república peruana, cuyas prácticas y costumbres fueron analizadas detenidamente por la autora.
-Paseos en Londres (1840), pieza que contiene agudas críticas a la civilización británica.
-La unión obrera (1843), folleto donde se sintetiza su ideario o programa de reformas a favor de la clase proletaria; obra fundamental de la biblioteca de Marx.
-La emancipación de la mujer (texto francés, 1845 y 1846; traducción española de M. E. Mur de Lara, 1948) donde se manifiesta rudamente contra la inferioridad matrimonial del sexo femenino y ataca la gazmoñería del ambiente.
-Mephis, novela cuyo protagonista aparece como una combinación de Mesías y Mefistófeles.