Ángela Figuera Aymerich. Poeta imprescindible. Catedrática, tras la guerra fue expulsada de la docencia. Por eso siempre dijo «No quiero».

Foto. Ángela Figuera.

Mujeres en todos los frentes:

Libro.

Ángela Figuera Aymerich

Bilbo 1902 – Madrid 1984

Maestra y poeta vasca nacida en Bilbo. De padre ingeniero, fue la mayor en una familia de nueve hermanos. Figuera fue una de las primeras mujeres en conseguir el bachillerato en Bilbo. Desde muy joven comenzó a escribir poesía y cuentos infantiles.

En 1925 se trasladó a Valladolid y posteriormente a Madrid paraestudiar Filosofía y Letras. En la capital trabajó como docente en varios colegios hasta que, en 1933, ganó la Cátedra de Lengua y Literatura para institutos de segunda enseñanza, siendo destinada a Huelva. Al año siguiente se casó con su primo, Julio Figuera, de filiación socialista. En 1935, en un parto muy difícil, pierde a su primer hijo. Al estallar la guerra regresó a Madrid y en diciembre de 1936, en pleno bombardeo de la ciudad, nació su segundo hijo. En febrero de 1937, Figuera y su familia fueron evacuados a Valencia y posteriormente a Murcia. Al acabar la guerra, de vuelta en Madrid, fue expulsada de la docencia y, sin trabajo, se volcó en su labor como escritora.

Mujer de barro, publicado en 1948, fue un primer libro de contenido personal, donde se expresaba sus deseos y sentimientos de mujer y madre consciente y liberada:

Serán las madres las que digan: Basta.

Esas mujeres que acarrean siglos

de laboreo dócil, de paciencia,

igual que vacas mansas y seguras.(…)

No más parir abeles y caínes.

Ninguna querrá dar pasto sumiso

al odio que supura incoercible…

En 1949 publicó su libro Soria pura, y comenzó a mantener una estrecha amistad con los poetas vascos Gabriel Celaya y Blas de Otero. Posteriormente se editaron Vencida por el ángel, Grito inútil, Los días duros y Víspera de la vida, libros todos de un marcado contenido social que mostraban la falta de libertades, la situación de discriminación y explotación de las mujeres o el drama de la miseria generalizada y los efectos de la guerra. Una poeta comprometida contra las injusticias y por ello injustamente ignorada, olvidada, pese a la creación de una poética social de gran intensidad, sensibilidad y sencillez. En todo caso un testimonio de resistencia y consecuencia con sus valores y convicciones, de plena vigencia hoy día:

No. Ya no puedo estar, como solía,

oculta en matorral de madreselvas.

En 1954 comenzó su trabajo como traductora y encontró un puesto en la Biblioteca Nacional, encargándose de una “bibliobús”, un sistema de biblioteca ambulante que se ocupaba de llevar libros a la periferia de Madrid que era más de su agrado. “… un servicio estupendo y yo lo hago encantada, con verdadero apasionamiento, aunque la remuneración es muy pequeña, como todas las que se cobran en España… Se pone uno en contacto con el pueblo y se le orienta y se le educa en la lectura y no sabes cómo lo agradecen y qué contentos y amables se muestran con nosotros las bibliotecarias, y hasta nos toman afecto…”.

A partir de este momento realizó viajes a Marruecos (1955), a París (1957) donde pudo disfrutar de una beca para estudiar sistemas de organización de bibliotecas.

En 1958, para que la censura no limitara su libertad de expresión o impidiera su impresión, decidió publicar en México Belleza cruel, con prólogo de León Felipe. El libro quería ser la voz, la poesía que los vencidos estaban escribiendo desde dentro, una suerte de puente entre el exilio exterior y el interior.

Alegraos, hermanos, porque vivos seguimos.

Verticales, calientes sobre tierra segura

persistente al estruendo y a la dura piqueta.

Fue en 1966 cuando realizó su primera visita a la URSS y en 1969 a México.

Desde 1961 residió en Avilés, donde trabajaba su marido. Regresó a Madrid en 1971, manteniéndose al margen de los círculos literarios oficiales. Y, como ya lo había reclamado en sus poemas, crítica y resistente respecto a esa infamia llamada Transición hasta su fallecimiento, en abril de 1984.

Levantaos, hermanas. Desnudaos la túnica.

Dad al viento el cabello. Requemaos la carne

con el fuego y la escarcha de los días violentos

y las noches hostiles aguzadas de enigmas.

No os quedéis en el margen….

Con sus poemas pretendía, según escribió, “crear belleza con la palabra […] acompañar, consolar, denunciar, protestar, gritar, dar fe de amor a las cosas grandes y pequeñas”. Por eso, solo por eso, Ángela Figuera ha sido condenada al olvido, primero por un régimen cruel al que desnuda y después por esa “izquierda” domesticada que ha pasado de puntillas sobre la memoria histórica, ocultando tanta verdad y dignidad como la que nos ha dejado esta poeta cuando nos dice qué es lo que “no quiere”:

Foto Ángela «una poeta imprescindible».

NO QUIERO

No quiero

que los besos se paguen

ni la sangre se venda

ni se compre la brisa

ni se alquile el aliento.

No quiero

que el trigo se queme y el pan se escatime.

No quiero

que haya frío en las casas,

que haya miedo en las calles,

que haya rabia en los ojos.

No quiero

que en los labios se encierren mentiras,

que en las arcas se encierren millones,

que en la cárcel se encierre a los buenos.

No quiero

que el labriego trabaje sin agua,

que el marino navegue sin brújula,

que en la fábrica no haya azucenas,

que en la mina no vean la aurora,

que en la escuela no ría el maestro.

No quiero

que las madres no tengan perfumes,

que las mozas no tengan amores,

que los padres no tengan tabaco,

que a los niños les pongan los Reyes

camisetas de punto y cuadernos.

No quiero

que la tierra se parta en porciones,

que en el mar se establezcan dominios,

que en el aire se agiten banderas,

que en los trajes se pongan señales.

No quiero

que mi hijo desfile,

que los hijos de madre desfilen

con fusil y con muerte en el hombro;

que jamás se disparen fusiles,

que jamás se fabriquen fusiles.

No quiero

que me manden Fulano y Mengano,

que me fisgue el vecino de enfrente,

que me pongan carteles y sellos,

que decreten lo que es poesía.

No quiero amar en secreto,

llorar en secreto

cantar en secreto.

No quiero

que me tapen la boca

cuando digo NO QUIERO…

En el libro, bio de Figuera.

El libro «Mujeres en todos los frentes», en el catálogo de materiales.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.